C¨¢ritas, marginada

LA MANIFIESTA mezquindad con que el Ministerio de Asuntos Sociales, que dirige la antigua sindicalista Matilde Fern¨¢ndez, se ha conducido con C¨¢ritas -la m¨¢s conocida y prestigiada organizaci¨®n no gubernamental de asistencia social en Espa?a, vinculada a la Iglesia cat¨®llica- en el reparto de fondos destinados a fines sociales tiene que ver, sin duda, con la confusi¨®n existente sobre la naturaleza y finalidad del impuesto religioso y de la subvenci¨®n directa que sigue recibiendo la Iglesia cat¨®lica del Estado. Confusi¨®n a la que, por cierto, han contribuido los propios jerarcas eclesi¨¢sticos, que no han dudado en justificar este impuesto y la subvenci¨®n estatal precisamente en virtud de la labor social de la Iglesia cat¨®lica.Los m¨¢s de 14.000 millones que actualmente recibe la Iglesia cat¨®lica a cuenta del impuesto religioso y de la dotaci¨®n presupuestaria del Estado no se destinan a fines sociales, sino exclusivamente a costes de personal y de culto. Yerra, por tanto, la ministra de Asuntos Sociales si considera que la labor social que C¨¢ritas realiza tiene que ser subvencionada a cargo de estos ingresos, que, adem¨¢s, deber¨¢n ser sustituidos en un momento determinado por los que la propia Iglesia cat¨®lica pueda allegar por s¨ª misma, en virtud de los acuerdos firmados por el Estado espa?ol y la Santa Sede en 1979.

Pero lo que no es transitorio es la obligaci¨®n que tiene el Estado de prestar ayuda econ¨®mica a aquellas organizaciones, ya sean de car¨¢cter religioso o laico, que realizan trabajos constatables en las ¨¢reas marginadas de la sociedad. Organizaciones que suplen, adem¨¢s, una labor asistencial que el Estado no est¨¢ en condiciones de prestar a corto plazo.

Numerosas entidades vinculades a la Iglesia cat¨®lica perciben justamente m¨ªles de millones de pesetas del Estado a cuenta de sus prestaciones en los sectores de la sanidad, la ense?anza o la asistencia social. Por eso, no se comprende en absoluto que se pretenda aplicar a C¨¢ritas un criterio distinto. La rid¨ªcula cantidad de 63 millones de pesetas que se le ha asignado en el ¨²ltimo reparto es absolutamente desproporcionada con las tareas que lleva a cabo y con los proyectos concretos presentados para su realizaci¨®n. Cabe la sospecha de que algunos de esos proyectos no sean del agrado de la ministra, precisamente por exponer en toda su crudeza el amplio campo sociol¨®gico sobre el que deber¨ªa actuar su departamento: los marginados, los d¨¦biles, los pobres y sus condiciones de vida.

Pero es que, adem¨¢s, tal asignaci¨®n supone tina afrenta si se tiene en cuenta que una parte importante de los 7.600 millones distribuidos ha sido destinada a organizaciones de dudosa finalidad social, o que carecen de la solera conseguida por C¨¢rilas en el campo asistencial. Determinados jacobinismos trasnochados no tienen lugar en una sociedad liberada de tab¨²es novecentistas. Y menos a¨²n en el caso de un ministerio cuya justificaci¨®n siempre fue un secreto....