La soledad de la colina
La residencia de Villaviclosa de Od¨®n, dependiente de la Comunidad de Madrid, parece un hotel de cuatro estrellas. Situada en lo alto de un colina y rodeada de pinos, tiene una gama de instalaciones amplia y selecta: gimnasio, sala de video, de juegos, de m¨²sica, atenci¨®n m¨¦dica diaria, iglesia, tres tipos de comida y casi un empleado por cada tres ancianos.Pero el residente no es feliz. El pasado a?o la inquietud y el nerviosismo recorri¨® el espinazo de los ancianos del centro de V¨ªllaviciosa cuando se enteraron de que dos compa?eras se hab¨ªan suicidado. Las dos mujeres ten¨ªan 81 a?os, no hab¨ªan tenido hijos y carec¨ªan de medios econ¨®micos. Una, Vicenta Mart¨ªnez, se hab¨ªa quedado ciega. La otra, Juana Garb¨ªn, padec¨ªa de depresiones psic¨®ticas. Ambas se arrojaron por la ventana con cinco horas de .diferencia. Una decena de ancianos tuvieron que ser sometidos a vigilancia intensiva, porque la experiencia indica que estos casos provocan reacciones en cadena.
"Todos los lujos no sirven para nada", dec¨ªa entonces el director del centro, Jos¨¦ Luis Cruz. "Les damos todo pero se quedan sin lo fundamental: sus seres queridos y, a veces, es mejor la miseria en compa?¨ªa que la soledad".
La muerte visita el centro con asiduidad. El compa?ero de conversaci¨®n, de paseo o el de la partida de cartas es dram¨¢ticamente sustituido con frecuencia. Cada mes se produce un fallecimiento. Los residentes tienen una media de edad de 85 a?os y cuatro de cada cinco son mujeres.
La residencia de Villaviciosa de Od¨®n es el buque insignia de la veintena de centros geri¨¢tricos tutelados por la Comunidad. El coste mensual por persona sobrepasa las 120.000 pesetas, que los ancianos o sus familiares no cubren ni en una cuarta parte. El precio est¨¢ en funci¨®n de las posibilidades de cada familia.
Conseguir un sitio entre los elegidos, sin embargo, no es f¨¢cil. Los criterios que aplica la consejer¨ªa de Integraci¨®n Social (situaci¨®n econ¨®mica, famillar, de salud-..) restringuen el acceso.
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