Una revoluci¨®n menos tranquila

El mundo occidental contempla satisfecho y fascinado el hurac¨¢n del Este , cuya vertiginosa velocidad ha levantado hasta el tel¨®n de acero mientras que los pueblos de esa regi¨®n van conquistando el poder mediante una revoluci¨®n tranquila hasta el momento.No bien pudieron expresarse en libertad han dicho su verdad y han pedido perd¨®n por los cr¨ªmenes cometidos y por las esperanzas fallidas. Pero esta actitud no parece que ha sido justamente apreciada en Occidente. Sin embargo, la onda de choque de este cambio se har¨¢ sentir tarde o temprano en otros pueblos. Quiz¨¢ fuera sano que EE UU, por ejemplo, pidiera perd¨®n a los pueblos latinoamericanos por manipularlos, por proteger a sus dictadores y a estructuras que sumen en la miseria m¨¢s abyecta a poblaciones enteras, como en El Salvador; por intervenir en sus asuntos internos y por mantener ej¨¦rcitos de mercenarios, como la contra. Por decir que favorecen la democracia cuando los que favorecen son actos formales sin ninguna significaci¨®n real. ?No ser¨ªa adecuado que frente al hurac¨¢n del Este tuviera su contrapartida en el Oeste ?

Si los capitales de Occidente se desplazan a la Europa del Este porque consideran que en esta ¨¦poca de rebajas les es posible adquirir el comunismo con grandes beneficios, puede suceder que los pueblos latinoamericanos tambi¨¦n busquen aires de libertad, y qui¨¦n puede garantizar que esa b¨²squeda no se haga de manera diferente que en Europa Oriental.- . .