La publicidad que mata
La intervenci¨®n en La agencia de Robert Mitchum es el principal atractivo de esta producci¨®n canadiense que pas¨® sin mayor pompa por las salas espa?olas en 1980. Mitchum, que desde los inicios de su carrera se convirti¨® en una de las leyendas m¨¢s divertidas de Hollywood, pertenece a esa raza de actores que desde la nada se forjaron a s¨ª mismos, convirtiendo su propia vida en la del aventurero t¨ªpico que tantas veces interpret¨® en la pantalla. Dotado su rostro de un innato humor socarr¨®n y tan relajado que le impide incluso sostener los p¨¢rpados, fue el gal¨¢n que supo extraer mayor rentabilidad personal de g¨¦neros tan distintos como el western o la comedia.Con 63 a?os y muy lejos de su ¨¦poca de esplendor, mantiene el poder de fascinaci¨®n que siempre le caracteriz¨® en el papel de este oscuro empresario publicista. La agencia es una excelente idea sobre la capacidad de persuaci¨®n e influencia de las im¨¢genes subliminares en el inconsciente del receptor de los mensajes. Si adem¨¢s esta informaci¨®n subliminal camufiada contra toda norma de ¨¦tica social y profesional es de car¨¢cter pol¨ªtico y persigue la subversi¨®n y el crimen, el tema se acerca m¨¢s al estado de las cosas en una sociedad de derecho. Sobre todo cuando entre los objetivos de esta sociedad figura el de proteger a los ciudadanos de este tipo de manipulaciones. El conflicto ¨¦tico planteado es de f¨¢cil soluci¨®n pero la ambici¨®n de un tinmo siempre se cobra alg¨²n asesinato... y entonces comienza la intriga.
Se trata de una historia actual que resulta m¨¢s interesante al estar cifrada en claves cinematogr¨¢ficas del g¨¦nero de espionaje, acci¨®n y suspense.
George Kaczender -director canadiense m¨¢s conocido por la realizaci¨®n de la biografia de Coco Chanel (1981)- construye un thriller eficaz aunque poco original. Demuestra ser el perfecto director de oficio atado a presuptiestos t¨¦cnicos que le impiden clar rienda suelta a la creatividad e imaginaci¨®n que caracteriza a los verdaderos artistas.
Logra un producto de factura impecable pero carente de cualquier detalle genial. M¨¢s preocupado por la correcci¨®n pl¨¢stica y narrativa conduce la trama por los senderos de una puesta en escena tradicional que evoca. situaciones dram¨¢ticas harto familiares para el espectador aficionado al g¨¦nero. Sin embargo, no es producto desde?able; une a la sobria perfecci¨®n t¨¦cnica la calidad interpretativa de unos actores bien dirigidos.
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