A la 'caza' del obrero
Las huelgas en la Uni¨®n Sovi¨¦tica dan un renovado protagonismo al proletariado
El obrero, gracias a las huelgas, se ha convertido en protagonista en la URSS. De repente se ha cansado de aguantar penurias y ha mostrado una potencia capaz de marcar el rumbo de los acontecimientos. Por ello es hoy el objeto de una verdadera caza. Desde los Urales hasta el B¨¢ltico, grupos diversos compiten hoy por organizar al obrero sovi¨¦tico.
El proletariado busca formas organizativas, desde sindicatos libres al estilo de Solidaridad, a un modelo propio, pasando por la reforma de los desprestigiados sindicatos oficiales y la creaci¨®n de un grupo en el Parlamento. En el horizonte est¨¢ el Congreso de los Obreros, gestado en Leningrado y apoyado por el miembro del Politbur¨® Egor Ligachov. El plan de actividades del partido prev¨¦ propuestas de los sindicatos oficiales para un congreso estatal en 1990. Uno de los primeros focos ha sido Leningrado, donde se ha formado el Frente Unido de los Trabajadores que, seg¨²n sus detractores liberales, tiene m¨¢s funcionarios comunistas que obreros. "La idea ha nacido en los despachos dirigentes de Smolny", dec¨ªa el diputado Mijail Poltaranin, que les ha acusado de crear destacamentos armados. Su ide¨®logo principal es un economista de la universidad de Leningrado, Mijail Popov, al que se considera enemigo de la econom¨ªa de mercado. Entre los partidarios, est¨¢ la profesora de qu¨ªmica Nina Andreieva, s¨ªmbolo de la resistencia conservadora tras publicarse su credo en Sovietswia Rossia y recibir elogios de Ligachov.
Otro grupo, en formaci¨®n, es el Frente Unido de los Trabajadores de Rusia. Entre sus promotores est¨¢ el diputado del Soviet Supremo Veniamin Yarin, metal¨²rgico de la regi¨®n de Sverlovsk. "A los obreros no nos defienden ni los sindicatos, ni los consejos de los colectivos laborales, ni el aparato del partido, as¨ª que hemos creado el frente para defendernos. No puede ser que a la clase obrera le carguen todos los desastres pol¨ªticos y econ¨®micos de 70 a?os", dice Yarin, que tras 30 a?os de trabajo tiene un sueldo de unos 300 rublos y un piso de 26 metros cuadrados para ¨¦l, su esposa y su hijo.
Yarin piensa que los sindicatos y el partido pueden reformarse, ha explorado el Frente Unido de Leningrado y piensa en un Congreso del Frente Unido de los Trabajadores de la Rep¨²blica Federat¨ªva Rusa, en septiembre, en Sverlovsk. Apenas han empezado, dice, pero sus activistas estaban en los comit¨¦s de huelga de Kemerov (en Siberia). Estos comit¨¦s comienzan ya a formar una alternativa a los sindicatos oficiales y se instalan en locales cedidos por los municipios, a modo de poder paralelo.
Los diputados Benjamin Piniaguin y Tadeus Punkevich, de Chelizbinsk y Estonia, respectivamente, impulsan el Grupo Parlamentario de Trabajadores. "En el Soviet Supremo hay entre 116 y 120 trabajadores industriales. Si nos unimos, seremos muy fuertes", se?alaba Piniaguin.
Medios comunistas conservadores parecen esperar que los obreros hagan causa com¨²n con los eventuales salvadores del sistema en nombre de la ley y el orden, y no con los intelectuales que quieren transformar a fondo lo que deber¨ªa ser el sistema favorito de los obreros.
Ante las municipales
Los obreros y los intereses del aparato podr¨ªan converger en las municipales si se forman circunscripciones electorales en funci¨®n de las grandes f¨¢bricas. Durante su reciente visita a Leningrado, Gorbachov dijo a los obreros de una f¨¢brica que la idea de incrementar el papel del colectivo laboral en la promoci¨®n de candidaturas merec¨ªa atenci¨®n "porque en el curso de la campa?a electoral se ha producido claramente una deformaci¨®n no a favor de la clase obrera". La interpretaci¨®n de las palabras de Gorbachov abri¨® tal pol¨¦mica en Leningrado que la delegaci¨®n local de la agencia Tass public¨® una transcripci¨®n literal que situaba a Gorbachov claramente a favor de la idea de ampliar el papel de los trabajadores en los ¨®rganos de poder.
A los obreros recurren los l¨ªderes del Movimiento Internacionalista (Interdvizhenie) de Estonia, que agrupa a trabajadores rusos de empresas en parte vinculadas al sector b¨¦lico. L¨ªderes del Interdvizhenie, como Yuri Rudiqk, quieren elecciones municipales alternativas para formar comit¨¦s de diputados trabajadores, que pretenden ser una recreaci¨®n de los Consejos de Trabajadores y Soldados del per¨ªodo de: la revoluci¨®n.
En el otro extremo del espectro pol¨ªtico del B¨¢ltico, el de los frentes populares en Estonia y Letonia y el Sejudis en Lituania, surgen sindicatos seg¨²n el patr¨®n de Solidaridad. El lituano Kazimieras Uoka, diputado de 37 a?os ex conductor de gr¨²a, preside la Uni¨®n de Trabajadores de Lituania, que se relaciona con los sindicatos suecos y Solidaridad. En Mosc¨², funcionan clubes obreros y la Uni¨®n de Sindicatos Socialistas de la URSS (Sozprof). Serguei Jramov, uno de sus l¨ªderes, considera que la entidad est¨¢ legalizada como sindicato independiente al haber recibido acceso a la imprenta y a una cuenta bancaria. Dice que Sozprof tiene miles de miembros en distintas ciudades.
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