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EL SONDEO que hoy publica EL PA?S pronostica una nueva mayor¨ªa absoluta de los socialistas; el estancamiento de populares, centristas y nacionalistas catalanes, y un sensible ascenso de Izquierda Unida (IU), que, como m¨ªnimo, duplicar¨ªa sus esca?os, desplazando al partido de Adolfo Su¨¢rez de la tercera posici¨®n que ven¨ªa ocupando desde 1986. En conjunto, el panorama pol¨ªtico revela una cierta estabilidad, reflejo a su vez de la incapacidad por parte del centro y la derecha para capitalizar a su favor el desgaste de los socialistas tras siete a?os en el poder. Ese desgaste se manifiesta, de todas formas, en el retroceso de ¨¦stos en grandes ciudades, particularmente en Madrid, donde pierde casi cinco puntos, mientras que Izquierda Unida pasa del 6% al 14%.Si se verificase el pron¨®stico nos encontrar¨ªamos ante la tercera mayor¨ªa absoluta consecutiva de un mismo partido, algo totalmente inhabitual en las democracias que se rigen por un sistema electoral proporcional. Al margen de consideraciones psicol¨®gicas de diverso orden que pudieran aducirse, ello est¨¢ probablemente relacionado con la buena situaci¨®n econ¨®mica general y la percepci¨®n subjetiva por parte de las familias espa?olas de la mejora de sus condiciones de vida, seg¨²n vienen revelando desde hace tiempo los bar¨®metros de estados de opini¨®n publicados trimestralmente por EL PA?S. En la Espa?a contempor¨¢nea, los per¨ªodos democr¨¢ticos en general, y los ascensos electorales de las fuerzas de izquierda en particular, coincidieron siempre con situaciones de recesi¨®n econ¨®mica. As¨ª pareci¨® volver a ocurrir en 1982, pero la repetici¨®n de la victoria del PSOE en 1986 permiti¨® a ese partido enlazar con la fase de expansi¨®n iniciada a finales del a?o anterior. Ello ha otorgado al Gobierno un margen de maniobra lo suficientemente amplio como para compensar por el centro las p¨¦rdidas padecidas por su izquierda a consecuencia del car¨¢cter moderado de su pol¨ªtica econ¨®mica. Esa moderaci¨®n atrae a electores situados en las zonas templadas del espectro pol¨ªtico (entre otros, antiguos votantes de UCD) en medida suficiente como para contrabalancear la deserci¨®n de sectores urbanos influidos por los sindicatos o por la cr¨ªtica radical de numerosos medios de comunicaci¨®n. El ascenso de Izquierda Unida en Madrid, el abstencionismo de la juventud (el 50% de los 400.000 nuevos votantes potenciales) y el acercamiento del PSOE a la cota del PP en Galicia son s¨ªntomas de los cambios producidos en la base social que sostiene al Gobierno.
En estas condiciones, ?qu¨¦ influencia puede tener la campa?a? Pr¨¢cticamente el ciento por ciento de los que piensan votar el 29 de octubre dan por supuesto que el PSOE ser¨¢ el vencedor. La inc¨®gnita es si obtendr¨¢ o no mayor¨ªa absoluta. Ese factor se convierte as¨ª en determinante para la opci¨®n que finalmente adopten quienes, pensando votar, dudan todav¨ªa a qui¨¦n hacerlo. Ello marcar¨¢ probablemente la orientaci¨®n dominante de la campa?a, seg¨²n lo apuntado ya estas ¨²ltimas semanas. El PSOE se esforzar¨¢ en demostrar las ventajas de un Gobierno estable, no necesitado de pactos que condicionen sus opciones fundamentales, especialmente en materia socioecon¨®mica, de aqu¨ª a 1993, fecha de entrada en vigor del mercado ¨²nico europeo. Y la oposici¨®n tratar¨¢ de convencer de lo contrario: que s¨®lo la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta forzar¨¢ a los socialistas a aceptar el di¨¢logo pol¨ªtico y social y a renunciar a la tentaci¨®n de abusar del poder. Ambas posiciones cuentan con poderosos argumentos a su favor.
La soluci¨®n depender¨¢ en gran parte de ese 23% (unos dos millones de electores potenciales) de antiguos votantes socialistas que confiesan dudar entre repetir su voto o d¨¢rselo a otra formaci¨®n, especialmente IU o el CDS. El futuro de este ¨²ltimo partido depende, por otro lado, de que logre atraerse a un sector de ese electorado dubitativo, a fin de compensar la sangr¨ªa del suyo en direcci¨®n al PSOE (9%) y al PP (8%) que pronostica el sondeo. El hecho de que el CDS pierda tantos votos por su derecha como por su izquierda podr¨ªa indicar la desorientaci¨®n de un electorado sometido en los ¨²ltimos tiempos a giros demasiado bruscos. En cuanto a la derecha, lo m¨¢s notorio es la estabilidad de su electorado al margen del nombre, etiqueta ideol¨®gica o personalidad del candidato con el que se presente.
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