El gran ¨¦xodo
Recuerdo a un amigo m¨ªo, profesor de una universidad californiana, que se sorprend¨ªa de los h¨¢bitos europeos respecto de las vacaciones. Le parec¨ªa curioso que pr¨¢cticamente todo el mundo dispusiera de un mes de vacaciones, y m¨¢s perplejidad le causaba a¨²n el hecho de que casi todos se concentraran en un mes o mes y medio. Pues bien, aquello que sorprend¨ªa tanto a mi amigo americano es rigurosamente exacto porque, cuando se aproxima el verano, o m¨¢s concretamente el principio de agosto, toda Espa?a empieza a conmocionarse, al tiempo que se prepara para eso que t¨®picamente suele llamarse el gran ¨¦xodo vacacional, y este ¨¦xodo -recordemos que, etimol¨®gi c am ente, quiere decir salida- se convierte habitualmente en uno de los acontecimientos que despiertan m¨¢s inter¨¦s por parte de la sociedad, a juzgar por la cantidad de tinta y papel que le dedica la Prensa y los muchos minutos de emisi¨®n que consume en los medios audiovisuales en estas fechas.En este gran despliege informativo que realizan los medios se trata de centrar la atenci¨®n de los ciudadanos sobre los problemas que pueden surgir en las carreteras como consecuencia de la presencia en ellas de un n¨²mero de veh¨ªculos muy superior al que pueden admitir. Pero, sobre todo, es un excelente pretexto para recordar una serie de pautas de comportamiento que traten de paliar el aumento de exposici¨®n al riesgo que tan masiva circulaci¨®n supone. As¨ª se insiste sobre los mensajes b¨¢sicos de seguridad vial, como los referentes al cintur¨®n de seguridad, al alcohol y conducci¨®n y a la necesidad de mantener una velocidad adecuada. Junto a ¨¦stos, tambi¨¦n se dan consejos sobre c¨®mo preparar el viaje, se recuerdan sugerencias espec¨ªficas respecto a los desplazamientos masivos, la necesidad de los descansos peri¨®dicos, las normas para conducir en caravana, etc¨¦tera. Todo ello se repite a?o tras a?o, y a?o tras a?o la mayor parte de los automovilistas acepta estas sugerencias, incorpor¨¢ndolas con naturalidad a su comportamiento.EscalonamientoSin embargo, hay otra sugerencia, otro consejo que, aunque igualmente repetido, no recibe el mismo g¨¦nero de aceptaci¨®n por parte de los conductores, y es el referente al escalonamiento de las salidas. Es habitual que en la madrugada del primero de agosto se lancen a la carretera -en un coordinado un¨ªsono- la mayor parte de las personas que salen hacia alg¨²n lugar de playa. La raz¨®n de ello es muy sencilla y est¨¢ corroborada por m¨²ltiples estudios sociol¨®gicos, y es que estas personas van a hoteles o apartamentos que no est¨¢n a su disposici¨®n m¨¢s que a partir del d¨ªa 1, con lo cual son muchas las carreteras que desde el amanecer soportan un tr¨¢fico muy superior a su capacidad y el atasco -corolario inevitable de esta disfunci¨®n entre intensidad y capacidad- se produce habitualmente. Si un determinado itinerario tiene en un punto una capacidad (incluidos carriles adicionales e itinerarios de evasi¨®n) por ejemplo de 5.000 veh¨ªculos / hora y en un momento dado la demanda puntual de tr¨¢fico sube hasta 10.000, el atasco es inevitable aunque haya una presencia importante de la Guardia Civil, por muchos medios t¨¦cnicos de control del tr¨¢fico que se aporten y por m¨¢s que se limite la circulaci¨®n de camiones o se suspenda la ejecuci¨®n de obras.
Esto no es fatalismo, es la pura constataci¨®n de una realidad fisica. Donde s¨®lo caben 1.000 coches no pueden entrar 2.000. Pero es que adem¨¢s esta realidad no carece de l¨®gica porque no ser¨ªa natural dimensionaruna red de carreteras pensando en la demanda circulatoria que se genera en la madrugada del primero de agosto o en otro momento puntual del a?o. Por eso los atascos y retenciones son habituales en estas fechas incluso en pa¨ªses con envidiables redes de autopistas.
?sa es la raz¨®n por la que una y otra vez se lanza a la sociedad el mensaje de que es necesario desconcentrar la salida, pero ¨¦ste es un aspecto en el que no se puede -ni se debe- violentar la voluntad del ciudadano.V¨ªctimas
Distinto es el otro problema que deriva de la circulaci¨®n masiva propia de las vacaciones, y que es el "sino ingrediente que viene a empa?ar el discurso positivo y vitalista sobre el tr¨¢fico y la motor?zaci¨®n como fen¨®menos sociales: el tremendo balance de v¨ªctimas que se cobra en la carretera -m¨¢s incluso durante los desplazan¨²entos cortos desde el lugar de destino que en las grandes operaciones salida y retorno-, y que en lo que llevamos de verano ha supuesto un importante incremento tanto en el n¨²mero de accidentes comode v¨ªctimas. Y aqu¨ª no cabe hacer valoraciones, ni paliar la gravedad del problema, ni plantear si el mayor riesgo es compensado por las ventajas del coche. La vida es lo m¨¢s importante, y el derecho a ella, el primero que hay que tutelar, siendo imprescindible el trabajo conjunto y solidario de toda la sociedad y de todos los poderes p¨²blicos. Es indudable que una pol¨ªtica coherente de seguridad exige una acci¨®n coordinada que mejore las carreteras y su entorno, que promueva medidas de seguridad en los veh¨ªculos y una mayor responsabilidad en el comportamiento de los ciudadanos como conductores o peatones. Pero cuando se encara una operaci¨®n verano, que se va a desarrollar en un per¨ªodo concreto, en el que las infraestructuras no han evolucionado al rri¨ªsmo ritmo al que aumenta la circulaci¨®n y en elque la renovaci¨®n del parque automovilist¨ªco sigue una cadencia m¨¢s lenta de la deseable, es obligado hacer una apelaci¨®n emocionada a los hombres y mujeres que van a ocupar las carreteras -incluyendo a esos millones de turistas extranjeros cuya presencia y participaci¨®n en los accidentes hace que se desvirt¨²en todos los ¨ªndices de accidentes en relaci¨®n con la poblaci¨®n o con el parque de autom¨®viles-, pidi¨¦ndoles, en beneficio de todos, prudencia, responsabilidad y respeto a la vida.Miguel Ma?a Mu?oz Medina es director general de Tr¨¢fico.
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