Polarizaci¨®n en Brasil ante la segunda vuelta
El enfrentamiento entre el populista de derecha Fernando Collor, de 40 a?os, y el sindicalista socialista Luis Inacio, Lula, de 44, polariza al electorado brasile?o ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrar¨¢ el 17 de diciembre. Collor trata de presentarse como candidato de unidad nacional y caracteriza a Lula como defensor de anticuadas posiciones izquierdistas frente a su opci¨®n modernizadora. Lula intentar¨¢ unificar al electorado de izquierda, disperso en la primera vuelta, y situar a Collor como el candidato de los ricos y un residuo de la dictadura militar.
En v¨ªsperas de la primera vuelta, en S¨¢o Paulo la gente de Lula, segura de ganar, se las promet¨ªa muy felices para el segundo turno. "Ser¨¢ una elecci¨®n de ellos contra nosotros, pobres contra ricos, y en Brasil los pobres son mayor¨ªa", dec¨ªan. Uno de los hombres m¨¢s pr¨®ximos a Lula argumentaba que las intenciones de voto a favor del senador del Partido de los Trabajadores (PT) aumentaron cuando radicaliz¨® su discurso electoral.El problema de Lula ante la segunda vuelta ser¨¢ quitarse la imagen de izquierdista peligroso y demostrar que tiene un equipo con capacidad de gobernar. Lula no tiene garantizado, ni mucho menos, que en la segunda vuelta vaya a recibir todo el voto considerado de izquierda, que en la primera vuelta sum¨® casi el 50%. En ese cap¨ªtulo entran los electores del ex gobernador de R¨ªo de Janeiro Leonel Brizola, que todav¨ªa masca su resentimiento por la derrota, que no reconoce. Adem¨¢s de los m¨¢s de 11 millones de votos de Brizola, Lula tampoco puede sumar de forma autom¨¢tica los casi 8 millones del socialdem¨®crata mario covas. Ni siquiera los dirigentes del Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB), de Covas, est¨¢n seguros de su opci¨®n ante la segunda vuelta.
Muchos de los votos tucanos [el tuc¨¢n es el s¨ªmbolo del PSDB] podr¨ªan ir a parar a Collor en la segunda vuelta ante el temor que despierta Lula entre los sectores acomodados.
Sin asegurarse los votos de Brizola y Covas, Lula tendr¨ªa poco que hacer el 17 de diciembre. Por eso, Lula est¨¢ aprisionado entre la necesidad de plantear la campa?a como un enfrentamiento nosotros-ellos, izquierda-derecha, ricos-pobres, y el imperativo de presentarse como hombre con capacidad de gobernar y de no desencadenar una polarizaci¨®n que asuste al electorado.
Un dedo menos
Lula es de verdad un tornero metal¨²rgico que, cuando mueve su mano izquierda, aparece sin el dedo me?ique, perdido en un accidente laboral, y cuando habla de forma atropellada machaca las reglas de la prosodia y la sintaxis. Esta imagen de Lula y sus posturas sin concesiones en muchos puntos program¨¢ticos puede asustar a buena parte del electorado.Frente al Lula bajito, panzudo, mal vestido y con todos los rasgos del proletariado, Collor parece escapado de una telenovela de la cadena Globo, que tanto lo apoy¨® en su candidatura en la primera vuelta y sin duda lo apoyar¨¢ m¨¢s a¨²n en la segunda.
Para la gente de Collor, Lula era el contricante ideal para el 17 de diciembre. Los que dirigen su campa?a esperan proyectar la imagen de la modernidad frente al discurso "anticuado y fracasado de la izquierda" que representa Lula. D¨ªas atr¨¢s, en S¨¢o Paulo, uno de los m¨¢s conspicuos representantes del gran capital brasile?o comentaba con iron¨ªa que "Lula es el ¨²ltimo comunista que queda en el mundo".
La respuesta de Lula a la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn fue que "hay que derribar tambi¨¦n en Brasil el muro de la miseria", que separa a pobres de ricos.
Collor ha empezado ya a ubicarse en el centro izquierda, a definirse como socialdem¨®crata y a tratar de quitarse de encima el estigma de derechista, que le ha acompa?ado hasta ahora. En estos momentos, Collor es una inc¨®gnita.
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