La bestia despierta en Jap¨®n
Ishihara dirige la nueva corriente nacionalista que coloca a Tokio en el liderazgo mundial
Los japoneses no suelen vanagloriarse de su pa¨ªs delante de un extranjero y reprimen su inveterado sentimiento nacionalista por miedo a despertar a la bestia. Algunos de ellos, sin embargo, no piensan igual y opinan que ha llegado la hora de comportarse conforme al poder¨ªo financiero, comercial y tecnol¨®gico que Jap¨®n ha adquirido en la d¨¦cada que ahora termina. Son representantes de un nacionalismo que no es del todo f¨¢cil de catalogar, pero que en los esquemas occidentales encaja dentro de un conservadurismo patri¨®tico. Una de sus figuras m¨¢s preeminentes es Shintaro Ishihara, un pol¨¦mico y controvertido parlamentario del gubernamental Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD) de 57 a?os, que aspira a dirigir el pa¨ªs dentro de unos a?os y que defiende la tesis de que el. liderazgo mundial japon¨¦s es inaplazable.
Ishihara es ampliamente conocido dentro de Jap¨®n, pero fuera del pa¨ªs era un personaje relativamente an¨®nimo, como en general son todos los pol¨ªticos nipones. Pero el pasado verano, sali¨® a la venta un libro titulado The Japan that can say no (El Jap¨®n que puede decir no), que el pol¨ªtico escribi¨® conjuntamente con el presidente de la compa?¨ªa Sony, Akio Morita, y donde se acusa a Estados Unidos de racismo en las relaciones con Jap¨®n. Una traducci¨®n pirata en ingl¨¦s apareci¨® m¨¢s tarde y comenz¨® a pasar de mano en mano entre la clase pol¨ªtica en Washington y entre diplom¨¢ticos y periodistas occidentales en Tokio. "Estados Unidos bombarde¨® Alemania indiscriminadamente, pero no lanz¨® la bomba at¨®mica. Cuando les digo: 'Ustedes la lanzaron aqu¨ª porque esto es Jap¨®n, ?verdad?', responden que no. Pero la lanzaron sobre Jap¨®n y creo que eso lo debemos tener siempre en mente", escribe Ishihara en uno de los cap¨ªtulos del libro.Los dos autores se repartieron el trabajo y escribieron un cap¨ªtulo cada uno sobre diversos temas. Ishihara muestra mucha m¨¢s agresividad que Morita. Las cr¨ªticas que The Japan that can say no ha despertado fuera impulsaron al presidente de la Sony a anunciar p¨²blicamente que no comparte muchas de las ideas expuestas por Ishihara. Seg¨²n ¨¦ste, Jap¨®n no puede seguir actuando como un subordinado de Estados Unidos, sino ser consciente de su poder¨ªo tecnol¨®gico, en especial en el campo de la superconductividad, que desempe?a un papel esencial en el desarrollo armament¨ªstico.
"Poco importa hasta d¨®nde Estados Unidos puede desarrollar su industria militar si un d¨ªa Jap¨®n le dice: 'Ya no vamos a venderles m¨¢s chips", escribe Ishihara insinuando que el equilibrio militar mundial podr¨ªa cambiar radicalmente si los japoneses venden su tecnolog¨ªa a la URSS. Ishihara sostiene que las fricciones comerciales entre Jap¨®n y EE UU son consecuencia de un inconfensable prejuicio norteamericano hacia la raza amarl a. "La civilizaci¨®n moderna construida por los blancos est¨¢ llegando a su final pr¨¢ctico. La historia est¨¢ entrando en un nuevo per¨ªodo de g¨¦nesis", se?ala, para. enfatizar luego que Jap¨®n necesita de Asia m¨¢s que de EE UU y que el poder¨ªo tecnol¨®gico coloca al imperio del sol naciente en posici¨®n de naci¨®n destinada a desempe?ar un papel de m¨¢ximo protagonismo en la construcci¨®n del nuevo mundo.
Pavor en Occidente
En Occidente las ideas de Ishihara han causado pavor y algunos ven detr¨¢s de ellas un resurgimiento del nacionalismo nip¨®n, por otra. parte nunca muerto, y el despertar de un af¨¢n expansionista tras 40 a?os de penintencia. Personajes como Shintaro Ishihar¨¢, un pol¨ªtico que no goza entre sus compa?eros de partido la misma simpat¨ªa que arranca en la calle, son resultado de un movimiento revisionista que ha emergido en Jap¨®n como r¨¦plica al que existe en Estados Unidos contra los japoneses. Son movimientos que abogan por la revisi¨®n de las relaciones bilaterales al estar convencidos sus inspiradores de que los a?os venideros marcar¨¢n un empeoramiento de las fricciones comerciales y unafase de debiiitamiento de una alianza que estuvo basada en la oposici¨®n frontal al- comunismo sovi¨¦tico. Los dos pa¨ªses iniciaron en septiembre pasado negociaciones sobre impedimentos estructurales en el comercio bilateral, potencialmente positivas pero que pueden estallar en mil pedazos si para el verano pr¨®ximo no se logran resultados concretos sobre temas dif¨ªcilmente solucionables a corto plazo porque responden m¨¢s a la filosofia econ¨®mica de cada pa¨ªs.
Para los japoneses, las bestias negras del revisionismo norteamericano son el congresista dem¨®crata y ex aspirante a la presidencia Richard Gephardt; un ex alto funcionario del Departamento de Comercio, Clyde Prestowitz, autor de un libro titulado Trading Places; el director de la revista The Atlantic, James Fallows; y un periodista holand¨¦s, Karel van Wolferen, que ha escrito un libro de ¨¦xito llamado The Enigma of Japanese Power. Van Wolferen es quien m¨¢s ampollas ha levantado en Tokio porque la cr¨ªtica, muy afilada, procede de un extranjero que ha vivido m¨¢s de 20 a?os en Jap¨®n y que sigue residiendo gran parte del tiempo en el pa¨ªs.
Seg¨²n ¨¦l, Estados Unidos y Jap¨®n est¨¢n condenados a no entenderse porque no existe un centro de responsabilidad en la estructura de poder japonesa, y por consiguiente es imposible un cambio en el rumbo econ¨®mico. Adem¨¢s, dice el periodista holand¨¦s, Jap¨®n no practica en sentido estricto la econom¨ªa de mercado ni es tampoco una sociedad libre seg¨²n el modelo occidental. En Jap¨®n el revisionismo lo cataliza sobre todo Ishihara y una peque?a cohorte de j¨®venes pol¨ªticos que se sienten casi liberados del tradicional complejo de inferioridad nip¨®n hacia los norteamericanos. Los resentimientos se reflejan en los sondeos de opini¨®n realizadas en uno y otro pa¨ªs. Seg¨²n una encuesta elaborada por el American Insight Group a principios de a?o, dos de cada tres norteamericanos piensan que Jap¨®n constituye hoy en d¨ªa una amenaza mayor que la URS S. En noviembre, una encuesta del diario japon¨¦s Yomiuri Shimbun confirm¨® la tendencia que se repite desde hace tres a?os, seg¨²n la cual cada vez es menor el n¨²mero de ciudadanos de cada pa¨ªs que piensan que son buenas las relaciones. Un 37% de japoneses (cuatro puntos menos que hace seis meses) y un 45,5% de norteamericanos (2,5 menos) opinaron que las relaciones son todav¨ªa buenas.
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