El disc¨ªpulo supera al maestro
Corrida mixta / Paula, Vi?a, Aparicio
Cuatro toros de Jandilla terciados, flojos y de juego desigual. Rafael de Paula: divisi¨®n; pitos. Rafi de la Vi?a: silencio; oreja. Dos novillos de Jandilla ,discretos de presencia, flojos y manejables. Julio Aparicio: oreja; vuelta. Plaza de Albacete, 10 de septiembre. Tercera corrida de feria.
Julio Aparicio, cuyas formas taurinas tanto se asemejan a las de Rafael de Paula, super¨® ampliamente a ¨¦ste en el festejo mixto de Albacete. Era comentario un¨¢nime de los aficionados la similitud de ambos diestros en la manera especial¨ªsima de andar, haciendo el pase¨ªllo y en la cara del toro; sus posturas, sus torvas miradas sesgadas y al b¨ªes cuando intentan algo grande. Y su cangelo cuando se ven achuchados y pasan apuros.En el caso de Paula cuando pasa apuros, y casi siempre, aunque intent¨® mantener bizarramente la jaez. Recibi¨® al primero a pies quietos -?noticia!- y su voluntad le llev¨® a una mezcolanza de gurripinas y dos ver¨®nicas y media mecidas por el sentimiento puro del artista sin par. El toro era un dije que ped¨ªa t¨¦cnica y sometimiento para producir la algarab¨ªa del toreo exquisito. Pero la t¨¦cnica nunca adorn¨® a Paula.
El cuarto oblig¨® a Paula a saltar la barrera como dios le dio a entender. Se peg¨® una costalada tremebunda al caer al callej¨®n. A¨²n as¨ª tuvo arrestos para realizar un quite prodigioso. Despu¨¦s se fue diluyendo su labor con la sarga en interminables probaturas.
La similitud del disc¨ªpulo Aparicio desmiente que todo se pega menos la hermosura. Lo importante es que a veces la muestra en todo su esplendor. As¨ª ocurri¨® al intercalar a su primer novillo lances hermosos, aunque los mezclara con la despavorida suerte de la pirabelina.
Sentimiento a torrentes
El sentimiento se le desbord¨® a torrentes con la muleta, en redondos, naturales y perfectos pases de pecho abrochados al hombro contrario, lo que intercal¨® ahora con bellos trincherazos y pases desamayados. Pero con el defecto de no cegarse y andar algo ventajista. Un ventajismo que perdi¨® en el ¨²ltimo al que lance¨® nuevamente con pureza. Incluso a?adi¨® al empaque de su faena ligaz¨®n y temple al m¨¢ximo. Pero sufri¨® un achuch¨®n y los duendecillos de la jindama le recordaron a su maestro, por lo que no redonde¨®.
Rafi de la Vi?a se mueve en otra galaxia pre?ada de valor que no pudo llevar a cabo en el invalid¨ªsimo segundo, cuyos clisos parec¨ªan reparados. Recibi¨® enrabietado y de hinojos al quinto, al que llev¨® hasta el platillo con encendidas y limpias ver¨®nicas. Le dome?¨® a la perfecci¨®n con el se?uelo escarlata, y sus ligados y largos muletazos por ambos pitones se ense?orearon del ambiente. Pero, ?ay! de la Vi?a recurri¨® al tremendismo y a los desplantes, que fueron una traca ovacionada en el momento de explotar pero que despu¨¦s se olvid¨® y dej¨® su triunfo a medias.
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