Conjunto ligero
El concierto de Panam¨¢ Francis y sus Sultanes del Savoy plantea el problema de las expectativas con las que se puede acceder a un concierto. Quien acudiera a escuchar un orquesta de baile no tuvo por qu¨¦ sentirse defraudado, siempre y cuando no pretendiera bailar en un grader¨ªo de elevaci¨®n casi perpendicular al suelo; no se bail¨® m¨¢s que en escena, pero se aplaudi¨® mucho. La actual formaci¨®n de Panam¨¢ Francis cuenta con 17 miembros, y la primera sorpresa es que de ellos s¨®lo nueve est¨¢n destinados a los instrumentos. El homenaje al club de Harlem se produce, pues, en formaci¨®n de noneto, algo bien lejano de los 16 miembros que definen una big band. Cuatro hombres en la secci¨®n r¨ªtmica, tres saxos y tres trompetas constituyen un conjunto ligero, y as¨ª se hacen apuestas tan inveros¨ªmiles como un In the mood sin secci¨®n de trombones. Panam¨¢ Francis ha sacrificado miembros a lo que hubiera podido ser una gran banda y ha optado por un espect¨¢culo con claqu¨¦, bailarines y voces diversas.
Cotton Club tribute
Panam¨¢ Francis y sus Sultanes del Savoy. Madrid. Conde Duque, 11, 12 y 13 de agosto.
La era de las big bands tambi¨¦n fue la de los grandes solistas, y lo macizo del conjunto se afirmaba en la colecci¨®n de verdaderos prodigios individuales. Digamos que esto no sucede en la actual formaci¨®n de Panam¨¢ Francis, con la que no estamos ni en las segundas ni en las terceras filas; junto a un saxo tenor, feliz heredero de Coleman Hawkins, militan dos trompetistas completamente imposibles. Parece que Francis no ha optado por la magnificaci¨®n musical de su banda, sino por una suerte de espect¨¢culo global.
Claqu¨¦ sin metal
Al segundo tema -sin mayor necesidad, por lo que parece, de que la banda se expresara un rato por s¨ª misma- ya estaban los 17 en escena. Voz-femenina de Julia Steele, masculina de Everett Jenkins, en quienes se pudo sentir un cierto vac¨ªo de capacidades sin expresi¨®n definida, y Robert Reed, maestro del claqu¨¦ o tap-dance, a quien se pudo ver y disfrutar, pero no escuchar los metales de sus zapatos, precisamente lo que viene a constituir este tipo de baile; actuaron tambi¨¦n cuatro bailarines m¨¢s, con desigual fortuna. Entre las sorpresas, una segunda voz femenina que brill¨® m¨¢s que la titular en un Ellington cantado al modo de Ivvie Anderson y un segundo saxo alto, poderoso en algunos de sus solos. Con el conjunto del espect¨¢culo Panam¨¢ Francis parece reivindicar una franja musical en la que el jazz, como m¨²sica popular de aquel momento, acced¨ªa a las maneras del vodevil, del vodevil negro para blancos. Es una tradici¨®n real y no inventada hoy y sigue mostrando la distancia que media entre divertir y divertirse, entre ganarse la vida divirtiendo y divertirse gan¨¢ndose la vida. Al margen de estas consideraciones, el conjunto de cuanto hacen es susceptible de ser disfrutado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.