La herencia del pensador
Hace ahora medio a?o que se constituy¨® la nueva Fundaci¨®n Zubiri. Se trata de un centro privado, que un conjunto de amigos y disc¨ªpulos del fil¨®sofo espa?ol, muerto en 1983, han creado para trabajar sobre su obra. No surge de la nada. De hecho, desde que tras la guerra civil Zubiri dej¨® la Universidad, su vida intelectual fue desarroll¨¢ndose en el seno de instituciones privadas, en especial de la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid, que de alg¨²n modo es el antecedente de la nueva Fundaci¨®n. ?sta ha salido a luz con dos actosque acaban de celebrarse, uno de homenaje a Ignacio Ellacuna, inicuamente asesinado en El Salvador hace escasas fechas, y otro, ayer mismo, de presentaci¨®n de un in¨¦dito del propio Zubiri.Alguien preguntar¨¢, y con raz¨®n: ?por qu¨¦ ahora? ?No parece un poco tarde? ?Puede tener hoy otro sentido que el puramente remernorador o, quiz¨¢ peor, conmemorador? No lo creo as¨ª, y apoyo mi creencia en unos cuantos datos, poco conocidos, y no por ello menos relevantes. El primero es cronol¨®gico: la obra, filos¨®fica de Zubiri s¨®lo ahora es cuando puede comenzar a leerse de modo adecuado.
Pensemos que hasta 1980 no hab¨ªa publicado m¨¢s que dos vol¨²menes, Naturaleza, historia, Dios (1944) y Sobre la esencia (1962), y que a partir de 1980 su obra escrita se ha triplicado. En efecto, en esta d¨¦cada que ahora termina son seis las obras de Zubiri que han visto la luz: Inteligencia sentiente (1980), Inteligencia y logos (1982), Inteligencia y raz¨®n (1983), El hombre y Dios (1984), Sobre el hombre (1986) y Estructura din¨¢mica de la realidad (1989). Si a esto se a?ade que vanos de los libros publicados en esta ¨²ltima d¨¦?cada son, probablemente, los m¨¢s importantes de su producci¨®n, entonces se comprender¨¢ por qu¨¦ es ahora cuando el pensamiento de Zubiri empieza a tener aut¨¦ntica vigencia, o, dicho de otro modo, por qu¨¦, tiene un car¨¢cter rigurosamente actual.
El seminario de la antigua Sociedad de Estudios y Publicaciones que acaba de integrarse en la nueva Fundaci¨®n ha sido testigo a lo largo de los a?os de los avatares de la obra de Zubiri, y ahora cornprueba c¨®mo un n¨²mero cada vez mayor de fil¨®sofos j¨®venes leen, estudian y descubren un nuevo Zubiri, sin duda m¨¢s prometedor e interesante que las im¨¢genes estereotipadas que de ¨¦l se dieron con anterioridad a 1980. De ah¨ª el sentido de esta nueva Fundaci¨®n. Quiere dar respuesta a demandas e iniciativas que le han venido de fuera, de la sociedad, conservando el legado, haciendo accesible su obra, publicando sus escritos p¨®stumos y sirviendo de lugar de encuentro y discusi¨®n a todos los interesados en su pensamiento. Nada m¨¢s, pero tambi¨¦n nada menos.
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