Nace un cineasta
En el ¨²ltimo festival internacional de cine de Cannes, donde fue vista por primera vez, esta pel¨ªcula, Sex, lies and videotape (Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo), sorprendi¨®, pero nadie adivin¨® un lugar de privilegio para ella en la lista de los premios finales. Los jurados de los festivales suelen hacer, a la hora de repartir famas, equilibrios de la peor politiquer¨ªa, sin arriesgar casi nunca nada.Pues bien, el jurado del ¨²ltimo Cannes coloc¨® a este filme en el primer lugar y no s¨®lo eso: rompi¨® el mandato de que el filme ganador de un gran premio no debe obtener ning¨²n otro y otorg¨®, con buen criterio, el de interpretaci¨®n a James Spader, formidable actor protagonista del filme.
Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo
Direcci¨®n y gui¨®n: Steven Soderbergh.Fotograf¨ªa: Walt Lloyd. Estados Unidos, 1989. Una producci¨®n Outlaw. Int¨¦rpretes: James Spader, Andie Macdowell, Peter Gallager, Laura San Giacomo. Estreno en Madrid: cine Renoir (en versi¨®n original subtitulada).
Si a?adimos que Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo se llev¨® tambi¨¦n en el festival de Cannes el premio de la cr¨ªtica internacional, no hay discusi¨®n: su triunfo fue absoluto, y nadie desinteresado lo discuti¨®.
Es una pel¨ªcula imperfecta. No pod¨ªa ser de otra manera, pues est¨¢ realizada con presupuesto casi familiar y se rod¨® en escenarios tan estrechos que a veces le era imposible al realizador alcanzar con lente normal la distancia que requiere un plano general.
Esta angostura obliga a veces a Steven Soderbergh a emplear lentes grandes angulares, casi de ojo de pez, en escenas que no requieren ninguna enfatizaci¨®n, por lo que incurre en algunas inevitables pero contradictorias distorsiones ¨®pticas que no favorecen a un filme concebido de tu a tu, a la altura de la mirada de sus personajes, y que es, sobre todo, un original y sagaz duelo de cuatro rostros, que al final se quedan en dos.
Pobreza y riqueza
Soderbergh se sirve de la pobreza de presupuesto para extraer de ella riqueza de imaginaci¨®n; recursos para convertir esta pobreza en un ejercicio de lenguaje muy preciso y despojado, lo que, a sus 25 a?os, le convierte en un beb¨¦ de su oficio con modales de maestro. Su desarrollo de los personajes es brillante, penetrante y muy complejo.Todo cuanto realiza el enigm¨¢tico James Spader no tiene desperdicio, dado el magn¨¦tico laconismo sobre el que este excepcional actor se mueve.
Extraordinaria creaci¨®n la suya, de escuela neoyorquina, pero nada mim¨¦tica de los grandes divos -Brando, Dean Newman, Hoffman, Steiger Malden, Gazzara y, entre los nuevos, Malkovich- de este estilo interpretativo, propenso cuando no se apoya en una poderosa personalidad, al amaneramiento.
Sobre este primer filme de Soderbergh -es, cosa poco com¨²n, cine de autor: escrito por el director sobre experiencias intransferibles, rodado en los lugares de Baton Rouge donde el cineasta vio y vivi¨® los alrededores de la historia que cuenta- planea inevitablemente el enigma del segundo.
?Tiene salida el camino abierto en ¨¦l? Si la tiene, no es una salida f¨¢cil. ?No se agotar¨¢ y se cerrar¨¢ Soderbergh sobre s¨ª mismo despu¨¦s de este harakiri an¨ªmico? ?Absorbido por la gran producci¨®n, como parece inevitable, se mover¨¢ Soderbergh con la libertad con que lo hace en los peque?os ¨¢mbitos ¨ªntimos de este filme?
El misterio est¨¢ ah¨ª y su soluci¨®n a la vuelta de la esquina. Estamos ante una primera obra tan peculiar e incatalogable que nos hace husmear ya lo que venga tras de ella.
Inmediatez
Sex, lies and videotape es un filme cuya inmediatez no le impide estar sobrecargado de entretelas, cuya sencillez no le impide ser retorcido, valiente, casi suicida, ya que que entra sin guardarse las espaldas en aut¨¦nticas negruras y no abandona por ello un humor de navaja barbera, situado a ras de suelo con desarmante suavidad, lo que denota a un hombre intuitivo e inteligente, adem¨¢s de un observador singular de lo que le rodea: con rayos equis en los ojos. Nace un cineasta.
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