Camillas y enfermos en volandas cruzan la plaza de Cristo Rey al no poder llegar en ambulancia a los hospitales
No se trata del rodaje de la nueva versi¨®n de una pel¨ªcula que podr¨ªa titularse esta vez Caso cl¨ªnico en el Cl¨ªnico. La escena es real y se desarrolla en la plaza de Cristo Rey, donde las obras para un t¨²nel subterr¨¢neo colapsan el tr¨¢fico. Los conductores se habr¨¢n frotado los ojos viendo c¨®mo los enfermeros, al no poder entrar en los hospitales con la ambulancia, sacan al paciente al otro extremo de la plaza y empujan la camilla o le llevan en volandas a toda prisa hasta la puerta de urgencias.
Los responsables del Hospital Cl¨ªnico han enviado varias cartas de protesta al concejal de Circulaci¨®n del Ayuntamiento de Madrid, Eduardo Larraz, en las que se quejan de que los accesos al centro m¨¦dico est¨¢n quedando pr¨¢cticamente intransitables por las obras de la zona. Las ambulancias tardan mucho tiempo en llegar a la puerta de urgencias o deben desistir, y entonces se transporta al enfermo como se puede. Este caso se ha registrado al menos media docena de veces en las ¨²ltimas semanas."Si esta situaci¨®n se mantiene mucho tiempo", afirman los responsables del Cl¨ªnico en una carta al Ayuntamiento a la que ha tenido acceso EL PA?S, "acabar¨¢ costando la vida a alg¨²n paciente". "En m¨¢s de una ocasi¨®n", dicen en otra carta, "el tr¨¢fico ha impedido la llegada de una ambulancia con pacientes graves al ¨¢rea de urgencias".
Cartas sin respuesta
Las cartas se vienen enviando desde hace meses sin que se haya obtenido respuesta alguna. Fuentes del centro aseguraron que han dejado de enviar comunicaciones al Ayuntamiento porque piensan que la situaci¨®n es ya irreparable.Arturo Gallego, gerente del centro m¨¦dico, manifest¨® su protesta por la situaci¨®n de bloqueo permanente que sufre el Hospital Cl¨ªnico y confirm¨® que en varias ocasiones los pacientes hab¨ªan llegado a la puerta de urgencias en brazos de los enfermeros o en una camilla. En concreto, se transport¨® as¨ª recientemente al Hospital Cl¨ªnico a un enfermo que sufr¨ªa una hemorragia.
No es su ¨²nica queja. Los responsables del Cl¨ªnico tambi¨¦n critican que en el entorno del hospital hay un ruido insufrible. No est¨¢ permitido superar los 45 decibelios por el d¨ªa y los 35 por la noche. Para acelerar las obras de la zona, que durar¨¢n, en principio, diez meses, el Ayuntamiento decidi¨® recientemente que tambi¨¦n se trabajara de noche.
Con la maquinaria que perfora el t¨²nel, los martillos neum¨¢ticos y los camiones que vienen y van enfrente de los hospitales, se llega a los 80-100 decibelios durante casi todas las horas del d¨ªa. La normativa europea aconseja que no se superen los 70 decibelios en ning¨²n supuesto, y mucho menos cerca de un centro m¨¦dico.
La puerta de urgencias del otro hospital de la zona, la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz (conocida como Cl¨ªnica de la Concepci¨®n), est¨¢ tambi¨¦n a punto de quedar aislada. El carril central que van levantado las obras est¨¢ a punto de, impedir completamente el giro a la izquierda. Una zanja profunda en mitad de la calle avanza inexorable hacia la plaza de: Cristo Rey. "Y todo esto sin contar con las molestias para los trabajadores del centro y para los familiares o visitantes de los enfermos", asegura un trabajador del centro.
Las ambulancias que suben por la avenida de los Reyes Cat¨®licos desde el arco de la Victoria est¨¢n obligadas a dar la vuelta a la plaza de Cristo Rey y volver a bajar siguiendo la larga y lenta fila de s¨®lo dos carriles para llegar a la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n. Uno de los carriles es la antigua acera por lo que no hay forma de un avance r¨¢pido a la desesperada. De nada sirven las sirenas.
De los tres accesos al Hospital Cl¨ªnico por la calle Isaac Peral, dos est¨¢n permanentemente bloqueados por coches aparcados, han manifestado fuentes de la direcci¨®n del centro. En esta zona se intensifican los atascos, ya que todo el tr¨¢fico que baja por la calle Isaac Perales es desviado a la izquierda por calles laterales.
Los responsables del Cl¨ªnico se han visto obligados a contratar a vigilantes jurados y colocarles en lugares estrat¨¦gicos para impedir el paso a conductores desesperados dispuestos a abandonar el coche en cualquier lugar.
Es tan dif¨ªcil acceder en ocasiones a los hospitales que los enfermeros prefieren dejar la ambulancia en cualquier sitio y cruzar las calles o la plaza de Cristo Rey empujando la camilla con el enfermo dentro o transportar al paciente en volandas ante la mirada at¨®nita de los conductores, que creen estar asistiendo a una escena de una pel¨ªcula de Jerry Lewis.
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