T¨®picos
Para acercarse al actual mapa de situaci¨®n liban¨¦s conviene acabar con ciertos t¨®picos:
1. Ni cristianos ni musulmanes. La marginaci¨®n pol¨ªtica y social de la comunidad shi¨ª, la m¨¢s numerosa demogr¨¢ficamente, es una de las ra¨ªces profundas del conflicto. Adem¨¢s, no todos los cristianos se han beneficiado de los privilegios y la pujanza de los maronitas, la comunidad cristiana m¨¢s numerosa. Grecoortodoxos, melquitas, siriacos, caldeos, protestantes y cat¨®licos romanos, padecen la cesi¨®n a los maronitas por parte francesa de la c¨²pula administrativa del mandato. Y la comunidad musulmana sun¨ª se encuentra, por razones socioecon¨®micas y culturales, m¨¢s pr¨®xima a los cristianos maronitas que a los musulmanes shi¨ªes, pero los sun¨ªes no renuncian a sus arabidad, como lo hace una buena parte de los maronitas.
2. Sirios, molestos pero ¨²tiles. Ofende al orgullo patrio liban¨¦s estar tutelado por un ej¨¦rcito extranjero, aunque sea ¨¢rabe y vecino. No obstante, incluso entre los habitantes de las llamadas regiones cristianas se reconoce el papel de reconciliaci¨®n realizado por los hombres de Damasco entre 1976 y 1981, y m¨¢s tarde, desde febrero de 1987, cuando entraron en el sector oeste de Beirut. Aunque se admitan las pretensiones hist¨®ricas de Siria sobre L¨ªbano no hay que olvidar que la guerra civil libanesa es anterior a la presencia siria, que las tropas de Damasco acudieron en principio a requerimiento liban¨¦s, y que su permanencia garantiza el mantenimiento del orden en las regiones que controla.
3. La chispa palestina.
Se apaga tras la invasi¨®n israel¨ª. El factor palestino, que actu¨® como detonante en la primera etapa de la guerra civil, ha pasado a un segundo plano en los conflictos pol¨ªticos internos, ante la relevancia de los problemas generados por la desmembraci¨®n del Estado.
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