Pujol, entre la fascinaci¨®n y el odio
EL PA?S, Los p¨¢rrafos de las memorias de Tarradellas dedicados al actual presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, son abundantes y especialmente ¨¢cidos: "Muerto el general, los comunistas entendieron que hab¨ªan dado un paso adelante con la creaci¨®n del Consell de Forces Pol¨ªtiques. Por su parte, Jordi Pujol quer¨ªa labrarse la imagen de futuro presidente de la Generalitat, cargo en el que los comunistas sab¨ªan que no pod¨ªan jugar ninguna carta. Empezaba as¨ª la colaboraci¨®n t¨¢cita entre los comunistas y Jordi Pujol, que me producir¨ªa m¨²ltiples enfrentamientos ( ... ).
"Jordi Pujol se present¨® en Par¨ªs el d¨ªa antes a mi reuni¨®n con la comisi¨®n permanente de la Asamblea de Parlamentarios. Sab¨ªa que vendr¨ªa. Me han pasado tantas cosas con ¨¦l que me lo conozco de arriba a abajo. Nada que venga de ¨¦l me sorprende. Conozco sus resortes psicol¨®gicos y estaba seguro de que se presentar¨ªa de un momento a otro. No ven¨ªa a reconciliarse, ni a ofrecerme un pacto, ni a curar viejas heridas producidas por su trato. Nada de eso. Ven¨ªa porque, en el fondo, siempre ha sentido por m¨ª una extra?a fascinaci¨®n, mezclada con un odio expl¨ªcito. Como nacionalista que dice ser, no pod¨ªa dejar de admirar mi tozudez, la tenacidad que yo pon¨ªa en la defensa de nuestras instituciones. La vigilancia constante que ejerc¨ªa sobre todas las tramoyas pol¨ªticas que se urd¨ªan en Barcelona. Por otra parte, yo era el presidente de la Generalitat y ¨¦l sab¨ªa muy bien hasta qu¨¦ punto hallar¨ªa en m¨ª un defensor de todas y cada una de las prerrogativas del cargo. Y esto, el que deseaba ocuparlo, lo encontraba insoportable".
Hipocres¨ªa y ambici¨®n
"He ah¨ª su drama de todos estos a?os. Por una parte no me atacaba porque no pod¨ªa hacer otra cosa, por otra, yo le estorbaba enormemente. Ning¨²n pol¨ªtico catal¨¢n ha dirigido una lucha tan constante y tan met¨®dica como Jordi Pujol para impedir que yo regresara a Catalu?a. Y lo llevaba a t¨¦rmino intentando dar la impresi¨®n de hacer exactamente lo contrario, con una hipocres¨ªa tan grande como su desmesurada ambici¨®n ( ... )".
"Una constante de la acci¨®n solitaria de Pujol es no hacer nunca caso a nadie y creer que tiene toda la verdad cuando se trata de Catalu?a. As¨ª han ido sus cosas, desde Banca Catalana hasta la divisi¨®n que ha causado en Catalu?a. Tiene, empero, la fuerza del hombre que obliga a los otros, que amenaza, que presiona con todos los medios. En esto consiste la dictadura blanca a la que me he referido en algunas declaraciones p¨²blicas, tema al que volver¨¦. No soy de los que cree que criticar a Jordi Pujol sea criticar a Catalu?a, como lo creen curiosamente casi todos los dirigentes de los partidos, incluidos los de la izquierda catalana".
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