Cinco 'cumbres' a la sombra de Alemania
Cinco cumbres centradas sobre Europa en el ¨²ltimo mes, desde la apertura del muro de Berl¨ªn, han vuelto a centrar el mapa sobre Alemania, y han acelerado las reflexiones sobre la futura estructuraci¨®n del Viejo Continente. Hasta el 9 de noviembre el cambio en Europa se limitaba principalmente a los otros pa¨ªses de la Europa del Este. Incluso la ca¨ªda de Erich Honecker en s¨ª no supuso el revulsivo que signific¨® la apertura de las fronteras de la RDA, la reapertura de la cuesti¨®n alemana.
En cuesti¨®n de horas, pareci¨® que todo era de nuevo posible. La reacci¨®n fue m¨¢s ¨¢gil y r¨¢pida en unos que en otros. Los dirigentes europeos y de las dos si es que todav¨ªa hay dos- superpotencias han discurrido no s¨®lo sobre el corto, sino sobre todo sobre el medio y largo plazo, lo que para muchos resulta tranquillizador. Quiz¨¢, en las actuales circunstancias europeas, resulta m¨¢s f¨¢cil adivinar lo que ocurrir¨¢ a medio o largo plazo que lo que suceder¨¢ ma?ana.
Los doce en Par¨ªs, George Bush y Mijail Gorbachov en Malta, Lina reuni¨®n al m¨¢ximo nivel de la OTAN y otra del Pacto de Varsovia, el Consejo Europeo que termin¨® el pasado s¨¢bado en Estrasburgo, adem¨¢s de, desde el 9 de noviembre, contactos de suma importancia, como las entrevistas de Fran?ois Mitterrand y Gorbachov en Kiev, o la de Hans-Dietrich Genscher y Edvard Shevardnadze en Mosc¨², han puesto los cimientos de un nuevo orden europeo.
El primer factor resultante es un decidido apoyo a unas econom¨ªas reformadas en los pa¨ªses del Este por parte occidental. La econom¨ªa domin¨® el encuentro de Malta, y ha sido parte importante en el Consejo Europeo.
Otro factor primordial es el deseo y la necesidad de mantener la Comunidad Europea como centro de estabilidad en Europa. Para ello es necesario que la CE avance en su profundizaci¨®n, lo que resulta impensable sin la colaboraci¨®n de Bonn. La cual, a su vez, no se lograr¨ªa si los pasos a dar separasen m¨¢s a Alemania del Este de la Europa comunitaria. Por ello, por una parte, los doce han apoyado la perspectiva de una eventual autodeterminaci¨®n alemana, y a la vez se han mostrado partidarios (con la excepci¨®n de Margaret Thatcher) de una conferencia intergubernamental para redactar un nuevo tratado que lleve: a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Tal uni¨®n no est¨¢ ni mucho menos garantizada. Por el momento constituye un acto de fe por parte de los que la propugnan. En meses o a?os la situaci¨®n puede cambiar y hacer de esta uni¨®n algo absolutamente necesario o irreal. Por ahora, la CE ha de mostrado estar a¨²n en forma.
Novedoso resulta tambi¨¦n el apoyo sincero por parte de Estados Unidos al proceso de integraci¨®n europea, tesis que George Bush parece ahora compartir tambi¨¦n con Gorbachov.
La Europa de la seguridad
En la cuneta ha quedado la Europa de la seguridad. Lo ocurrido en Estrasburgo revela pues, que se ha avanzado en la construcci¨®n de una Europa social y econ¨®mica a cambio de sacrificar la Europa de la seguridad. Al menos por el momento, pues los acuerdos de desarme y los recortes presupuestarios anunciados por el secretario de Defensa norteamericano Richard Cheney. Los sovi¨¦ticos insisten de nuevo en que EE UU viva tambi¨¦n en esa casa com¨²n de la que Gorbachov habla cada vez menos.
El mapa pol¨ªtico de Europa se modifica, aunque el mapa estrat¨¦gico permanece. ?Por cu¨¢nto tiempo?, se preguntaba hace unos d¨ªas el primer ministro belga, Wilfried Martens.
Tras la cena de los doce en el El¨ªseo se insisti¨® en la necesidad de mantener las actuales estructuras y se asegur¨® que la reunificaci¨®n alemana no estaba en la agenda. La solidaridad comunitaria qued¨® trastocada unos d¨ªas despu¨¦s cuando Kohl anunci¨®, sin consultarlo con sus aliados, su plan de 10 puntos, siendo el d¨¦cimo justamente el de la reunificaci¨®n. Para Gorbachov, "toda tentativa de empujar la cuesti¨®n [alemana] hacia su soluci¨®n podr¨ªa hacer peligrar los cambios que se est¨¢n operando". ?Es ¨¦sta la Doctrina Sinatra?
Las reuniones y los cambios han descolocado a Margaret Thatcher, que ha tenido que escuchar de boca de Bush en Bruselas las loas a la integraci¨®n europea. Y ha visto c¨®mo sus socios comunitarios la ignoraban al aprobar a once una Carta Social que no es vinculante.
Cinco cumbres han servido para prepararse frente a lo que puede ser un fr¨ªo invierno en Europa del Este y en la URSS. El Tercer Mundo, olvidado, puede pasar calor.
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