Entre Espartero y la huelga general de 1902
Hay que remontarse a la entrada de Prim en Barcelona, el 15 de junio de 1843, para referirse al nacimiento de la que hoy es la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona. La derrota de los soldados de Espartero provoc¨® la eclosi¨®n de proyectos fundamentales para la econom¨ªa barcelonesa: el engrandecimiento de la ciudad -tantas veces aplazado- gracias a la demolici¨®n de parte de las murallas que limitaban su exp¨¢insi¨®n hacia poniente; la apertura de la calle de Ferran, que a¨²n ahora une la plaza de Sant Jaume con la Rambla; los primeros esbozos para levantar el Gran Teatro del Liceo; el proyecto de conectar Barcelona con Matar¨® a trav¨¦s de un ferrocarril.
En aquellos d¨ªas renace la idea de fundar una caja de ahorros provincial, que la Junta de Comercio y la Sociedad Econ¨®mica de Amigos del Pa¨ªs estudiaban desde 1835.
La Caixa de Barcelona (el Monte, dicen los habituales en el mundo de las cajas) naci¨® al fin en 1844. Desde el principio, y durante su larga trayectoria, ha sido la caja de los marqueses. Entre los nobles que han tenido ocasi¨®n de formar parte del consejo de esta entidad se puede citar a los marqueses de la Quadra, de Alfarr¨¢s, de Al¨®s, de Lli¨®, de Camps, de Puertonuevo, de Palmerola, de Castelldosrius, de Galtero, de Caldas de Montbui, de San Antonio, de Sentmenat, de Soto-Hermoso, de Dou, de Zambrano, de Vilallonga, de Sagnier, de Castellflorite, de Casa Pinz¨®n, de Monsol¨ªs, de Mura, y de Coscojuela; los barones de Mald¨¢, de Vilagai¨¢, de Purroy, de Viver, de Albi y de Quadras; los condes de Figuerola, de Belloch, del Valle de Marl¨¦s, de Sert y de F¨ªgols; el vizconde de Forgas; o el duque de Solferino.
Todav¨ªa en 1977, en el ¨²ltimo consejo de administraci¨®n previo a la reforma de Fuentes Quintana, figuraban como titulares del mismo los marqueses de Castelldosrius, de Vilallonga, de Barber¨¢, de Mura, de Montoliu, de Dou, de Monsol¨ªs y de Alfarr¨¢s (que hoy ostenta la presidencia honor¨ªfica); los barones de Vilagai¨¢ y de Terrades; el conde del Valle de Marl¨¦s; el vizconde de G¨¹ell y el duque de Maqueda.
La salida sin traumas de los marqueses dio paso a una etapa de modernizaci¨®n de la entidad, bajo la presidencia de Eusebi D¨ªaz Morera y la direcci¨®n de Andreu Buades.
El nacimiento de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros (La Caixa, para el p¨²blico, y Pensiones para los del mundillo) tuvo un nacimiento menos aristocr¨¢tico y mucho m¨¢s burgu¨¦s. El gran impulsor del proyecto fue Francesc Moragas i Barret. Impresionado y conmocionado por la sangrienta huelga general convocada por los anarquistas en 1902 en Barcelona, Moragas se empe?¨® en la creaci¨®n de una instituci¨®n "protectora del obrero". La cuesti¨®n era que "las clases directoras ayuden a las m¨¢s desvalidas", porque de este auxilio "nacer¨ªan numerosas costumbres econ¨®micas y sociales como las pensiones de retiro para la vejez, las de invalidez, los seguros sociales...".
Los promotores hicieron p¨²blico un manifiesto el 1 de marzo: "?Barceloneses! Sea la caridad rama de olivo que anuncie el final de la tempestad y el comienzo del periodo de paz y concordia, que por el bien de todos Dios rija este emporio de las artes y las industrias". El manifiesto permiti¨® recoger en la primera fase de la suscripci¨®n, 87.741,79 pesetas. De ellas, 25.358 se destinaron a los heridos y a las familias de los muertos, mientras el resto constituy¨® "el punto de partida de la entidad privada de previsi¨®n social y ahorro m¨¢s importante de la historia de Espa?a", como escriben Jordi Nadal y Carles Sudri¨¢ en su Historia de la Caixa de Pensions.
El 5 de abril de 1904 se celebr¨® la junta general constitutiva, que aprob¨® los estatutos y eligi¨® el primer consejo directivo: el primer presidente fue Llu¨ªs Ferrer-Vidal i Soler, y el primer director-general el propio Moragas, ambos seguidores de la Lliga Catalanista.
El proyecto fue bien recibido por conservadores y catalanistas, pero atacado por Alejandro Lerroux. "Iniciado por tales elementos el proyecto de una Caja de Pensiones para los obreros, no es extra?o que haya muerto antes de nacido, y que la constituci¨®n de la Junta haya causado una deplorable impresi¨®n en los c¨ªrculos obreros que si rechazan la suscribci¨® de la por (sic) [suscripci¨®n del miedo], han de rechazar con mayor menosprecio un ensayo de instituci¨®n simp¨¢tica y necesaria, pero que no puede ser planteada por quienes han de encarnar en su seno los perjuicios, los exclusivismos y los ego¨ªsmos que representan", escrib¨ªa La Publicidad, el diario republicano de Lerroux.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.