Sin mar y con dos costas
La Casa de Campo no ha conseguido arrebatar a la Castellana la animaci¨®n nocturna del verano
Vaya, vaya, que a Madrid ya le han salido dos costas. Los intentos municipales de aliviar la movida que en 1986 estall¨® en el paseo de la Castellana han trasladado un buen pelot¨®n de asiduos de las terrazas hasta el hip¨®dromo, y este verano, hasta la Casa de Campo. A la vista de lo que ha supuesto la temporada, el p¨²blico de puerto deportivo y dise?o corporal, preocupado por su imagen y las miradas, sigue fiel al litoral del este, de la Castellana. La otra orilla, la de la Casa de Campo, resulta menos suntuosa, m¨¢s playera, de fiesta final de boda, barbacoas y jarana nacional.
"Hay algo bien claro. Aqu¨ª la gente viene a divertirse, a bailar, a re¨ªrse; y no a mirarse, como hacen los modernos de la Castellana", resume el propietario de Arcano, una de las terrazas de la Casa de Campo.Al responsable de la concesi¨®n de Fun Fun, uno de los locales en las cercan¨ªas, de la plaza de Col¨®n que mejor ha sonado este verano, ni se le ha ocurrido pensar que la costa oeste pueda suponer competencia alguna. "La Castellana contin¨²a significando el punto de reuni¨®n del p¨²blico m¨¢s sofisticado. ?A qui¨¦n no le gusta verse rodeado de gente guapa?".
"Aqu¨ª viene mucha gente del barrio, de la zona del paseo de Extremadura, de la avenida de Portugal, de Bat¨¢n y de Campamento. No tantos de Madrid-Madrid, en el sentido m¨¢s pomposamente capitalino del t¨¦rmino", se?ala uno de los encargados de La General, local que ocupa el pabell¨®n de Valladolid de la Feria del Campo.
Mientras en la costa oeste est¨¢n preparando verbenas de disfraces para despedirse del verano, en el este las fiestas que se avecinan tienen como protagonistas a las motos de gran cilindrada. "Por supuesto que es importante que haya personas encargadas de las relaciones p¨²blicas", es la voz de Fun Fun. "Mejor dicho, fundamental. Tambi¨¦n que los camareros, cumplan unos m¨ªnimos requisitos de apariencia fisica".Entre Atocha y la plaza de San Juan de la Cruz se han extendido este verano 20 terra.zas, que permanecer¨¢n abiertas hasta mediados o finales de septiembre. Seg¨²n lo que marque el clima. En el recinto ferial han abierto nueve (el a?o pasado ya hubo cuatro) desde las pretensiones de arte vanguardista de Spook hasta la horterada caribe?a de Tropical Liver's, pasando por la plaza porticada de La General o la sana animaci¨®n de Aqu¨ª Mismo. Cerrar¨¢n en torno al 10 de septiembre. A ninguno debe de haberles ido muy mal, porque todos los propietarios consultados se declaran satisfechos con la temporada. Entre 500 y 1.000 clientes diarios por t¨¦rmino medio han pagado disciplinadamente consumiciornes de 275 a 700 pesetas.
"Las inversiones han sido importantes", habla Santi, de La General. "Nosotros nos hemos gastado en torno a los cinco millones y medio de pesetas, incluido el mill¨®n y medio de la concesi¨®n del Ayuntamiento. Seguramente no lo hayamos amortizado. Pero ha sido divertido, y el a?o que viene estamos dispuestos a repetir".
No est¨¢ tan claro que puecla volver a repetirse. Ignacio Planas, director gerente del Patronato de la Casa de Campo, explica: "Eso mismo me van a preguntar ma?ana mismo los concesionarios. ?Qu¨¦ les voy a decir? Pues que si las cosas siguen como hasta ahora, habr¨¢ terrazas al a?o que viene. Si hay un cambio radical, no habr¨¢ terrazas". Lo que parece una perogrullada no es tal. Detr¨¢s de esa alusi¨®n al cambio radical se esconde un gran proyecto general para la Casa de Campo, que ser¨¢ aprobado o rechazado en una reuni¨®n el 12 de septiembre. "Constituye un proyecto muy ambicioso que contempla desde la creaci¨®n de dos museos hasta... Pero, bueno, no puedo hablar, porque no est¨¢ aprobado", concluye.
Magic Circus
Tampoco puede especificar los t¨¦rminos finales en que ha quedado el contrato de concesi¨®n entre el Ayuntamiento y la Empresa de Gesti¨®n del Auditorio de Madrid (EGAM, SA), art¨ªfice del Magic Circus, el otro pilar para entender el intento de imprimir marcha nocturna a la Casa de Campo.Magic Circus, que incluye el antiguo rock¨®dromo, con capacidad para unas 60.000 personas, no ha supuesto un gran ¨¦xito de salida. El proyecto est¨¢ a medias. Philippe Portr¨®n, uno de los socios de EGAM, reconoce que todo ha sido muy precipitado. "Las obras se han realizado en s¨®lo 76 d¨ªas. Adem¨¢s, cuando nos pusimos en marcha ya no pudimos completar un atractivo programa de conciertos en directo. Casi todo estaba contratado". A excepci¨®n de los d¨ªas en que han actuado Pl¨¢cido Domingo, Joe Cocker y Silvio Rodr¨ªguez, con entradas de hasta 25.000 personas, la afluencia a Magic Circus se ha mantenido discreta.
"Arranc¨¢bamos con una imagen bastante deteriorada; porque el rock¨®dromo ten¨ªa fama de heavy y de broncas", cuenta Philippe Portr¨®n. "Algo s¨ª hemos conseguido en estos dos meses: decirle a la gente que esto puede funcionar. La idea es grande y bonita, lo que se merece Madrid; pero nos falta terminarla. Aunque es dificil, yo aspiro a traer aqu¨ª al p¨²blico de la Castellana".
Las terrazas del ferial no miran con excesivo cari?o a Magic Circus. La opini¨®n general destaca que quiz¨¢ sirva para dar a conocer m¨¢s la Casa de Campo, "pero los grandes conciertos colapsan el tr¨¢fico en la zona, y quienes acuden ni pueden circular ni aparcar para tomarse una copa con nosotros".
EGAM ha invertido unos 400 millones en las obras de reforma del auditorio y ahora quiere instalar una cubierta sobre el espacio que ocupa, para que la oferta l¨²dica se prolongue durante los meses m¨¢s fr¨ªos. Se espera tambi¨¦n que esa cubierta aplaque las iras de los vecinos.
Los vecinos se han unido a los ecologistas para luchar contra el deterioro de la Casa de Campo. Ninguno ve con simpat¨ªa que al pulm¨®n se le vayan a?adiendo bronquios traidores: "Esto ya no tiene nada que ver con lo que hab¨ªa hace 40 a?os", dice Manuel Dorado, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Bat¨¢n. "A la Casa de Campo le han ido robando trozos para zool¨®gico, para la Polic¨ªa Municipal, para las carreteras, para las terrazas...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.