Disidencia contra 'perestroika'
La aparici¨®n de una nueva novela de Mil¨¢n Kundera abre una primera gran interrogaci¨®n que plantea en el terreno literario la apertura democr¨¢tica en la Europa del Este: ?qu¨¦ va a pasar con la disidencia, ese gran movimiento intelectual, art¨ªstico y moral que las dictaduras populares en esos pa¨ªses han determinado durante casi medio siglo?Hace 20 a?os todo parec¨ªa establecido, y ya se sab¨ªa que Victor Kravehenko no escogi¨® la libertad, sino uno de los bandos de la guerra fr¨ªa, que Jan Valtin no dej¨® la noche atr¨¢s ni invent¨® castillos en la arena, y que VIadimir Dudinzev era una v¨ªctima extraviada. Pero a partir de Solyenitsin y el archipi¨¦lago Gulag, con su exilio a Occidente, el aplastamiento de la primavera de Praga, el Nobel de Literatura y el reciclaje apresurado de la izquierda europea occidental, la disidencia cobr¨® tanta fuerza intelectual y art¨ªstica que se convirti¨® en una nueva patria literaria, y hasta consigui¨® dos premios Nobel m¨¢s, el polaco Czeslaw Milosz y el ruso Josef Brodsky.
?Podr¨¢ ahora la perestroika terminar con la disidencia? Milan Kundera lleva viviendo 15 a?os en Par¨ªs, desde donde ha sido traducido a m¨¢s de 20 idiomas, ha triunfado en todas las latitudes, se ha visto sobrecargado de premios y su nombre suena tambi¨¦n para el Premio Nobel. Checoslovaquia es un pa¨ªs aparte y Praga es el centro de esa Europa central, valga la redundancia, que al ser la primera gran encrucijada de culturas las ha sufrido todas de manera traum¨¢tica; de all¨ª escap¨® Rilke, all¨ª permaneci¨® Kafka y all¨ª sigue viviendo el esp¨ªritu del Golem. All¨ª han permanecido Vaclak Havel y Bohumir Raval, y de all¨ª huy¨® Kundera.
Este ap¨®stol de la risa y el olvido, de las despedidas y los amores rid¨ªculos, que proclam¨® ligero al ser para mejor poder soportar lo que es, admirador de Rabelais, Cervantes, Sterne, Diderot, Kafka y Musil, no tiene m¨¢s remedio que intentar volver a la realidad que le expuls¨®, pues ¨¦se es el destino de toda disidencia, de todos los exilios que en el mundo han sido, y en Espa?a ya sabemos demasiado de todo eso.
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