La piedra
Aquel tipo llevaba una piedra atada al cuello y todos los d¨ªas la sacaba en brazos a pasear. Ten¨ªa un agujero en el centro por donde pasaba la soga de c¨¢?amo y tal vez esa piedra hab¨ªa sido una peque?a rueda de molino y aunque pesaba m¨¢s de cuatro arrobas el tipo andaba con ella por la acera sin jadear. La gente del barrio ahora lo ve¨ªa pasar cada ma?ana con toda naturalidad y algunos lo saludaban llam¨¢ndole por su nombre, pero no fue as¨ª en el primer momento. Cuando este hombre apareci¨® cierto d¨ªa en la calle atado a una piedra muchos se quedaron pasmados. Cre¨ªan que se trataba de un suicida, de un provocador, de un penitente cualquiera. Luego esa visi¨®n se hizo cotidiana y con el tiempo hasta los ni?os que jugaban en la plazoleta lo tomaron por un h¨¦roe anodino. El tipo no estaba desesperado del todo. En ocasiones re¨ªa a carcajadas, celebraba ,aniversarios, firmaba documentos, bailaba con su novia. No obstante, la ins¨®lita pasi¨®n por la piedra acab¨® acaparando su vida por completo. Al principio daba con ella s¨®lo un par de vueltas a la manzana, pero muy pronto una fuerza interior le oblig¨® a llevarla a la oficina y despu¨¦s a tomar una copa en el bar de moda. Nunca supo por qu¨¦ le ocurr¨ªa precisamente a ¨¦l una cosa tan extra?a. Apenas sonaba el despertador de madrugada, el tipo se pon¨ªa de forma autom¨¢tica la soga al cuello y el fuerte tir¨®n que experimentaba en el gaznate al dirigirse al cuarto de ba?o le despertaba bruscamente. Al instante recog¨ªa la piedra depositada en la alfombra y ya no se separaba de ella en toda la jornada. Se encontraba solo en el mundo, de modo que al final tuvo que amarla y el trance se produjo cuando ¨¦l quiso incorporarla a sus sue?os. Una noche la llev¨® a bailar a una sala de fiestas. La rueda de molino le colgaba de la nuca con una soga de c¨¢?amo y abrazado a ella en medio de la pista a oscuras, bajo la melod¨ªa de un bolero, el hombre vislumbr¨® el fondo del mar lleno de corales, peces fosforescentes y algas muy l¨ªricas. Aquella sala de fiestas era tan fastuosa que el hombre decidi¨® no salir de all¨ª jam¨¢s.
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