La gloria mortal del fot¨®grafo de prensa
Ante la conmovedora muerte (?siempre in¨²til!) del fot¨®grafo de prensa, muerto, como suele decirse, en acto de servicio, se nos vienen a la mente algunos pensamientos que no por tard¨ªos dejan de ser oportunos, ya que en estos momentos, como en todo, la actualidad no es m¨¢s que la cara instant¨¢nea de la eternidad. No vamos a entrar aqu¨ª en una lamentacl¨®n personal sobre la muerte del compa?ero (otros lo har¨¢n). S¨®lo queremos remover un poco esta fatalidad que parece ser ley y norma en el mundo del periodismo llamado gr¨¢fico, sobre todo en los momentos duros y dif¨ªciles cuando la vida se pone en juego. A saber: que parece ser que del fot¨®grafo de prensa (sobre todo en situaci¨®n de contienda armada o cat¨¢strofes naturales) s¨®lo se sabe de ¨¦l cuando est¨¢ muerto. El fot¨®grafo pasa del m¨¢s oscuro y heroico silencio a la luminosidad p¨²blica y a la gloria (?mortal!) de las primerasPasa a la p¨¢gina siguiente
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portadas; s¨®lo en caso de muerte su vivo rostro, ya desaparecido, pasa a ser fotograf¨ªa hist¨®rica del h¨¦roe. Una vez muerto y nunca antes. ?Este triste precio, el de su propia muerte, que paga el fot¨®grafo de guerra, no es demasiado alto? (?Ser¨¢ tambi¨¦n por esto que la mala conciencia hace decir para tranquilizarnos que una imagen vale m¨¢s que mil palabras?) Las flores del elogio p¨²blico a su intrepidez son casi siempre tard¨ªas y coinciden con las flores de la tumba. ?Por qu¨¦ es as¨ª, cuando la sociedad, algo distanciada, afortunadamente, de los ritos internos (siempre jer¨¢rquicos) de los cuerpos profesionales, admira en primer lugar al intr¨¦pido, periodista que para la gente de la calle coincide con el fot¨®grafo en su labor diaria c¨¢mara en mano rodando la guerra, los fuegos, la cat¨¢strofe o subiendo con su bagaje pesado tras el campe¨®n en la cima del Everest? Sucede as¨ª, y, sin embargo, dentro de la informaci¨®n parece haber clases respecto al protagonismo del periodismo de pluma en menosprecio del fotogr¨¢fico. Este reconocimiento de su labor deber¨ªa llegar antes y en igual condici¨®n al menos que para los titulares de las corresponsal¨ªas de prensa, que siempre trabajan y airean su nombre propio por delante, cuando no tambi¨¦n sus esfinges. Es lo menos que se podr¨ªa hacer como reconocimiento a unos hombres cuyos materiales informativos, que ellos manejan, la fotograf¨ªa desnuda y pr¨®xima al,conflicto, siempre rondando la muerte para captar la fugacidad del documento vivo, o para tomar acta de los constantes abusos del poder, requieren cercana proximidad y compromiso f¨ªsico.
Queremos aqu¨ª, pues, llamar la atenci¨®n con este pretexto tr¨¢gico del alto precio que el fot¨®grafo de prensa paga por su retrato en primera plana.- Fot¨®grafa de prensa.
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