Los pasillos del infierno
Ridley Scott es uno de los responsables m¨¢ximos -junto a su compa?ero Hughson y Adrian Linne y otros- de la introducci¨®n en el cine comercial contempor¨¢neo de la est¨¦tica propia del corto publicitario. Su trabajo en Los duelistas, Alien y, sobre todo, Blade runner se caracteriz¨® por una atenci¨®n minuciosa, hasta llegar a ser excesiva, en ocasiones, a los valores pl¨¢sticos de la fotograf¨ªa en detrimento de los puramente f¨ªlmicos y narrativos. Si en Legend o La sombra del testigo ya hab¨ªa dado alguna muestra de su tendencia formalista, en Black rain esta inclinaci¨®n se manifiesta con toda franqueza, aunque su instinto de realizador consciente le salve del desastre y le lleve tambi¨¦n a un fecundo compromiso entre ambas exigencias contrapuestas.El marco del thriller le vale para escapar de la mayor parte de las trampas habituales del proyecto y su capacidad t¨¦cnica y expresiva le permite superar las incongruencias de una historia convencional que vale m¨¢s, sin duda, por su evocaci¨®n de ambientes ex¨®ticos y la creaci¨®n implacable de un climax opresivo que por la construcci¨®n de un universo dram¨¢tico autosuficiente. El cine negro en color es una de las paradojas m¨¢s habituales de la industria cinematogr¨¢fica internacional, que no se decide a abandonar este verdadero fil¨®n sino que lo explora una y otra vez, incansablemente, con la complicidad de los buenos aficionados.
Black rain
Paramount Picture presenta una producci¨®n Stanley R. Jaffe y Sherry Lansing. Im¨¢genes: Jan de Bont. Escrita por Craig Bolotin y Warren Lewis. M¨²sica de Hans Zimmer. Montaje: Tom Rolf. Direcci¨®n: Ridley Seott. Int¨¦rpretes: Michael Douglas, Andy Garc¨ªa, Ken Takakura, Kate Capshaw. Estreno en Madrid, cines: Colombia, Gran V¨ªa, Majadahonda, Pozuelo, Proyecciones, Vaguada y D¨²plex (V. O.).
Ridley Scott, ha disfrutado, obviamente, con esta ocasi¨®n de oro que le ha ofrecido Michael Douglas -ayudado por los productores de su gran ¨¦xito Atracci¨®n fatal, Stanley R. Jaffe y Sherry Lansing- para salir de un verdadero bache profesional. Hay que decir, en su descargo, que Scott se ha dedicado intensamente a esta empresa, con toda su energ¨ªa, como es habitual en ¨¦l hasta obtener unos resultados visuales apasionantes, y elegantemente elaborado, con los humos, luces y sombras ominosas que ya aparecieron en Blade runner, aunque este filme que ahora se estrena no llegue a la altura est¨¦tica de su antecesora ni a su :madurez global. Black rain sin embargo, es un compromiso muy aceptable que se mueve en el dificil e inestable equilibrio que hay entre el cine de autor y la gran superproducci¨®n, sin caer en los errores habituales y utilizando, con gran habilidad, las facilidades de un marco gen¨¦rico ampl¨ªsimo para llegar a un final previsible que asegura la tranquilidad del espectador.
Trabajo profesional
Adem¨¢s de los logros t¨¦cnicos que van a asegurar el recuerdo de los buenos aficionados -a los que Jan de Bont, habitual c¨¢mara de Paul Verhoeven, no ha sido ajeno, en modo alguno-, Black rain ofrece un trabajo intenso y muy profesional de Michael Douglas, simultaneado con sus labores de gran productor al frente del cotarro, que se une a sus or¨ªgenes profesionales en el serial Las calles de San Francisco. A su lado no desmerece en absoluto, sino que lo supera en muchas ocasiones, el fascinante actor Andy Garc¨ªa, y Ken Takakura, otro gran secundario japon¨¦s. La presencia femenina indispensable est¨¢ a cargo de Kate Capshaw, escapada del mundo spielbergiano, para embellecer este relato sombr¨ªo en el que Jap¨®n ofrece una amenaza diab¨®lica e inquietante, muy lejana del habitual t¨®pico industrial y consumista.
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