El monolito no se movi¨®

La ¨²ltima explicaci¨®n a los altibajos del sistema financiero est¨¢ en el terremoto que sufri¨® San Francisco y, afortunadamente, en la Plaza de la Lealtad todo sigue en su sitio. S¨®lo hubo que repetir un corro, el de Tabacalera, y no porque el precio superara el l¨ªmite del 10%, sino porque se descubri¨® a un auxiliar efectuando operaciones, cuando s¨®lo pueden hacerlas los operadores. Curiosamente, el auxiliar pertenece a una sociedad de la que es directivo uno de los responsables de la contrataci¨®n. Pero algo cambia de cuando en cuando en la bolsa.No deja de ser significativo que esta an¨¦cdota sea una de las pocas cosas destacables de una jornada en la que nadie sab¨ªa bien qu¨¦ hacer, si comprar o vender. Todos los profesionales del parqu¨¦ -gestores, operadores e inversores- sospechan que la calma que se vivi¨® ayer es artificial, y que el papel no llega a los corros debido a alguna recomendaci¨®n efectuada a las instituciones. Como quiera que el dinero tampoco se muestra muy animado, el habitual trasiego de t¨ªtulos se vio reducido, sin que al cierre se detectaran cambios en esa situaci¨®n. Las bolsas tratan de superar el actual per¨ªodo de incertidumbre reduciendo la actividad y evitando as¨ª que las cotizaciones reflejen el temor que cada inversor debe sufrir por su propia cuenta.

En cuanto a las decisiones, nadie parece capaz de anticipar lo que va a hacer al d¨ªa siguiente, ya que hay que esperar la evoluci¨®n de Wall Street para saber a ciencia cierta c¨®mo hay que actuar.