Menem somete a Argentina a una cirug¨ªa sin anestesia
El nuevo presidente de Argentina, el peronista Carlos Menem, est¨¢ dispuesto a someter a su enfermo pa¨ªs a la m¨¢s profunda operaci¨®n sin anestesia de que se tenga memoria.Los efectos de las primeras medidas de emergencia -aumentos de hasta el 1.000% en los servicios p¨²blicos- han sido las aceitunas del men¨². El Parlamento se dispone a aprobar la ley de Reforma del Estado y la de Emergencia Econ¨®mica, que otorgar¨¢n al Ejecutivo facultades casi dictatoriales. En pocos d¨ªas se decretar¨¢ la amnist¨ªa interna en las fuerzas armadas y Menem firmar¨¢ los indultos y la conmutaci¨®n de penas para procesados y condenados por la guerra sucia contra la guerrilla de izquierda entre 1976 y 1983. Pasa a la p¨¢gina 4
Argentina, ante una dr¨¢stica reforma del Estado
Viene de la primera p¨¢ginaLa m¨¢quina demoledora de Menem avanza casi sin resistencia. S¨®lo se ha trabado, hasta ahora, en la peque?a piedra que supone la cr¨ªtica de Sa¨²l Ubaldini, l¨ªder hist¨®rico de la poderosa Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT). Despu¨¦s de las 13 huelgas generales declaradas contra el Gobierno radical de Ra¨²l Alfons¨ªn, cuando Ubaldini era uno de los l¨ªderes de la oposici¨®n peronista, ahora todos quieren desprenderse de un dirigente al que consideran "cebado" con la lucha.
"Es tiempo de concertaci¨®n y no de confrontaci¨®n", ha dicho Jorge Triaca, el ministro de Trabajo y ex enemigo de Ubaldini en la CGT. Durante el juicio a las juntas militares de la dictadura, Triaca dijo que no recordaba a los dirigentes gremiales desaparecidos durante la guerra sucia y que se sinti¨® "bien tratado" durante su breve estancia en la c¨¢rcel. Ubaldini ha rechazado dos ofertas para ser agregado laboral en Europa y est¨¢ dispuesto a fundar otra central de trabajadores, "si es necesario". Pero cada d¨ªa que pasa tiene menos apoyos. La semana pasada cit¨® a una reuni¨®n al comit¨¦ ejecutivo de la CGT y tuvo que suspenderla por ausencia de la mayor¨ªa.
En el Congreso, los propios diputados peronistas, que deben aprobar la reforma del Estado, llaman al proyecto enviado por el poder ejecutivo la ley de disoluci¨®n del Estado. Ninguna de las enmiendas de fondo propuestas por los diputados y senadores m¨¢s rebeldes para controlar el traspaso a manos privadas de unas 40 empresas que administra el Estado, entre las que se cuentan las m¨¢s importantes del pa¨ªs, fue aceptada por Menem.
"El hambre no espera"
El presidente consider¨® que los inversores deb¨ªan ser tentados con todos los beneficios para resolver "cuanto antes" el problema. "El hambre no espera", les dijo Menem. Uno de los art¨ªculos m¨¢s discutidos de ese texto es el que permite a los acreedores externos la capitalizaci¨®n de la deuda. Los diputados creen que cambiar bienes por papeles devaluados impedir¨¢ el ingreso de dinero fresco. El ministro de Obras y Servicios P¨²blicos, Roberto Dromi, impulsor del proyecto, les convenci¨® de que cerrar el grifo a los 5.500 millones de d¨®lares (unos 660.000 millones de pesetas) que pierden las empresas del Estado "es ya una inversi¨®n". "Adem¨¢s", agreg¨®, "los nuevos due?os de las empresas tendr¨¢n que gastar dinero para renovarlas y hacerlas rentables". Los senadores, que ya votaron la reforma del Estado, comenzaron a discutir ayer la ley de Emergencia Econ¨®mica. Con esta ley en vigencia durante 180 d¨ªas el poder ejecutivo podr¨¢ reducir de inmediato unos 300 millones d¨®lares en subsidios. La ley ser¨¢ aprobada por ambas C¨¢maras en menos de dos semanas. Tambi¨¦n recortar¨¢ a la mitad el programa de promoci¨®n industrial, que beneficia a cuatro provincias.
La ley permite a Menem y sus ministros despedir a los altos funcionarios del Estado que ocupan puestos pol¨ªticos y se resisten ahora a renunciar sin indemnizaci¨®n. Con estas dos formidables herramientas en las manos -la hoz y el martillo-, el Gobierno podr¨¢ disponer libremente del Estado sin inconvenientes legales. Una de las medidas anunciadas es el cierre de dos de las tres cadenas nacionales ele televisi¨®n -los canales 11 y 13-, que se consideran "t¨¦cnicamente inoperables".
Los interventores designados el pasado 10 de julio no tienen dinero para pagar los salarios, soportan huelgas continuas y no reciben ingresos por la crisis que sufren las empresas que normalmente insertan publicidad en la televisi¨®n. "En estas condiciones es m¨¢s barato cerrarlas hasta que sean traspasadas a sus compradores", ha dicho el ministro Dromi.
El Gobierno pact¨® una tregua de 60 d¨ªas y se compromete s¨®lo a pagar los salarios. Si, vencido el plazo, no se demuestra que pueden funcionar sin p¨¦rdidas, las cadenas de televisi¨®n tendr¨¢n que cerrar. El Gobierno pact¨® con el diario Clar¨ªn, el de mayor venta y difusi¨®n, la cesi¨®n del canal 13 y design¨® a un representante de esa empresa en el directorio. Los trabajadores denunciaron el acuerdo y el conflicto se extendi¨® al canal 1 1.-La reacci¨®n de los sindicatos de periodistas y t¨¦cnicos de televisi¨®n es, hasta ahora, la m¨¢s fuerte entre las de los gremios afectados por los proyectos de privatizaci¨®n.
El pa¨ªs, cuando se cumplan los primeros seis meses del Gobierno de Carlos Menem, ya no ser¨¢ el mismo. Los tel¨¦fonos, los principales ramales del ferrocarril, los aviones, las radios, la televisi¨®n, el petr¨®leo, el carb¨®n, el gas, el agua, la electricidad y una gran cantidad de productos derivados ser¨¢ vendido total o parcialmente a los capitales privados por el Gobierno de un partido, el peronista, que hace 40 a?os -cuando Argentina era el granero del mundo- hizo todo lo contrario.
Menem ha dicho a sus militantes, luego de convocar a los m¨¢ximos dirigentes de la derecha a ocupar puestos importantes y de compartir sus planes con los grupos econ¨®micos m¨¢s poderosos: "Esto es lo que hubiera hecho Per¨®n hoy".
Para paliar el brutal ajuste se prev¨¦ la distribuci¨®n de alimentos y medicinas gratuitas para los casi cuatro millones de argentinos ubicados debajo de la l¨ªnea de pobreza absoluta, y de aumentos en los salarios m¨ªnimos a otros cinco millones incluidos dentro de esa categor¨ªa. En todos los barrios suburbanos, miles de familias comen gracias a las ollas populares, y en Buenos Aires, cada noche grupos de ni?os y adultos revuelven los cestos de basura y piden dinero "o algo para comer".
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