El ¨²ltimo basti¨®n
El miedo sigue siendo el motor de los acontecimientos en Ruman¨ªa
Este 1989 que ahora acaba entrar¨¢ en los libros de historia como el a?o de la liquidaci¨®n del estalinismo. Ha sido mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que nadie se hubiera atrevido a prever hace a¨²n pocos meses. Reg¨ªmenes ortodoxos, continuistas ideol¨®gica e institucionalmente en la tradici¨®n del monopartidismo estalinista, tales como el checoslovaco, el b¨²lgaro o el alem¨¢n oriental, han ca¨ªdo en pocas semanas y de forma pr¨¢cticamente pac¨ªfica. No ha sido as¨ª en el ¨²ltimo basti¨®n y versi¨®n m¨¢s salvaje, la Ruman¨ªa de Nicolae Ceaucescu.
Los rumanos, ese pueblo con fama de sumiso e invertebrado, repite estos d¨ªas, en una aut¨¦ntica gesta e inmenso sacrificio de vidas, el movimiento emancipador de la Revoluci¨®n Francesa. Los rumanos han asaltado los palacios del comunista que reinaba con la brutalidad y viv¨ªa en el ostentoso lujo de un d¨¦spota bizantino. Han asaltado asimismo los cuarteles de los sicarios armados que, con Ceaucescu, defend¨ªan contra sus compatriotas sus mayores o menores privilegios.Miles han muerto en pocos d¨ªas, en la mayor matanza en el continente desde el final de la II Guerra Mundial, en Timisoara, Arad, Brasov y Bucarest. Han salido a la calle gritando "No nos importa morir", con la certeza de que el aparato represivo estaba decidido a matar. Habr¨¢ a¨²n m¨¢s muertes en Ruman¨ªa; unos luchan por su vida, otros claman venganza.
La resistencia de la polic¨ªa secreta, una red de aut¨¦nticos delincuentes por vocaci¨®n, necesidad o chantaje, estaba garantizada. El miedo que la poblaci¨®n ha perdido ahora con su primera gran victoria atenaza las sienes de todos los colaboradores, confidentes, polic¨ªas y militares que han servido al despotismo de Ceaucescu.
Las matanzas de los ¨²ltimos d¨ªas, las contraofensivas insistentes de unidades del ej¨¦rcito contra una insurrecci¨®n a¨²n no del todo victoriosa, no son muestras de lealtad a un tirano que no cuenta con amistades ni afectos. No son ofensivas para recuperar privilegios, sino desespera.dos intentos por salvar la vida. El miedo sigue siendo el motor de los acontecimientos en Ruman¨ªa.Hace muchos a?os ya que este sistema en Ruman¨ªas¨®lo estaba basado en el terror. ?ste alcanz¨® su techo en la absoluta miseria en que Ceaucescu sumi¨® al pais. Despu¨¦s comenz¨® adiluirse ante la liberalizaci¨®n en los de m¨¢s pa¨ªses del Pacto de Varso via, ante la figura de Mijal Gorbachov, y las contundentes pruebas de Praga, Bertin Este y Sof¨ªa, de que un r¨¦gimen comunista, por represivo y calamitoso que sea para con su pueblo, es rever sible, eliminable.
Como en ning¨²n r¨¦gimen comunista desde la muerte de Stalin, el rumano ha estado rriarcado por un solo hombre, Ceaucescu. Este hijo de campesinos, nacido en 1918, que se hizo con el poder en 1965 como lider carism¨¢tico de un comunismo nacionalista, degener¨® pol¨ªtica y mentalmente hasta convertirse en un d¨¦spota iluminado por dogmas simplificados en su incultura, marginado de la realidad del pa¨ªs, y preso de sus obsesiones inegal¨®manas, que han sumido a su pa¨ªs en el terror y la miseria.
Ceaucescu es la grotesca perversi¨®n del estalinismo en un pa¨ªs peque?o, nacionalista y balc¨¢nico. Este "h¨ªbrido de vampiro y payaso", como lo llam¨® un periodista espa?ol, con su desprecio hacia la vida de sus ciudadanos, su total falta de escr¨²pulos, su r¨ªdicula propensi¨®n a la parafernalia monarco-comunista, ha marcado una ¨¦poca tr¨¢gica como muy pocas en la dura historia de este pueblo. Habr¨ªa que remontarse a las grandes devastaciones bajo el invasor otomano para encontrar algo comparable.
Cuando los rumanos se han rebelado, en 1981, en las minas de Jiu, o en 1988, en la ciudad de Brasov, el conducator no dud¨® en matar, torturar y deportar a sus s¨²bditos. Centenares de personas han desaparecido sin dejar rastro en los ¨²ltirnos a?os. Miles de ni?os han muerto de hambre fr¨ªo en las incubadoras, o, en los ¨²ltimos d¨ªas, atravesados por las bayonetas militares.
Ya a principios de esta d¨¦cada no hab¨ªa en Europa Oriental ning¨²n l¨ªder comunista tan odiado por su pueblo. Su ignorancia y altivez le llevaron a creerse un semidios y a dejarse celebrar como tal. Adem¨¢s, sumieron a Rumania en una miseria desconocida en este pa¨ªs incluso en ¨¦pocas de guerra y ocupaci¨®n extranjera. Sus sue?os de un reino de la industria pesada para forjar al hombre nuevo rumano acabaron con una de las m¨¢s ricas agriculturas del continente. La primitiva obsesi¨®n de este campesino de Scornicesti por ser "un hombre de Estado de relieve internacional" le llev¨® a creerse gestor de crisis internacionales y mediador entre las superpotencias.
Para aumentar su inargen de: maniobra crey¨® necesario rescatar la soberan¨ªa pagando la deuda exterior que ¨¦l hab¨ªa creado con su plan de i ndustri aliz aci¨®n. tan forzado como econ¨®micamente absurdo. Entonces comenz¨® el hambre.
Ceaucescu sab¨ªa llodo y de, todo, seg¨²n la verdad oficial. Sirl. haber acabado la escuela primaria, Nicolae y un personaje no menos ignorante, su inujer Elena, obsesa por el poder y celebrada como gran acad¨¦mica, han hecho tanto da?o a la sociedad, a la econom¨ªa, a la cultura y a la naturaleza que las secuelas de la tr¨¢gica era Ceaucescu no quedar¨¢n defintivarnente borradas en generaciones.M¨ªnima compensaci¨®n
Las noticias sobre su detenci¨®n ayer son contradctonas. Ser¨ªa una m¨ªnima compensaci¨®n para este pueblo, que tanto ha sufrido en los ¨²ltimos a?os, que los m¨¢ximos responsables de su drama sean juzgados p¨²blicamente y salga a la luz el cinismo y la iniquidad con que han gobernado Nicolae y Eleria, los h¨¢bitos de s¨¢trapa de su hijo Nicu, y los cr¨ªmenes de quienes les sirvieron.
Es improbable, sin embargo, que este juicio evite que la ira de la poblaci¨®n provoque nuevos derrarnamientos de sarigre entre sus colaboraelores. Demasiado grande ha sido el sufrirniento, el hambre y Ia humillaci¨®n sufrida por los rumanos paraque un fr¨¢gil gobierno de transici¨®n pueda evitar que, sobre todo en el eampo, se produzcan linchamientos. Todav¨ªa correr¨¢ sangre entre inocentes y culpables de colaboraci¨®n con el Tit¨¢n de los Titanes, que desde ayer es ya s¨®lo un anciano criminal convicto.
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