Carne de 5.000 vacas con neumon¨ªa fue distribuida en el mercado con el benepl¨¢cito de la Administraci¨®n

La Junta de Castilla y Le¨®n y el Ministerio de Agricultura han ocultado durante cuatro a?os la existencia de un foco epid¨¦mico de perineumon¨ªa bovina en la localidad segoviana de Navas de San Antonio. Por acuerdo de ambas Administraciones, en todos los documentos oficiales se enmascar¨® la perineumon¨ªa como tuberculosis para evitar que esa enfermedad, de declaraci¨®n obligatoria seg¨²n la ley de epizootias, pudiera traer repercusiones negativas para el mercado espa?ol ante la Comunidad Europea (CE). La carne procedente de las 5.000 reses sacrificadas fue liberada al consumo humano.

Aunque el reglamento de mataderos permite, seg¨²n los casos, comercializar la carne de vacas que hayan dado positivo en la prueba tubercul¨ªnica, es taxativo cuando se refiere a la perineumon¨ªa contagiosa, y dice que hay que decomisarla en su totalidad e incinerarla por no ser apta para el consumo.El foco epid¨¦mico de la perineumon¨ªa surgi¨® en agosto de 1985, cuando las autoridades espa?olas negociaban con la CE temas relacionados con la sanidad animal para eliminar barreras comerciales. Por este motivo, seg¨²n Pedro Llorente Mart¨ªnez, director general de la producci¨®n en industrias agroalimentarias de la Junta de Castilla y Le¨®n, ni el anterior Gobierno aut¨®nomo -socialista-, ni el actual -presidido por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, del Partido Popular (PP)- declararon oficialmente la epidemia, siguiendo instrucciones del Ministerio de Agricultura.

Llorente reconoci¨® a este peri¨®dico que no declararon la epidemia y que, en los partes que se remiten al organismo ?nternacional de epizootias, Espa?a segu¨ªa apareciendo como exenta de perineumon¨ªa. Afirma que entre 1985 y 1987 se trat¨® de erradicar, pero no se lleg¨® a un acuerdo con los ganaderos sobre las indenmizaciones a percibir, y que hasta noviembre de 1988, tres a?os des pu¨¦s de la aparici¨®n del foco las Administraciones no ordenaron el sacrificio total de la caba?a, unas 2.200 reses que a¨²n quedaban, y el vaciado ganade ro del pueblo en tres meses plazo que termin¨® el pasado 1 de abril.

Ultim¨¢tum

Seg¨²n han comentado a este peri¨®dico varios ganaderos y miembros de la corporaci¨®n municipal de Navas de San Antonio, con mayor¨ªa del Centro Democr¨¢tico y Social (CDS), a ra¨ªz de que, en octubre de 1988, aparecieran nuevos brotes epid¨¦micos, las Administraciones central y auton¨®mica les dieron un ultim¨¢tum. "Nos dijeron", se?alan los vecinos de Navas, "que dispon¨ªamos de 48 horas para matar todas las reses y que ten¨ªamos tres alternativas: o negociar, con la posibilidad de vender la carne como si se tratara de tuberculosis; o declarar la enfermedad, y se nos cerraban todas las fronteras comerciales; o, en caso contrario, las matar¨ªa la Guardia Civil por una orden del gobernador y las enterrar¨ªan sin m¨¢s".

As¨ª las cosas, los ganaderos optaron por negociar con las Administraciones y aceptar el sacrificio de su caba?a para vaciar el pueblo. As¨ª, adem¨¢s de las indemnizaciones pactadas, podr¨ªan obtener los beneficios de la carne, declarada oficialmente como positiva a la prueba tubercul¨ªnica, tras seguir las directrices que establece el reglamento de mataderos. Varios ganaderos han reconocido que se dirigieron a mataderos de otras localidades como Madrid, Toledo y Bilbao.

En algunos casos, se liber¨® toda la carne para el consumo, pues muchas vacas no estaban enfermas; en otros, se realizaron decomisos parciales, principalmente pulmones e h¨ªgados, y otras fueron incineradas totalmente. La reglamentaci¨®n sobre ganaderos, vigente desde 1986, es taxativa a la hora de actuar con el ganado que se presenta afectado por la perineumon¨ªa contagiosa y establece el decomiso total y la incineraci¨®n. Al haberse enmascarado la perineumon¨ªa con la tuberculosis, la comercializ aci¨®n de la carne se hizo posible, tambi¨¦n con el conocimiento oficial de la Junta de Castilla y Le¨®n y del ministerio.

Al no existir declaraci¨®n de enfermedad, los ganaderos, a medida que iban sacrificando reses durante los dos primeros a?os, introduc¨ªan otras nuevas, que tardaban poco tiempo en contagiarse. La actitud de la Junta y del Ministerio de Agricultura ha sido criticada por un miembro del Colegio Oficial de Veterinarios de Segovia, quien se lamenta de que ni siquiera remitieran una orden interna a estos profesionales, lo que ha supuesto un grave impedimento a la hora de erradicar la epidemia. Este veterinario cree que los organismos oficiales deben ser r¨¢pidos y eficaces con estos asuntos, que luego terminan escan¨¢ndoseles delas manos como ha ocurrido recientemente con la peste equina.

Pese a la promesa de que en febrero de 1989 todos los ganaderos ser¨ªan indemnizados, a 14 de ellos a¨²n se les adeudan 90 millones de pesetas.