Florero en todos los salones
No puede uno dejar de admirar la pr¨ªstina elegancia con que Fernando Savater, fil¨®sofo, ejerce de florero en todos los salones de la cultura nacional. Pero su prosa florida de citas e im¨¢genes no parece proclive a complacencias f¨¢ciles, sino que se acera con la cr¨ªtica despiadada de las diversas mojigater¨ªas presentes en nuestro consciente colectivo, tan erizado de prejuicios preburgueses.Sin embargo, tampoco puede uno dejar de notar con aprensi¨®n c¨®mo, en el variopinto muestrario de flores literarias con que asiduamente nos obsequia, por ejemplo, desde las p¨¢ginas de EL PA?S (y pronto, supongo, desde la pantalla del Canal Plus), predomina siempre un mismo color que, puesto que de colores metaf¨®ricos se trata, bien podr¨ªamos llamar antirrojo.
No es que uno considere ?leg¨ªtima, en general, semejante parcialidad. Lo que ocurre es que, en su caso, desmerece de la nonchalance intelectual que le caracteriza, y que tan discreto encanto confiere a su pluma. Porque creo que el discurso que mejor acredita las virtudes del Savater fil¨®sofo panfletario contra el todo, ap¨®stol de Nietzsche en tierra de infrahombres, es aquel en el que -como hac¨ªa recientemente en las p¨¢ginas de El Pa¨ªs Semanal--reduce al absurdo las pretensiones ¨¦tico-pol¨ªticas de quienes exigen de s¨ª y de los dem¨¢s fidelidad a uno mismo, o, en otras palabras, coherencia.
Uno esperar¨ªa que Savater fuera lo bastante incoherente como para no ensalzar siempre las virtudes del liberalismo hedonista burgu¨¦s" y no vituperar con tanta pertinacia la "seudociencia social rnarxista" y sus "mentiras impuestas". Y sobre todo, uno esperar¨ªa que su presunto amor a esa epic¨²rea libertad que rechaza incluso las ataduras de la l¨®gica le impidiera elogiar la coherencia del papa Wojtyla, que, a diferencia de tanto mastuerzo materialista-dial¨¦ctico, no es progresista en unas cosas y reaccionario en otras, sino reaccionario en todas.
Parece, pues, que el sutil debelador de quienes se obstinan en "mear contra el viento", mea tambi¨¦n siempre para un mismo lado, aunque, por lo visto, no en contra, sino a favor de las bocanadas de Eolo. A sus admiradores s¨®lo nos cabe esperar que la proverbial perspicacia de nuestro fil¨®sofo le permita orientar convenientemente sus atributos cuando cambie el viento.-
Luxemburgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.