La Biblioteca ya no es lo que era
Las obras de ampliaci¨®n e informaci¨®n llegan a su ecuador
El acceso al despacho del director de la Biblioteca Nacional, una estancia de unos 100 metros cuadrados en el coraz¨®n de Madrid, queda obstaculizado hoy por ladrillos y botes de pintura que le prestan al venerable edificio un aspecto de obra en marcha y un olor a nuevo que sorprende. Desde hace m¨¢s de un a?o retumban martillos y taladros, y eso da idea de provisionalidad: la Biblioteca est¨¢ en la mitad de los cambios que la han de meter en la era electr¨®nica. Aunque no lo suficiente: en el centro trabajan 600 personas, seg¨²n su director, Juan Pablo Fusi, se necesitar¨ªa casi el doble.
Del 1 al 10 de octubre la biblioteca cierra para realizar su segundo inventario. Las obras que est¨¢n transformando el edificio de Recoletos 20, uno de los mejor emplazados de todo Madrid, fueron aprobadas con Javier Solana de ministro de Cultura, pero podr¨ªan haberlo sido con Jorge Sempr¨²n, que, ha dicho que dar¨ªa prioridad a las bibliotecas p¨²blicas.Seg¨²n Fusi, el respaldo que obtiene la Biblioteca Nacional por parte de la direcci¨®n general del Libro es firme y constante, lo que no quiere decir que sea suficiente. Se observa, seg¨²n dice, cierto abandono de la pol¨ªtica cultural concebida como escaparate y espect¨¢culo en beneficio de un mayor apoyo a la infraestructura cultural, de la que las bibliotecas son el paradigma.
Sin embargo, "sigo creyendoque el presupuesto de Cultura sigue siendo bajo", dice Fusi, historiador de profesi¨®n. "Si un gobierno cree que la cultura es un componente esencial de la vida de un pa¨ªs, s¨®lo tiene una manera de demostrarlo: en los presupuestos generales del Estado. Y en Espa?a siguen siendo bajos. La labor pendiente es enorme".
Las reformas emprendidas en la primera biblioteca de Espa?a (y con las de Francia e Inglaterra, y la del Congreso, de Estados Unidos una de las 10 m¨¢s importantes del mundo), tienen por objeto resolver problemas de interna, crear medidas de seguridad definitivas en los depositos, y aumentar la capacidad de edificio mediante el desalojo del edifici¨® de algunos organismos, como el Centro de lectura o el Registro de la propiedad intelectual. El presupuesto, que incluye la informatizaci¨®n de los archivos, es de 5.000 millones a m a de todas fue terminar con la condici¨®n de, biblioteca municipal o sal¨®n de estudio universitario en que,hab¨ªan derivado varias salas de la principal biblioteca del pa¨ªs, y asignarle el destino que tienen sus iguales en otros pa¨ªses: una biblioteca de conservaci¨®n e investigaci¨®n.
Cambiar el coraz¨®n
El de la Nacional es un edificio magn¨ªfico pero poco pr¨¢ctico: para pasar de una a otra de las dos alas principales, hab¨ªa que salir del edificio o cambiar de piso. La creaci¨®n de pasillos y ascensores entre los dos edificios modificar¨¢n el coraz¨®n del edificio, y entre otras cosas desplazar¨¢n a los directivos hacia otros lugares. Se recuperar¨¢ adem¨¢s espacio en cuatro plantas para unos 200.000 libros, lo que no es mucho si se tiene en cuentaque s¨®lo la producci¨®n espa?ola anual es de unos 40.000 t¨ªtulos, pero "algo es algo", dice Fusi.En cualquier caso, el agobiante problema del espacio ha obtenido soluci¨®n, al menos para tres o cuatro d¨¦cadas, con la construcci¨®n del llamado Segundo Dep¨®sito, constru¨ªdo con un sistema de m¨®dulos en Alcal¨¢ de Henares, donde de momento se pueden colocar 2,4 millones de libros si bien hay espacio para llegar a los 12 millones o m¨¢s. De todas formas, los sistemas de almacenamiento de letra impresa evolucionan a toda velocidad: ahora los libros pueden conservarse en microfilmes, grabaciones y lo que llegar¨¢, de modo que las previsiones cambian. Las bibliotecas norteamericanas tienden a microfilmar y destruir el papel, para ahorrar espacio. "Los europeos de momento seguimos con el papel", dice Fusi.
Paso importante ha sido la informatizaci¨®n de los archivos. Despu¨¦s de un frustrante intento de conectar con los ordenadores delministerio de Cultura, un sistema hipotecado a unas d¨¦biles y escasas l¨ªneas telef¨®nicas, se decidi¨® dotar a la instituci¨®n de una red propia. Pero las cosas de Palacio van despacio, y las del BOE, m¨¢s. En estos d¨ªas se convocar¨¢ un concurso para cubrir la decena de plazas de t¨¦cnicos inform¨¢ticos de la Biblioteca, y m¨¢s o menos en una d¨¦cada los t¨ªtulos de los libros de la Biblioteca, absolutamente todos los libros, podr¨¢n aparecer en la pantalla del ordenador. Entonces habr¨¢ terminado la transici¨®n.
Babelia
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