Berl¨ªn es la cabeza de puente del intercambio cultural Este-Oeste
En la RDA florece el inter¨¦s por los idiomas, la ciencia y las artes occidentales
La divisi¨®n de Europa en bloques y la partici¨®n de Berl¨ªn hicieron durante muchos a?os que las delegaciones culturales occidentales en la capital de la RDA fueran poco menos que puestos avanzados de la guerra fr¨ªa. Ahora, a medida que cambia la situaci¨®n, la ciudad del muro se convierte en cabeza de puente de los intercambios culturales entre Occidente y la nueva Europa del Este, y la tendencia m¨¢s representativa de la presente situaci¨®n es el florecimiento en Alemania Oriental del inter¨¦s por los idiomas, la ciencia y las artes occidentales.
El Centro Cultural de Francia en Berl¨ªn Este, situado en la avenida Unter den Linden, a dos pasos de la confluencia de ¨¦sta con la calle Friedrich, es una de las instituciones m¨¢s din¨¢micas y vivas de la capital de la RDA y resulta un ejemplo del papel dinamizador -Y hasta ahora compensador del autoritarismo- que cumplen los centros culturales occidentales en la RDA.Adem¨¢s de tener a disposici¨®n de los visitantes una completa biblioteca y una amplia selecci¨®n de peri¨®dicos y revistas, el centro franc¨¦s organiza conferencias -¨²ltimamente estaba en curso un ciclo de intervenciones de periodistas- y exposiciones de arte, al tiempo que trata de propiciar intercambios con los ambientes culturales germano-orientales.
Nuevas iniciativas
Esta ¨²ltima tarea se ha visto estimulada por la liberalizaci¨®n pol¨ªtica, que ha llenado los buzones del centro de todo tipo de solicitudes de universitarios, artistas, actores e intelectuales para tener acceso a informaci¨®n o visitar Francia. Hasta este oto?o, tales iniciativas eran imposibles, porque los organismos oficiales de la RDA se reservaban el derecho de designar -los participantes de su pa¨ªs en los intercambios culturales.
"Dicen que el centro cultural franc¨¦s es el m¨¢s caro del mundo en su g¨¦nero, porque hasta el momento han seguido la t¨¢ctica de mantener una presencia masiva, pese a todas las dificultades. Hasta ahora, el British Council y el Foreign Office brit¨¢nicos ni lo hab¨ªan intentado, porque hubiera sido demasiado costoso y poco eficaz, pero al abrirse las perspectivas de cambio, las circunstancias son muy distintas y estamos tambi¨¦n desbordados de peticiones de todo tipo, incrementadas por el hecho de que la gente de aqu¨ª considera fundamental el idioma ingl¨¦s", explica el agregado cultural brit¨¢nico en Berl¨ªn Este, Iain Fratter.
Una prueba del creciente inter¨¦s del British Council, la instituci¨®n encargada de difundir la cultura brit¨¢nica en el exterior, es que su presupuesto cultural en la RDA ha aumentado este a?o a 65.000 libras esterlinas (unos 12 millones de pesetas), lo que significa un incremento del 20% respecto al a?o anterior.
Euforia brit¨¢nica
"Es incre¨ªble constatar lo que han cambiado las cosas en 10 d¨ªas en este pa¨ªs", dice Fratter; "la gente nos pide becas, ayudas, invitaciones para actuar o exponer en Gran Breta?a y todo tipo de propuestas. Ahora mismo, parece que el estudio obligatorio del ruso ser¨¢ abolido y la gente podr¨¢ estudiar ingl¨¦s, lo que nos abre unas posibilidades inmensas. Mucha gente de la RDA considera que Occidente quiere decir la Rep¨²blica Federal como un lugar donde establecerse, pero en t¨¦rminos de aprendizaje y de potenciaci¨®n de conocimientos profesionales, prefieren Gran Breta?a, porque no s¨®lo reciben el entrenamiento, sino tambi¨¦n la ense?anza del idioma".
Al igual que la mayor¨ªa de pa¨ªses occidentales, aparte de Francia, el Reino Unido y EE UU, Espa?a mantiene una presencia discreta en la RDA y las iniciativas culturales se reducen a propiciar intercambios con universidades y otras instituciones. Sin embargo, el embajador, Alonso ?lvarez de Toledo, est¨¢ muy bien informado de las figuras y movimientos culturales de punta en el pa¨ªs y trata de mantener un contacto institucional con ellos a trav¨¦s de reuniones peri¨®dicas en la Embajada, a las que suelen ser invitados artistas, estudiosos y creadores de todos los campos.
La euforia de franceses y brit¨¢nicos contrasta vivamente con la escas¨ªsima presencia cultural norteamericana en la RDA. La tensi¨®n entre los bloques y tambi¨¦n los recortes presupuestarios para actividades culturales de la ¨¦poca Reagan han minimizado las iniciativas de EE UU en Berl¨ªn Este.
"De un lado, los norteamericanos han volcado todos sus esfuerzos en Occidente, y aqu¨ª mismo, en Berl¨ªn Oeste, disponen de un enorme centro cultural, la Casa de Am¨¦rica, en la calle Hardenderg", afirma un diplom¨¢tico occidental acreditado en Berl¨ªn, "pero, por otra parte, los EE UU tienen muy mala imagen entre los intelectuales germano-orientales, porque durante demasiados a?os la gente los ha visto -y el Estado los ha presentado- como los malos de la pel¨ªcula con sus intervenciones en el Tercer Mundo y su apoyo a las dictaduras. Los alemanes del Este no ven a Estados Unidos como una fuerza cultural de primer orden".
Los m¨¢s impopulares
El papel de la cultura sovi¨¦tica en la RDA no es, como podr¨ªa esperarse, mucho m¨¢s brillante. "Lo que impuso aqu¨ª la URSS al final de la guerra fue un modelo de ejercicio del poder, no de impregnaci¨®n cultural", se?ala ?lvarez de Toledo.
"Los sovi¨¦ticos tienen en Berl¨ªn Este un enorme centro cultural y organizan much¨ªsimas actividades, pero es totalmente obvio que la URSS no cae bien a casi nadie", explica Iain Fratter, quien a?ade que los sovi¨¦ticos "han sido presentados por las autoridades como liberadores, tutores y modelos, incluso en el terreno cultural, pero nadie se lo ha tomado en serio. Una cosa es la admiraci¨®n que pueda existir aqu¨ª por Ch¨¦jov, Dostoievski, Tolstoi o Chaikovski y otra muy diferente son las experiencias vividas por la poblaci¨®n alemana con los sovi¨¦ticos desde la guerra".
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