Un italiano hizo de c¨®nsul espa?ol en Viena y salvo a 6.000 jud¨ªos
Una buena acci¨®n de un diplom¨¢tico espa?ol en Budapest y la infinita fantas¨ªa de un italiano consiguieron hace 46 a?os salvar a 6.000 jud¨ªos de una muerte segura. El diplom¨¢tico era ?ngel Sanz Briz, de la Embajada espaflola en Hungr¨ªa, y el italiano, a¨²n vivo y que ha contado la historia al diario comunista L'Unit¨¢, es Giorgio Perlasca, que ha cumplido los 80 a?os y es originario de Como.En 1943, Perlasca estaba en Budapest en misi¨®n comercial, era mon¨¢rquico y se hab¨ªa negado a adherirse a la Rep¨²blica de Salo. Los nazis lo encarcelaron, pero consigui¨® escapar y le dieron protecci¨®n en el Consulado espa?ol en Budapest, donde le concedieron un pasaporte espa?ol. A primeros de noviembre de 1944 toda la delegaci¨®n diplom¨¢tica espa?ola dej¨® Hungr¨ªa, porque el Gobierno de Madrid no quer¨ªa reconocer al r¨¦gimen nazi. "Me qued¨® solo, me instal¨¦ en la delegaci¨®n espa?ola y empec¨¦ a salvar jud¨ªos."
Desde entonces hasta el 16 de enero de 1945, cuando entr¨® el Ej¨¦rcito Rojo, consigui¨® salvar a m¨¢s de 6.000 jud¨ªos haci¨¦ndose pasar por c¨®nsul espa?ol. El anciano y modesto italiano nunca hab¨ªa contado esta historia. La ha descubierto el Gobierno de Israel, que le ha buscado y encontrado, y ahora le ha otorgado la m¨¢s alta condecoraci¨®n, el t¨ªtulo de Justo de las Naciones. La historia se la ha contado al L'Unit¨¢ con estas palabras: "Desde el consulado escribimos 5.200 'cartas de protecci¨®n' a otros tantos jud¨ªos, con sellos y todo. Los instal¨¦ en los ocho edificios que Espafla hab¨ªa dejado vac¨ªos en Budapest con banderas espa?olas a la puerta. Como no bastaban aquellas casas, busqu¨¦ otras, y a la puerta puse gente con carteles que dec¨ªan: "No entrar. Este edificio es utilizado por el Estado espa?ol.".
?Y c¨®mo reaccionaban los nazis h¨²ngaros? "Incre¨ªblemente", explica, "picaron como idiotas. Estaban convencidos de que yo, que no hablaba ni una palabra de espa?ol, era un diplom¨¢tico de Madrid. Adem¨¢s, reinaba el caos y el terror y lo importante era actuar con rapidez y decisi¨®n.". El momento dram¨¢tico lleg¨® cuando un d¨ªa las autoridades h¨²ngaras le hicieron escribir una petici¨®n al Gobierno espa?ol. Desde Madrid, donde hab¨ªan intuido lo que estaba pasando, le respondieron como si de verdad fuese un diplom¨¢tico espa?ol.
Perlasca relata as¨ª el fin de esta historia: "El 16 de enero de 1945 llegaron a Budapest los rusos. Yo y muchos jud¨ªos pasamos la noche festej¨¢ndolo en los subterr¨¢neos de la Embajada espa?ola. Despu¨¦s de algunos d¨ªas los rusos me echaron y me volv¨ª a Italia, en donde he seguido viviendo de mi trabajo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.