Subversi¨®n angelical

Es esta Rosalie va de compras la tercera pel¨ªcula del d¨²o alem¨¢n Percy Adlon-Marianne S?gebrecht, que escal¨® la popularidad en Sugarbaby y Bagdad caf¨¦. No es la mejor de las tres pel¨ªculas (la primera sigue siendo la m¨¢s inquietante, potente y expresiva), pero no desmerece de ellas. Es una comedia peculiar, menos negra que sus hermanas mayores, m¨¢s angelical, pero tambi¨¦n con un toque subversivo innegable.Marianne S¨¢gebrecht sigue su ascenso de estrella fuera de norma, y esta vez est¨¢ acompa?ada por un excelente antagonista, el actor norteamericano Brad Davis, que anduvo con el norte de su carrera perdido durante algunos a?os y ahora parece volver a encarrilarla.

Recuperaci¨®n de un actor

Su personaje del marido aviador est¨¢ vivo y es divertido. De ¨¦l saca Brad Davis mucho partido, tanto como la voluminosa diva alemana del suyo, una expeditiva ama de casa que, sirvi¨¦ndose de rocambolescas trampas en su cesta de la compra, mediante falsas tarjetas de cr¨¦dito e interferencias piratas en ordenadores bancarios (al parecer, basadas en un suceso ver¨ªdico), acaba convirti¨¦ndose en una mandam¨¢s de las c¨²pulas financieras de Estados Unidos.La trama es curiosa, pero no hay que considerarla lo m¨¢s afortunado del filme, que est¨¢, adem¨¢s de en el encanto de la pareja protagonista, en las minucias, que AdIon representa con soltura, aunque con algunos excesos de barroquismo ¨®ptico innecesario, de su vida familiar casera, en la que se contemplan algunas graciosas sutilezas poco corrientes en el cine de hoy, donde hay demasiadas brochas gordas.

De nuevo la comedia sigue afirmando su vigencia creciente en el cine actual. La aportaci¨®n de AdIon y de S?gebrecht a este crecimiento est¨¢ ah¨ª. No son genios, pero su contribuci¨®n sigue siendo m¨¢s que digna.