Manifiesto de la econom¨ªa privada
Bajo el t¨ªtulo de Manifiesto para la unificaci¨®n europea, los responsables de la econom¨ªa privada de la RFA han expuesto su dec¨¢logo sobre el futuro de la Comunidad
Mientras Francia recordaba al mundo las glorias de su revoluci¨®n con fiestas y fuegos artificiales, algunos hombres de negocios alemanes se reun¨ªan con menos clamor en Reutlingen, en el valle del Neckar, para celebrar otro, bicentenario. Eran los dirigentes de la asociaci¨®n (conocida como DIHT) que re¨²ne en una sola corporaci¨®n las c¨¢maras de Comercio y todas las organizaciones empresariales de la RFA. El homenajeado era el economista Friedrich List, nacido hace dos siglos en la peque?a ciudad de W¨¹ttemberg.Para conmemorar la memoria de List, la DIHT ha publicado un Manifiesto para la unificaci¨®n europea. ?Podemos imaginarnos una Europa unida por comunes instituciones sin Alemania? No. Entonces ser¨ªa conveniente comentar lo que los m¨¢ximos responsables de la econom¨ªa privada alemana han escrito en su Manifiesto.List quer¨ªa hacer de una Alemania dividida en peque?os Estados "un mercado interno", comenzando por la abolici¨®n de las barreras aduaneras. En 1820, un tribunal le conden¨® por haber presentado una propuesta que amenazaba la estabilidad de las instituciones vigentes. Sinti¨¦ndose un profeta incomprendido, List emigr¨® a Estados Unidos y se hizo empresario. Se dedic¨® a diversas actividades, llegando incluso a dirigir con ¨¦xito una mina de carb¨®n. List no tard¨® mucho en darse cuenta de que el libre comercio que se practicaba en Estados Unidos imped¨ªa el desarrollo de una econom¨ªa retrasada como en aquel entonces era la americana. Crey¨® que" una dosis de proteccionismo era una medicina amarga, pero inevitable, para hacer posible que una econom¨ªa debilitada se robusteciera y pudiera as¨ª llenar el vac¨ªo que la separa de las m¨¢s desarrolladas. Pasado el mal, sin embargo, es necesario tener el coraje de renunciar a una medicina que s¨®lo es un remedio transitorio. En coherencia con las ideas de List, la DIHT condena a cuantos sue?an con hacer de Europa "una fortaleza" protegida por las barreras aduaneras, deplora el proteccionismo agr¨ªcola de la CE en cuanto obstaculiza la econom¨ªa de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y sugiere a la CE que permita a estos ¨²ltimos proteger de forma transitoria sus nacientes industrias.List regres¨® a su patria en 1832, y expuso sus ideas en algunos libros. En uno se?al¨® la importancia de los mercados del Este para la futura econom¨ªa de una Alemania unida. Sin embargo, en otro de 1845 exhort¨® a Alemania a aliarse con el Reino Unido. Si los intereses econ¨®micos empujan a Alemania hacia el Este, List le recordaba que sus amigos pol¨ªticos est¨¢n en el Oeste. Hoy, en el Oeste, en lugar del Reino Unido, en Bruselas est¨¢ el cuartel general de una Comunidad de la que la vieja y gran isla, no m¨¢s imperial, forma parte.Es una l¨¢stima que la DIHT no recuerde en el Manifiesto el consejo pol¨ªtico del viejo economista. Sin embargo, se percibe el eco de la advertencia de List cuando la DIHT escribe que "la Europa del Este est¨¢ en ebullici¨®n" y que corresponde a la Comunidad Europea "dar una respuesta a las decisiones y aspiraciones de los pueblos que viven en esos pa¨ªses". Apenas se hab¨ªa secado la tinta utilizada para escribir estas p¨¢ginas cuando, en Par¨ªs, los siete pa¨ªses industrializados confiaban a la Comunidad la administraci¨®n de las ayudas econ¨®micas a Polonia y Hungr¨ªa.El Manifiesto es un mensaje. En cada mensaje hay una comunicaci¨®n. Con su Manifiesto, la DIHT nos comunica que para la econom¨ªa privada alemana la Comunidad Europea no es una opci¨®n que se pueda o no elegir seg¨²n las circunstancias, sino una elecci¨®n que no tiene discusi¨®n. En la p¨¢gina 17 del Manifiesto, la DIHT adopta una postura ante 10 cuestiones que la CE est¨¢ afrontando o deber¨¢ afrontar en un futuro pr¨®ximo.Pol¨ªtica transparenteTales cuestiones incluyen la moneda, la competencia, las barreras internas y externas, el papel de la empresa privada, para la que es necesario un derecho com¨²n que "elimine las disparidades existentes entre los sistemas legales nacionales"; tambi¨¦n aborda la cuesti¨®n de la seguridad pol¨ªtica con la DIHT, que afirma que "una pol¨ªtica es segura si es transparente y est¨¢ sujeta a controles democr¨¢ticos"; es justo por esta raz¨®n por la que ve favorable "una expansi¨®n de los poderes del Parlamento Europeo", los problemas del medio ambiente y de la justicia social (que debe conseguirse incluso ayudando a las regiones europeas menos desarrolladas), y todo esto para que en la nueva Europa se encuentre "la unidad en la diversidad".El Manifiesto se cosi¨® con el hilo de la ortodoxia comunitaria, pero las manos que hilvanaron estas p¨¢ginas reflejan la cultura pol¨ªtica y social en la que se ha inspirado Alemania a partir de 1945. De hecho, en el pr¨®logo del Manifiesto se dice que "la econom¨ªa social de mercado" es, seg¨²n la DIHT, el mejor instrumento para realizar los valores sobre los que construir el edificio europeo: derechos humanos y libertad individual. A esos valores, precisa la DIHT, debe corresponder un cuadro comunitario interno sin fronteras, no burocratizado ni centralizado y, m¨¢s a¨²n, no proteccionista con respecto al exterior. La DIHT refleja sobre la CE la experiencia de un Estado federal y un pa¨ªs librecambista como es Alemania.La DIHT escribe que "la integraci¨®n de Europa requiere nuevas estructuras de propiedad en sectores como el aerospacial, las telecomunicaciones o las ferroviarias". La DIHT propone que las infraestructuras de la redeuropea de alta velocidad sean gestionadas por una agencia ad hoc y que sobre la red circulen trenes de compa?¨ªas privadas rivales entre s¨ª. En algunos pa¨ªses de la Comunidad, el Estado no s¨®lo gestiona los servicios p¨²blicos, como sucede en la mayor¨ªa, sino que se ha convertido en propietario y gestor de empresas industriales y financieras en competencia con las privadas, corno har¨ªa cualquier otro ciudadano privado. Dos concepciones del Estado y dos culturas. ?Cu¨¢l elegir? . ?Qui¨¦n tiene raz¨®n?Posiciones alemanasEn materia de moneda, la DIHT hace suyas las ya conocidas posic¨ªones alemanas: bancos centrales independientes de los respectivos Gobiernos, a los que corresponde la responsabilidad exclusiva de la pol¨ªtica monetaria. Michel Albert y Jean Bo¨ªssonnat, en su libro Crise, krash, boom (Seuil, Par¨ªs, 1988), recuerdan que en 1985 no fue aprobada tina ley cuyo prop¨®sito era asegurar la independencia del Banco de Francia del Ministerio de Econom¨ªa. Si tenemos en cuenta la futura disposici¨®n institucional de la Comunidad, hoy podemos prever que ¨¦sta probablemente se asemejar¨¢ a una especie de confederaci¨®n. Entonces, ?no es qu¨ªz¨¢ cierto que las confederaciones funcionan si hay poderes ¨ªndependientes que las contrarrestan? ?Y si en este punto tuvieran raz¨®n los alemanes?Los dirigentes de la econom¨ªa privada alemana han salido al campo de batalla y han ilustrado, escribiendo este Manifiesto, los conceptos operativos que deber¨ªan presidir el funcionamiento pr¨¢ctico de la Comunidad. La construcci¨®n de la Comunidad no es tanto una batalla ideol¨®gica como un paciente trabajo de ensamblaje de los conceptos operativos y pr¨¢cticos.Hay algo m¨¢s. Cuanto m¨¢s se avecina 1992, la Comisi¨®n de Bruselas deber¨¢ tomar m¨¢s decisiones cruciales, que cada vez ser¨¢n menos t¨¦cnicas, menos econ¨®micas y m¨¢s pol¨ªticas. El nuevo Parlamento Europeo y su presidente, Enrique Bar¨®n, pueden hacer mucho ayudando a la Comisi¨®n a tomar decisiones que son pol¨ªticas, porque influir¨¢n en la futura situaci¨®n pol¨ªtico-institucional de la Comunidad. Por ejemplo, el Parlamento Europeo puede iniciar unas audiencias europeas, empezando por escuchar las ¨®piniones de los responsables de las organizaciones econ¨®m¨ªcas y empresariales de los pa¨ªses de la Comunidad, expresadas de forma unitaria, como ha sucedido en el Manifiesto alem¨¢n.La voz del Parlamento es la voz de sus electores. El Parlamento las escuche y despu¨¦s vote sus propias resoluciones.
es un escritor italiano especializado en temas econ¨¦micos europeos.
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