La catedral de la Almudena y las dos Espa?as
No teniendo nada peor que hacer, cay¨® en mis manos un ejemplar de EL PA?S.Triste y acongojado, fui hojeando veloz ese venenillo del pueblo hasta topar con su repelente panfleto sobre la catedral de Madrid y capt¨¦ r¨¢pidamente que a la cajita de Pasionaria le faltaba usted (no le tuteo; eso se queda para los buenos niveladores de las clases sociales, a veces a tiros): all¨ª ten¨ªa que estar comi¨¦ndosela a besos y bebi¨¦ndose sus mensajes brotados de sus resecos y traumatizados sesos.
S¨ª, se?or, s¨ª: hay dos Espa?itas, y las habr¨¢ durante muchos a?os, y su maldad literaria lo sabe tan netamente bien como yo.
Mientras haya engendros que pidan un parque p¨²blico en lugar de una catedral para Madrid, habr¨¢ dos Espa?itas. Y quiz¨¢ lo quiera sembrado de alfalfa, como su amo Guerra pretende, para d¨¢rselo a comer a la otra media.-
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