La selectividad est¨¢ cruda
Al leer el reciente art¨ªculo publicado en este diario por el se?or J. Esteban La selectividad est¨¢ servida se queda uno con la discutible impresi¨®n de que el mayor problema planteado por las pruebas de selectividad es un problema meramente cuantitativo, a saber, el del excesivo porcentaje de aprobados, que cuestiona el hipot¨¦tico car¨¢cter selectivo de las pruebas, as¨ª como el desfase entre las exigencias de los evaluadores, que proceden de estratos diferentes y por ello aplican distintos baremos, dentro del sistema de ense?anza. Frente a este enfoque, entiendo que el problema cuantitativo, con tener una cierta relevancia, es subsidiario en relaci¨®n a otro m¨¢s nuclear que el se?or Esteban s¨®lo nombra de pasada. Me refiero al de la adecuaci¨®n de las pruebas mismas como criterio, si no ¨®ptimo, cuando menos adecuado, para administrar el ingreso a la universidad. No respiraremos tranquilos -yo al menos- cuando, por fin, al estr¨¦s ya presente en las pruebas selectivas se a?ada el sangriento balance del 80% de suspensos como m¨¦todo eficaz y ruinmente torpe de evitar la masificaci¨®n universitaria. Uno, si, por ejemplo, desea, por claro designio de la vocaci¨®n, estudiar Medicina u Odontolog¨ªa, debe temer ante todo ser declarado apto en las pruebas selectivas con una calificaci¨®n baja. Si esto ocurre, nuestro hipot¨¦tico alumno necesitar¨ªa tener de promedio en los cursos de BUP una media superior a 8,5 para tener alguna posibilidad de ingresar en estas licenciaturas. Adem¨¢s, superadas las pruebas, la nota es irreversible, y de no ser lo suficientemente alta no queda otra v¨ªa queresignarse a no poder estudiar aquello que de verdad le gustaba y para lo que probablemente m¨¢s val¨ªa (no creo, por cierto, que para ser un buen profesional de la medicina sea condici¨®n sine qua non ser un recalcitrante empoll¨®n de primera fila). Mucho m¨¢s racional -sugiero- ser¨ªa que cada facultad realizara su propio examen de selecci¨®n ajustado a las capacidades exigibles para cursar con un m¨ªnimo de ¨¦xito sus estudios, examen al que anualmente pudiera concurrir todo alumno interesado en ingresar en ella, evit¨¢ndose as¨ª que un mal d¨ªa pudiera decidir el futuro de cualquiera.Sin embargo, de estas y otras anquilosadas torpezas se escucha hablar poco. Parece preocupar m¨¢s el que la selectividad est¨¦ al alcance de todos, lo que siempre constituye un riesgo para unos pocos (que vienen a ser los que, sea cual fuere la estructura de las pruebas, tendr¨¢n garantizadas las m¨¢s prestigiosas academias y las recomendaciones m¨¢s decisivas). El problema, se?or Esteban, no es que la selectividad est¨¢ servida, sino que est¨¢ cruda y en sospechosas condiciones higi¨¦nicas.
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