Saturados
Todo est¨¢ saturado. Las c¨¢rceles. Los hospitales. Los negociados p¨²blicos. Los grandes almacenes. Las escuelas. La Universidad. Los, restaurantes. Los bares. Y, sobre todo, el tr¨¢fico callejero.Tambi¨¦n est¨¢ saturado el personal. Por la angustia del dinero. Por el pago pr¨®ximo a Hacienda. Por los estornudos de Solchaga, que quiere enfriar la econom¨ªa. Por el rollo de las elecciones que se avecinan. Por la salud, que apenas se cuida. Por el 92 y las promesas de los pol¨ªticos. Por la vida privada de los famosos. Por el delito y el gamberrismo rampantes. Por la falta de solvencia moral de los predicadores. Por las muertes de ETA. Por la falta de solidaridad. Por el c¨ªnico ego¨ªsmo que nos distingue.
Claro que en todas partes cuecen habas. Aqu¨ª, no obstante, se cocinan rellenas y se sirven con variedad de salsas.
Al volante con aler¨®n para volar (es la moda), el automovilista se eleva sobre la miseria de unas v¨ªas que le asfixian y, de este modo, insulta por todo lo alto. Si paras, porque no debes parar. Si adelantas, porque s¨®lo ¨¦l tiene derecho a hacerlo. Si vas a pie y pretendes cruzar, porque ?qui¨¦n va hoy a pie como no sea un sospechoso?.
Hay que huir de los problemas acelerando. A falta de cerebro se aumentan las cilindradas del motor. Vende el nervio y la potencia de las m¨¢quinas carrozadas con exquisitez y amuebladas como un apartamento. El coche es la realizaci¨®n mec¨¢nica de una fantas¨ªa de progreso.
Pero no hay progreso. Hay mala educaci¨®n. Hay atropello. Hay vulgaridad. Se intercambian las frustraciones, que no son pocas, embistiendo con nuevos modelos. Aqu¨ª somos europeos por la marca del escarp¨ªn y del parachoques.
?Cu¨¢nto va a durar esto?
Los pol¨ªticos no tienen la palabra. La voz es nuestra, y no la escuchan. El voto es de ellos, y no lo merecen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.