Vientos del Este
Los responsables del festival han dado en el clavo candente de la actualidad al seleccionar las cintas de las secciones paralelas. Coincidiendo con la di¨¢spora de los alemanes orientales y el comunismo org¨¢nico del Gabinete de Mazowiecki, el espectador atraves¨® la pantalla de acero y sumergirse en el realismo, el neorrealismo y hasta, el surrealismo de Polonia y los dos Berlines, merced a la pel¨ªcula provo del alem¨¢n Michael Klier, Uberall ist es besser wo wir nicht sind, presentada en Zabaltegi, y los cortos y mediometrajes del polaco Krzysztof Kieslowski, realizador cuyo nombre corre de boca en boca, no sin cierto babeo lit¨²rgico, en medios cineclubistas y eruditos.Uberall ?si es besser wo wir nicht sind, en 16 mil¨ªmetros, blanco y negro, sonido directo y un presupuesto de unos 30 millones de pesetas, es el pretexto dramatizado de Klier para derrocar de una vez por todas el sue?o americano. "Ya no existe; la fuga de los pa¨ªses del Este es cosa de hace 100 a?os", asever¨® en el coloquio. La pel¨ªcula narra el ¨¦xodo de Jerzy (Miroslaw Baka) hacia el Oeste, que "no es una soluci¨®n, sino una fusi¨®n", explic¨® su director.Gracias a unos exteriores naturales de vigorosa sordidez, la trayectoria del fugitivo revela que Varsovia, punto de partida, es tan cutre como Berl¨ªn Oeste y como el Bronx. Ewa, la chica, sirve en un bar de la capital polaca, atraviesa el muro, se coloca de asistenta pluriempleada que por las noches se prostituye y acabar¨¢ coincidiendo con Jerzy (el chico) en un wimpi del lumpen neoyorquino, donde brindar¨¢n con vodka celebrando el reencuentro eucar¨ªstico con la patria y cerrando el c¨ªrculo narrativo.En Dekalog, szecs, del antes citado Kieslowski, entramos en una Polonia con apartamentos individuales, trabajos dignos, helader¨ªas acogedoras y erotismo despendolado. El h¨¦roe, un cartero de 19 a?os, reprirnido y voyeur, dispone de un precioso telescopio. Se alude a gente que se fue a Australia. ?Para qu¨¦ irse? si uno ya puede irse, viene a ser la coincidencia parad¨®jica de Kieslowski y Klier.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.