Lisbeth Palme
Una mirada clavada en la injusticia
Lisbeth Palme no se ha retra¨ªdo en su dolor personal desde que fuera asesinado, hace m¨¢s de tres a?os, Olof Palme, su marido y entonces primer ministro de Suecia. S¨®lo un a?o despu¨¦s de la muerte de Olof, su viuda acept¨® la presidencia del comit¨¦ sueco de Unicef. Anteayer present¨® en El Escorial el ¨²ltimo informe elaborado por Unicef sobre las condiciones de vida de los ni?os que nacen y viven junto a las l¨ªneas de fuego de los pa¨ªses en guerra y de los que sufren el apartheid en Sur¨¢frica. Ella es tajante: esto es lo que le preocupa ahora y no quiere hablar de su situaci¨®n personal.
Como sueca, Lisbeth contin¨²a la larga tradici¨®n de su pa¨ªs a favor de los oprimidos de todo el mundo: "Es fundamental que exista una solidaridad internacional para poder socorrer a las v¨ªctimas infantiles en los teatros de guerra en un pa¨ªs fascista y racista como Sur¨¢frica".
Por eso ella quiere recordar una de las ¨²ltimas intervenciones de su marido ante el Parlamento sueco, en febrero de 1986, cuando Palme record¨® que pa¨ªses miembros del Consejo de Seguridad de la ONU como Francia y la Rep¨²blica Federal de Meman¨ªa se hab¨ªan abstenido, y Estados Unidos y Reino Unido se opusieron a sanciones globales contra el r¨¦gimen de apartheid surafricano. Y ella, que es tambi¨¦n psic¨®loga infantil, recalca que un 40% de los detenidos en aquel pa¨ªs son ni?os. Como ella se?ala: "Apartheid es un sistema que convierte a los peque?os en presos pol¨ªticos".
La primera dama del Unicef sueco acompa?a estos datos espeluznantes con las experiencias recogidas por ella durante sus entrevistas con ni?os en sus viajes por Namibia, Mozambique, Afganist¨¢n o Nicaragua. Y los ilustra gr¨¢ficamente con una peque?a exposici¨®n de dibujos hechos por ni?os mozambiquenos sobre su propia vida: "Todos reflejan lo mismo, son ni?os que se han quedado aterrorizados por la guerra de desestabilizaci¨®n de Sur¨¢fr¨ªca, y por las muertes violentas que vieron a diario. Son ni?os con ojos vac¨ªos y voces fr¨ªas, porque han visto demasiado".
La se?ora Palme tiene la profunda convicci¨®n de que hay que cambiar las cosas y de que para ello "hacen falta nuevos paradigmas. Hay que decir no al armamento; no, a los complicados sistemas de defensa militar y no, al consumismo disparatado, que de nada sirven a los ni?os de hoy, que son el futuro de ma?ana. El hombre ha de evolucionar, d¨ªa a d¨ªa y generaci¨®n a generaci¨®n. Si no nos desarrollamos, volveremos a la edad de piedra, aunque viajemos en coches de lujo. Hay que decidir qu¨¦ futuro queremos, si queremos tener uno".
La ¨²nica referencia que hace a su difunto marido es que ¨¦l tuvo la voluntad pol¨ªtica de participar en la tarea de mejorar el mundo. "?l y yo viv¨ªamos consagrados a estos ideales, 24 horas al d¨ªa. Un trabajo muy duro".
Si poco habl¨® de Olof Palme, menos lo hizo del reciente juicio por su asesinato, en el que se conden¨® a cadena perpetua a Christer Peterson. Lisbeth parece querer poner un velo sobre lo m¨¢s triste de su vida para concentrarse en hacer m¨¢s feliz la vida de los dem¨¢s.
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