Rigor desproporcionado

El pasado d¨ªa 1 de septiembre, un hijo m¨ªo de 17 a?os cometi¨® varias infracciones de tr¨¢fico. Conduc¨ªa en la localidad de Pozuelo un ciclomotor, cedido por un amigo, careciendo del permiso-licencia y rebasando un sem¨¢foro con luz roja.En el parte de la Jefatura de Tr¨¢fico se hace constar que no fue respetada la se?al del agente de circulaci¨®n (se?al que mi hijo no vio), con lo que se da por sentado que se daba a la fuga.

Si los hechos se hubieran limitado a lo expuesto anteriormente, no me dirigir¨ªa a usted solicit¨¢ndole la posibilidad de publicar esta carta.

Mi hijo fue interceptado por un coche patrulla. Sin mediar palabra y sin siquiera solicitar documentaci¨®n alguna, desde el mismo coche y por la ventanilla, un agente de circulaci¨®n (de nombre Natalio) comenz¨® a golpearle con la porra. Ya fuera del coche, los golpes continuaron, a?adiendo de propina algunos pu?etazos. En ning¨²n momento se present¨® resistencia ni provocaci¨®n de hecho o de palabra. Fue un ataque abusivo del denominado agente de la autoridad. En la casa de socorro de Aravaca atendieron a mi hijo, certificando la serie de lesiones en espalda, pecho y costado, as¨ª como el lamentable estado de la boca y de los dientes.

Presentamos inmediata denuncia en la comisar¨ªa de polic¨ªa de Pozuelo habi¨¦ndose dado cuenta al juzgado. Tanto en la casa de socorro como en la comisar¨ªa fuimos informados de la existencia de otros hechos y denuncias contra el mismo agente.

Opino que el ejemplo dado no debe servir de cr¨ªtica hacia el comportamiento general de la Polic¨ªa Municipal. En cambio, deseo hacer patente mi repulsa e indignaci¨®n por el abuso de autoridad, desprecio y agresi¨®n de un agente que deshonra el uniforme que lleva. Las infracciones de tr¨¢fico, por graves que sean, no justifican el ataque que sufri¨® mi hijo. Existen otros cauces m¨¢s racionales.-