Pol¨¦mica sobre, el car¨¢cter militar de la Guardia Civil en una publicaci¨®n oficial
El Servicio de Informaci¨®n de la Guardia Civil emiti¨® hace semanas un documento interno en el que se rechaza la opini¨®n expuesta por el abogado y profesor de Derecho Constitucional Diego L¨®pez Garrido en el primer n¨²mero de Cuadernos de la Guardia Civil, publicaci¨®n editada por la Direcci¨®n General del Cuerpo. El profesor L¨®pez Garrido plantea, entre otras cosas, el pol¨¦mico estatuto militar de la Guardia Civil y el car¨¢cter irreversible del derecho a sindicarse hasta ahora reprimido. La opini¨®n de Diego L¨®pez Garrido es que la compenetraci¨®n de los guardias con los derechos humanos "ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil si el guardia civil no fuese un agente con estatuto militar". El servicio de informaci¨®n se?al¨® que defender el estatuto militar de la Guardia Civil "es defender cuestiones contrarias a la ley". Una reciente sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Sevilla ha negado al Cuerpo su car¨¢cter militar.
Para el mencionado servicio de informaci¨®n, el principal riesgo de que el Cuerpo sea considerado civil reside en que ello implique el reconocimiento del derecho a la libre sindicaci¨®n. Respecto a este derecho, Diego L¨®pez Garrido afirma en su art¨ªculo: "La represi¨®n pura y simple de los intentos de asociacionismo en el seno de la Guardia Civil va a tener, cada vez m¨¢s, unos aspectos desestabilizadores negativos para la propia instituci¨®n".
Fuentes del Gabinete de Relaciones Informativas de la Direcci¨®n General de la Guardia Civil quitaron importancia a este informe interno y lo encuadraron dentro de las reacciones l¨®gicamente plurales en un colectivo de 67.000 personas, en correspondencia al objetivo de pluralismo con que est¨¢n concebidos los cuadernos.
Tales fuentes recordaron que el pasado 12 de junio, en la presentaci¨®n de la nueva publicaci¨®n por Luis Rold¨¢n, director general de la Guardia Civil, el director de la Biblioteca Nacional, Juan Pablo Fusi, estim¨® enriquecedora la convivencia de textos de Ricardo de la Cierva, por la derecha, y Diego L¨®pez Garrido, por la izquierda.
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