La guerra de Nicaragua
La guerra de Nicaragua posiblemente sea el conflicto del escenario internacional que m¨¢s pasiones despierta entre los lectores de EL PA?S. El deshielo del socialismo real que implica el proceso de democratizaci¨®n impulsado por Mijail Gorbachov ha generado menos correspondencia entre los lectores. Pero no es s¨®lo un problema de cantidad, sino de tono. La guerra caliente de Centroam¨¦rica, con sus trincheras ideol¨®gicas y militares, tiene fiel reflejo en la pasi¨®n con que los lectores contemplan el conflicto y valoran la informaci¨®n que env¨ªan nuestros corresponsales en la zona. La abrumadora mayor¨ªa de las cr¨ªticas que se formulan proviene de lectores que no ocultan su simpat¨ªa por la causa del sandinismo, y acusan al diario de ser beligerante contra el Gobierno de Managua. El ¨²ltimo ejemplo es una carta de ocho folios que, desde Oviedo, ha dirigido al ombudsman Francisco Javier Garc¨ªa-Ramos.El lector procede, en su carta, a comentar seis cr¨®nicas publicadas entre el 29 de octubre y el 8 de noviembre pasados, y que hab¨ªan sido enviadas por los corresponsales Jos¨¦ Comas, Antonio Ca?o y Carlos Mendo. Los cargos que presenta el lector -subrayando titulares, entresacando citas, apuntando errores o destacando omisiones- intentan demostrar la hostilidad de los corresponsales hacia el Gobierno sandinista y sus simpat¨ªas por la oposici¨®n que respalda EE UU.
El lector concluye su largo informe se?alando que otros diarios espa?oles "son mucho m¨¢s tendenciosos que EL PA?S, pero ¨¦ste tiene mayor peso e influencia, crea opini¨®n y, por tanto, su orientaci¨®n es mucho m¨¢s da?ina. Se vende encubierta con la falsa garant¨ªa del control de calidad y se compra creyendo ingenuamente que es un producto objetivo, imparcial y riguroso, apto para el consumo".
El defensor de los lectores hizo llegar la carta del lector a Antonio Ca?o, corresponsal con base en M¨¦xico, que cubre tambi¨¦n la actualidad de Centroam¨¦rica y el Caribe y, por tanto, las guerras de Nicaragua y de El Salvador.
"Seleccionar unas cuantas frases de unos pocos art¨ªculos para analizar el tratamiento global que un peri¨®dico da a un tema", responde Antonio Ca?o, siempre supone un grave riesgo de parcialidad, pero si adem¨¢s eso se hace con los art¨ªculos publicados sobre una regi¨®n tan viva, tan cambiante y tan pol¨¦mica como Centroam¨¦rica, el riesgo se convierte en osad¨ªa. Estoy convencido de que tanto los partidarios del Gobierno de Nicaragua como los que son contrarios al sandinismo encontrar¨ªan alguna vez en distintos reportajes art¨ªculos y cr¨®nicas de EL PA?S frases o referencias que les disgustar¨ªan o, en el peor caso, les llevar¨ªan a pensar en nuestra mala intenci¨®n".
"En Centroam¨¦rica, adem¨¢s, los hechos se desarrollan con tal aceleraci¨®n, con tal pasi¨®n pol¨ªtica, que cualquier cosa es interpretable desde muchos ¨¢ngulos, y lo que es bueno hoy es malo ma?ana. Citemos un ejemplo: escribir hace apenas dos o tres a?os que la contra ten¨ªa fuerza militar y bases en el interior del pa¨ªs hubiese suscitado cierto malestar en el Gobierno nicarag¨¹ense. Hoy ocurre exactamente lo contrario. El malestar lo generar¨ªa una cr¨®nica que dijese que la contra no significa militarmente ning¨²n peligro para el sandinismo".
"Si a esto a?adimos", agrega Ca?o, "que la l¨®gica inmediatez de una cr¨®nica period¨ªstica obliga a veces a escribir sobre hechos o declaraciones que se han producido minutos antes, mucho m¨¢s teniendo,en cuenta la diferencia horaria con Am¨¦rica Latina, hay que apelar a la comprensi¨®n de los lectores para que entiendan cualquier error o mala interpretaci¨®n simplemente como eso, un error, nunca una intenci¨®n premeditada de tomar partido".
"Un corresponsal en Centroam¨¦rica, pese a su obligada voluntad de distanciamiento de los hechos, vive m¨¢s de cerca los acontecimientos de la zona que cualquier lector en Espa?a. Est¨¢ tambi¨¦n m¨¢s sometido a las presiones pol¨ªticas y morales que se soportan cotidianamente y conoce mejor los deseos, los sufrimientos, las inquietudes de la gente con la que convive. No puede, por tanto, sustraerse del todo a la pasi¨®n general, lo que -pido disculpas en lo que a m¨ª ata?e- muchas veces puede conducir hacia an¨¢lisis equivocados".
"Pero el lector puede tener la confianza de que, equivocado o no, ese an¨¢lisis lo hace una persona que trata de llegar hasta los aspectos m¨¢s ocultos de una noticia, que trata de confirmarla, de contrastarla y de investigarla. En el caso de Nicaragua, ese an¨¢lisis lo hace una persona que viaja continuamente a ese pa¨ªs, que habla con las fuentes m¨¢s altas en el Gobierno y en la oposici¨®n, que conversa con otros muchos sectores sociales, que se pasea por los mercados, que comprueba a veces que las cosas no son como pensaba antes de salir de Madrid, y destaca, otras veces, m¨¦ritos que desconoc¨ªan los m¨¢s furibundos prosandinistas".
"El mundo en Centroam¨¦rica", concluye Ca?o, "no es blanco y negro. El conflicto no es entre buenos y malos. Los sandinistas aciertan unas veces y, supongo, se equivocan otras. Como este corresponsal".
Leer los anuncios
Es sabido que algunos lectores ven en las informaciones de los peri¨®dicos todo tipo de intenciones ocultas. No es tan corriente, sin embargo, que vean esas intenciones ocultas en los anuncios. Jes¨²s Bermejo Bermejo ha enviado al ombudsman un anuncio publicado por este diario en el suplemento Estilo. El lector ve "un ap¨¦ndice redondeado" en la modelo que aparece a la izquierda del anuncio (v¨¦anse las fotograf¨ªas que ilustran el art¨ªculo) y considera que se trata de un caso de manipulaci¨®n intencionada. Aparentemente, la denuncia es espectacular.
El ombudsman ha consultado a fot¨®grafos de publicidad, a publicitarios ajenos a este anuncio y a la agencia que lleva la campa?a de publicidad de la marca de cigarrillos. La explicaci¨®n parece m¨¢s sencilla.
Tanto los publicitarios como los fot¨®grafos ajenos al anuncio consultados por el ombudsman, coincidieron en que se trataba de una casualidad, producto de un mal desarrollo del tipo de montaje fotogr¨¢fico que se realiza en este tipo de anuncios. El fondo del anuncio, la ciudad de Nueva York, es una fotograf¨ªa distinta a la que aparece en primer plano (los tres modelos).
La sobreimpresi¨®n de las dos fotograf¨ªas para conseguir un determinado ambiente crea distorsiones en la mano izquierda de la modelo que pueden dar resultados tan curiosos como el que apunta el lector.
El responsable de la agencia que realiz¨® el anuncio se mostr¨® consternado al ser consultado por el ombudsman. Indic¨® que nadie de su agencia hab¨ªa reparado en el equ¨ªvoco que planteaba el lector, pese a haber pasado por manos de especialistas, y se mostr¨® dispuesto a retirar el anuncio si alguien consideraba que pudiera ser obsceno.
El tel¨¦fono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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