La chica con la pistola
El bandido doblemente armado de Soledad Pu¨¦rtolas, en la edici¨®n que surgi¨® del fecundo matrimonio que la autora ha mantenido con la editorial Anagrama, se abre con un memorable cuadro de Andy Warhol en el que el joven Elvis dispara como si estuviera frente a un espejo. Por el impudor que caracteriza al recuerdo, es corriente que se asocie la imagen de Soledad Pu¨¦rtolas con ese bandido doblemente armado que sirvi¨® de portada para aquel libro suyo. Sin embargo, nada hace menos justicia a esta aragonesa, reticente vecina del Madrid del ruido y del codazo, que esa met¨¢fora agresiva creada por Warhol y luego tan difundida como su lata de sopa. Porque Soledad Pu¨¦rtolas, rubia y cuidadosa, cornplaciente y risue?a, dotada con los ojos h¨²medos de los melanc¨®licos, es un a mujer suave, un ser que vive para prolongar el silencio. Muchas veces ha sido acosada por el furor de la fama o la vida p¨²blica, y se resisti¨® con bastantes argumentos: quer¨ªa regresar a la vida de la literatura, abandonar la pistola de la competic¨ª¨®n, quedarse con las palabras, en el r¨¦gimen interior de su propio sentimiento. Antes fue asesora del ministro Solana, en Cultura, represent¨® en Madrid a una editorial catalana y pocas veces supo decir no a la innumerable petici¨®n de coloquios con los que se paga en Espa?a la incertidumbre del escritor. Quer¨ªa prolongar en la vida lo que es la esencia de su propia literatura: la vida privada, una novela hecha entre cuatro paredes, escrita desde dentro de los sentimientos, con pudor y con equilibrio. Esa tonalidad discreta, nada latina, emparentada m¨¢s con el aire de los diarios de Katherine Mansfield que con los filmes de Bu?uel, por mentarle a un pariente, subi¨® como la espuma en la estimaci¨®n de los lectores, que ya hab¨ªan comenzado a olvidarse de esa imagen recurrente en la que a veces Soledad Pu¨¦rtolas resulta ser Elvis con la pistola. Cuando parece que hab¨ªa enmoquetado de colores crudos su silencio, van y le ponen en la mano la pistola del Planeta. A ver c¨®mo se defiende.
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