Glenda Jackson
La tentaci¨®n de entrar en la batalla pol¨ªtica
Glenda Jackson, una de las pocas actrices que han conseguido dos oscars de Hollywood, puede estar a punto de abandonar las candilejas y los focos cinematogr¨¢ficos por los pasillos y los focos de la televisi¨®n de la C¨¢mara de los Comunes. Los miembros del Partido Laborista del distrito de Leeds quieren que la fuerza y la firmeza de Glenda Jackson sucedan a la sutileza y sabidur¨ªa pol¨ªticas del veterano Dennis Healy, quien a sus 72 a?os ha anunciado recientemente que no concurrir¨¢ a los pr¨®ximos comicios."Si se hubiera dedicado a la pol¨ªtica hubiese llegado a primera m¨ªnistra", dec¨ªa hace alg¨²n tiempo el ex marido de la actriz, Roy Hodges, quien a?ad¨ªa: "Y si hubiese sido una criminal hubiese dado en Jack el Destripador". Ser¨ªa un espect¨¢culo ver en la pr¨®xima legislatura a la curtida y feroz dama de hierro, suponiendo que los conservadores vuelvan a salir victoriosos de las pr¨®ximas elecciones, v¨¦rselas con la novata y agresiva Glenda Jackson, laborista con carn¨¦ desde los 16 a?os.
La actriz est¨¢, a sus 53 a?os, en las ant¨ªpodas de lo que se considera una estrella, y vive sin alardes a un tiro de piedra de Greenwich, en las estribaciones de Londres, donde sigue debati¨¦ndose en la duda de si ceder a la tentaci¨®n de entrar en el fragor de la batalla pol¨ªtica. Hace seis a?os, concretamente en 1983, anduvo en un tris de hacerlo, y hace unos d¨ªas casi le brillaban- los ojos en televisi¨®n al decir que si alguien se lo propon¨ªa se lo pensar¨ªa. En Leeds East le han tomado la palabra, y ahora tiene que responder.
Jackson aborrece a la primera ministra Margaret Thatcher a la que acusa de arrojar por la borda la compasi¨®n y la justicia social en favor del endiosamiento del dinero. "Me averg¨¹enzo de ser brit¨¢nica", dice.
En la C¨¢mara de los Comunes, la actriz clamar¨ªa contra el tanto vales cuanto tienes thatcher¨ªano y contra los horrores end¨¦micos del Tercer Mundo sin el poder¨ªo intelectual de un Dennis Healy, quien ocupara las carteras de Defensa y Hacienda, pero con la pasi¨®n y determinaci¨®n de la Charlotte Corday del Marat / Sade que interpret¨® para pasmo de todo el mundo cuando s¨®lo era una actriz desconocida, en 1964.
Despu¨¦s vinieron muchos papeles en teatro, cine y televisi¨®n -de Cleopatra a Hedda Gabler, de Isabel I de Inglaterra a Bernarda Alba-, el reconocimiento mundial y los oscars norteamericanos, pero pocas cosas la complacer¨ªan m¨¢s que ver deshacerse a sus pies a Margaret Thatcher. Y no es que Jackson, sea una mujer amargada o vengativa; es que no soporta la injusticia.
Glenda Jackson, la actriz que encarn¨® a Bernarda Alba en la versi¨®n londinense de la obra de Lorca dirigida por Nuria Espert y estrenada en 1986 en el Lyric Theatre de la capital brit¨¢nica, tiene un agudo sentido del humor y de la iron¨ªa. Unos obreros silbaron a su paso y dijeron alguna burrada que se perdi¨® en la distancia. "Hay que permitir que se exprese la condici¨®n humana, aun en los hombres", fue su senequista comentario, acostumbrada como tiene que estar a lo que en los a?os sesenta y setenta eran reacciones a su estampa turbadoramente sexy.
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