La grandeza y la Jondura

Otro gran recital de Naranjito de Triana. Es uno de los cantaores m¨¢s seguros en activo, y raramente defrauda. Racionaliza siempre el cante, con rigor y serenidad terminantes. Rigor y serenidad que le echar¨¢n en cara quienes prefieren la incertidumbre del jip¨ªo emocional, el casi azar del pellizco y la inspiraci¨®n, del momento. Nadie podr¨¢ cuestionar, sin embargo, la perfecci¨®n formal del cante de este hombre exigente consigo mismo, que arquitectura cada estilo con precisi¨®n exquisita, engrandeci¨¦ndolo al amparo de la brillantez excepcional de su voz, de tal forma que hasta el fandango -esa serie formidable del Gloria, Cepero y Sevillano- adquiere esplendor inusitado.Carmen Linares repiti¨® pr¨¢cticamente el recital que le hab¨ªamos o¨ªdo 48 horas antes en el Chaminade, cambiando s¨®lo la sole¨¢ por taranto y taranta. Repiti¨® repertorio y repiti¨® ¨¦xito. Y Paco Cort¨¦s, acompa?ando a ella y a Naranjito, tuvo m¨¢s oportunidades de hacer patentes sus grandes virtudes en el toque de la m¨¢s pura prosapia flamenca. En el baile vimos a una joven Manuela Vega no muy inspirada. Yo pensaba, contempl¨¢ndola, en la ni?a que se ha aprendido la lecci¨®n de memorieta y la suelta de carrerilla. Trabaja mucho, es cierto, pero nada m¨¢s.

Horas despu¨¦s asist¨ªamos a una actuaci¨®n memorable de Chano Lobato, justamente en el polo opuesto a Naranjito. Chano, en noche de genial inspiraci¨®n, hace diabluras con el cante, incluso tonter¨ªas, como ¨¦l mismo dice, se pone por montera ortodoxias y c¨¢nones flamencos, pero lo hace con un entra?amiento tal con los duendes y los ¨¢ngeles jondos que ¨¦l mismo se convierte en espect¨¢culo irrepetible. Pero ojo, que cuando se pone serio es capaz de darnos el m¨¢s estremecedor cante por soleares, por malague?as, por martinetes y siguiriyas, como hizo esta noche. Lo de Chano Lobato fue un verdadero revolc¨®n de jondura, en di¨¢logo emocionante con la siempre magn¨ªfica guitarra de Pepe Habichuela.