La angustia est¨¢ servida

El d¨ªa de su muerte, ?lvaro, un joven periodista de 24 a?os, tuvo que salir de la sala, repleta de gente, donde se celebraba un juicio que segu¨ªa para la emisora en la que trabaja. "No pod¨ªa respirar, sent¨ªa una opresi¨®n en la cabeza y en el pecho... y taquicardia". Necesitaba imperiosamente huir, y tom¨® un taxi hacia la casa de su madre: "Ten¨ªa las palmas de las manos mojadas de sudor y una sensaci¨®n helada en la nuca, como un co¨¢gulo de sangre que me descend¨ªa por la espalda", trata de explicar. Entonces se convenci¨® de que morir¨ªa.De su visita al m¨¦dico de cabecera, ese mismo d¨ªa sali¨® con un diagn¨®stico de contractura muscular en la nuca. Pens¨® que era el exceso de trabajo, que no se repetir¨ªa el mal sue?o. Pero sobre un fondo de tensi¨®n permanente -un estado de ansiedad generalizada- las crisis se repitieron, sobre todo por las noches, pasadas en vela y luchando con la ansiedad. A ratos ten¨ªa dolores de cabeza y palpitaciones en las sienes. "Me convert¨ª en un aut¨¦ntico guardi¨¢n de mi cuerpo, y dej¨¦ de rendir en el trabajo". Comenz¨® a someterse a an¨¢lisis, a buscar algo f¨ªsico. Salvo unas cifras de colesterol altas, nada m¨¢s. Adem¨¢s, hab¨ªa comenzado a salir de los cines y a bajar mec¨¢nicamente la ventanilla de los taxis al entrar: ten¨ªa p¨¢nico a los espacios cerrados. Imaginaba su propia muerte, c¨®mo lo vivir¨ªan su familia, su novia y sus amigos. Ahora, m¨¢s de un a?o despu¨¦s, el tratamiento ha hecho ya sus efectos. Durante una temporada ha tomado tranquilizantes y acaba de concluir una psicoterapia.

Vulnerabilidad

"Te sientes vulnerable, eso es". Mar¨ªa, 31 a?os, recuerda mientras intenta hacer dormir a su beb¨¦, aquel a?o y, medio que pas¨® hace ya varios, crispada entre los ataques de ansiedad y una sensaci¨®n de inestabilidad permanente, creyendo que se ca¨ªa, agarr¨¢ndose a la barandilla de las escaleras en el metro y colg¨¢ndose del brazo de sus imprescindibles acompa?antes. Hab¨ªa muerto su madre meses antes. Tem¨ªa salir a la calle sola, caerse, aun cuando nadie percib¨ªa ni la borrachera, ni la inestabilidad que ella sent¨ªa. Y de cuando en cuando, la taquicardia, "el hueso de melocot¨®n en el estern¨®n, el temor de sufrir un infarto y morir". Sospechaba que un tumor estaba creciendo en su cabeza. Tres meses de tratamiento fueron suficientes para curarse.

La ansiedad, en todas sus manifestaciones -ansiedad generalizada, crisis...- afecta a uno de cada 10 espa?oles, m¨¢s exactamente de un 8 a un 9% de la poblaci¨®n. Este hecho fue se?alado por varios asistentes al XI Congreso Mundial del Colegio Internacional de Medicina Psicosom¨¢tica, celebrado esta semana en Madrid. Las crisis de ansiedad -que constituyen una expresi¨®n muy frecuente de la angustia- se caracterizan por la s¨²bita aparici¨®n de ahogos, mareos, palpitaciones, entre una veintena de alteraciones que incluso pueden remedar ataques cardiacos- y la sensaci¨®n subjetiva y aterradora de muerte inminente o descontrol. Son de corta duraci¨®n y se repiten con frecuencia variable. Seg¨²n Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor, presidente de la citada reuni¨®n, a la que asistieron medio millar de especialistas, sobrepasan en frecuencia a la depresi¨®n, enfermedad que azota a un 6% de la poblaci¨®n.

Los trastornos de ansiedad son la exacerbaci¨®n de la ansiedad normal, que todo bicho viviente experimenta ante un est¨ªmulo y que hace aumentar su rendimiento. Los ataques son calificados por el psiquiatra estadounidense C. Barr Taylor como "muy invalidantes", ya que se suelen asociar a los ataques el temor incontrolable e irracional a variadas situaciones cotidianas: uno de los m¨¢s frecuentes es el miedo a los espacios abiertos o cerrados, o a permanecer en lugares donde hay grandes aglomeraciones humanas, como le suced¨ªa a ?l varo y Mar¨ªa. Son las fobias, que pueden conducir a una gran restricci¨®n de la vida profesional, ya que los enfermos temen salir a la calle, asistir a reuniones, conducir un coche e incluso subirse a un autob¨²s. Requieren ser acompa?ados por familiares o amigos, estableciendo entonces una desesperada relaci¨®n de dependencia. Seg¨²n Taylor, uno de cada tres ansiosos est¨¢ totalmente invalidado para trabajar. "Hasta un 35% de los enfermos han intentado suicidarse por esta causa", a?ade James Ballenger, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la universidad de Carolina del Sur (EE UU). "Si se sumaban la adicci¨®n a drogas o alcohol, los intentos de suicidio llegan a alcanzar un 40%", asegura.

El espa?ol-tipo que sufre de ansiedad suele ser una mujer de 35 a?os, casada, trabajadora o ama de casa, seg¨²n los datos expuestos en la reuni¨®n por Jos¨¦ Luis S¨¢iz, del centro Ram¨®n y Cajal de Madrid. Su estudio, realizado sobre 107 pacientes, revela que casi todos sufr¨ªan la enfermedad desde hac¨ªa nada menos que seis a?os. La mitad padec¨ªan crisis junto con fobias como las descritas. Cuatro de cada cinco se quejaban de padecer palpitaciones y falta de aire durante el ataque. Menos frecuentemente se lamentaban de sufrir inestabilidad, fatiga, sudores y debilidad. Las mujeres (64% de la muestra) sufr¨ªan sobre todo fobias, falta de apetito y n¨¢useas en el curso del ataque.