Providencia
Los jugadores del Legia de Varsovia escucharon devotamente la santa misa y consiguieron empatar con un FC Barcelona lleno de estrellas del f¨²tbol mundial. Una aut¨¦ntica constelaci¨®n. Los jugadores del Legia de Varsovia viajan en compa?¨ªa de un entrenador y un masajista, como todos los equipos de f¨²tbol, pero tambi¨¦n de un sacerdote que se santigua de vez en cuando en el transcurso de los partidos, y as¨ª les va. Curiosa gente estos polacos. Casi paralelamente a esta exhibici¨®n de catolicismo deportivo, el primer ministro de Polonia reafirmaba su seguridad en el ¨¦xito de su gesti¨®n porque, dijo, "nos protege la divina providencia".Esta utilizaci¨®n de la divina providencia la veo tan conmovedora como peligrosa. Obliga continuamente a elegir a la divina providencia, tan condescendiente con los polacos y tampoco con los et¨ªopes o los libaneses; tan propicia con el sistema de juego del Legia y tan de espaldas a Ia voluntad de exhibici¨®n del FC Barcelona. Tal vez se pueda llegar a la conclusi¨®n de que la divina providencia no puede atenderlo todo, como el Estado asistencial, y hoy les da a unos lo que ma?ana tendr¨¢ que quitarles para d¨¢rselo a otros. Creo que, teol¨®gicamente hablando, lo que acabo de decir es casi motivo de excomuni¨®n, pero es que cuando a la luz de la divina providencia es inevitable una cierta sensaci¨®n de angustia y desorientaci¨®n. Ya s¨¦ que es cuesti¨®n de fe, ya. Asumo aquel bailable preaperturista, creo que de Los Mustang, en el que se afirmaba: "Nos falta fe".
Ahora, de producirse la eliminaci¨®n del Barcelona, no faltar¨¢ quien aconseje a N¨²?ez cambiar de entrenador y de sistema defensivo. Aunque mejor le aconsejar¨ªa aquel que le indicara la conveniencia de fichar un capell¨¢n, a ser posible un capell¨¢n polaco, y, como cunda el ejemplo, por fin los estadios podr¨¢n ser llamados propiamente catedrales del f¨²tbol. Y es que vamos hacia la catedralizaci¨®n de la vida y de la historia.
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