Carta a Juan Ferrat¨¦ sobre amor y poesia
Querido Juan,gracias por tu carta, a la que contesto enseguida exactamente por las mismas razones tuyas: para no dar tiempo a que se me apague el prurito de dialogar.
Tus reparos a la "serie filipina" me han interesado enormemente. Y te agradezco, adem¨¢s, tu capacidad para mostrar por escrito -?con lo que cuesta!- ese inter¨¦s apasionado e imparcial por mis poemas. Inter¨¦s que, como dice Auden, tan sin esfuerzo obtiene un poeta incipiente de sus compa?eros aprendices y que luego, hecho ya y derecho, tanto echa de menos cuando le ser¨ªa m¨¢s ¨²til -que es lo que a m¨ª me empieza a pasar-.
Esas dudas tuyas acerca de si no acabas de ver mis intenciones, o si yo no he llegado a conseguir lo que me propon¨ªa, me han hecho repasar de memoria esas cinco piezas y la historia de c¨®mo las escrib¨ª y para qu¨¦. Si te la cuento, es posible que te aclare algo; a m¨ª me ha despertado la sospecha de que ese "defecto que al mismo tiempo da la impresi¨®n de ser algo completamente deliberado" es en gran medida un defecto de ra¨ªz, es decir: un vicio en la concepci¨®n que los hace insatisfactorios y, a la vez, de alg¨²n modo interesantes.
En marzo de este a?o, justamente despu¨¦s de terminado el poema de la guerra civil, pens¨¦ en la conveniencia de una cura de brevedad e inmediatamente quise hacer un ensayo, algo que tuviese de la canci¨®n y sobre todo del epigrama. Casting about for a subject, me encontr¨¦ escribiendo un epitafio a mis relaciones con D, concluidas en octubre anterior. Y vinculado ya a esa forma -sacada de las Contrerrimes, reci¨¦n rele¨ªdas-, y con una repetina, acuciante gana de resumir en unos cuantos poemas mi experiencia con D, escrib¨ª en menos de una semana otros tres poemas. El quinto -Volver- no me vino hasta alg¨²n tiempo despu¨¦s.
Experiencia con D
Quiz¨¢ mi experiencia con D hab¨ªa sido demasiado profunda, dema siado complicada y estaba demasiado cercana para que, en mi presente nivel de maestr¨ªa, pudie se yo conseguir con ella un buen poema extenso del tipo de los que ven¨ªa haciendo, y que es a lo que verdaderamente se prestaba. Y es probable que mi soluci¨®n fuese a contrapelo del esquema de canci¨®n o epigrama ya adoptado: consisti¨® en reducir a m¨ªnima escala la estructura meditativo-dram¨¢tica que habitualmente empleo, disponi¨¦ndola en torno de unas cuentas escenas e im¨¢genes que sirviesen como claves -o mejor dicho, que considero la claves de toda la relaci¨®n-.
Para mayor engorro, mi historia con D se descompone en tres fases: a) marzo-mayo 1958, de absoluta y gloriosa felicidad; tanta que tard¨¦ tiempo en darme cuen ta de que estaba enamorado, y nunca supe claramente hasta qu¨¦ punto lo estaba; b) noviembre-diciembre 1961: regreso a F, en gran parte presidido por mi deseo de verle otra vez. Nueva excursi¨®n a Pagsangj¨¢n, no demasiado feliz, pero s¨ª importante desde el punto de vista de mi mayor vinculaci¨®n con D, lo mismo que el resto de la estancia. Aqu¨ª, sin embargo, intervienen dos factores muy importantes que empiezan a ponerme en una situaci¨®n de divided mind, divided feelings. Es el uno mi amor por L; el otro, que mi "ajuste con los cachorritos" -para emplear tu expresi¨®n- ya no es lo natural, jubiloso, liberador que era antes. La edad me ha robado una cualidad que yo antes ten¨ªa ("centaurismo", la llamaba yo); lo cierto es que empec¨¦ a experimentar un sentimiento vago de extra?eza, en algunos casos de repulsi¨®n, y que ahora entiendo muy bien el origen de la actitud de ciertos europeos en los tr¨®picos: esa atracci¨®n-repulsi¨®n, llevada a su punto hist¨®rico, es uno de los muelles disparadores del racismo.
c) julio-octubre 1962. Estancia de D en Barcelona; penoso intento de convivencia a tres, que a la larga amenaza con arruinar mis relaciones con L y, como consecuencia de ello, arruina mis sentimientos por D.
Ya ves que todo ello -diversos planos temporales, division of mind and feelings- se presta a maravilla a una composici¨®n meditativo-dram¨¢tica de cierta extensi¨®n. Forzando el empleo de ese esquema a una escala m¨ªnima, uno acaba por dar un contexto tambi¨¦n m¨ªnimo en lo que se refiere a antecedentes y circunstancias del discurso po¨¦tico, y el tiempo de lengua que yo empleo pierde con ello mucho de su punta; el hecho, adem¨¢s, de que yo empezase a escribir esos poemas como un ejercicio "para m¨ª" y los usase luego para contarme "a m¨ª" una historia "m¨ªa" agrava esos vicios de concepci¨®n. Interferencia de tiempos, indecisi¨®n mental y sentimental pueden ser asunto para un poema epigram¨¢tico que plantee y resuelva una u otra abiertamente, pero cuando se limitan a condicionar la estructura y el ritmo del discurso inevitablemente producen un resultado algo desconcertante.
Epigrama
Un ejemplo de ello lo tienes en esa desusada combinaci¨®n sil¨¢bica 8-7, esa especie de ritmo faltering que literalmente se me impuso en A Room with a View y en Loca, y al que acab¨¦ por resignarme a obedecer. Ignoro si otros poetas lo han usado; en m¨ª s¨®lo he encontrado un antecedente: la asociaci¨®n 5-8-7 con que se abre Las Afueras, XII un poemilla que tambi¨¦n arranca de un estado de indecisi¨®n.
A mi entender, los dos poemas en que el fondo va menos a contrapelo de la forma son Happy Ending y Loca. Primero, porque en ambos est¨¢ por completo ausente la interferencia de tiempos; segundo, porque en uno y en otro he acertado a hacer expl¨ªcita esa indecisi¨®n, ese complejo de atraeci¨®n-repulsi¨®n (o extra?eza). En aquel, creo que he conseguido expresar algo neutro (la abstenci¨®n por principio de todo criterio acerca de mis relaciones con D) mediante la destrucci¨®n de los dos filosofemas a que t¨² te refieres. Me parece que ah¨ª, he logrado un verdadero epigrama. En cuanto a Loca -que relata una escena ocurrida en Barcelona- me parece que define la situaci¨®n suficientemente, sin que sea necesario a ninguna circunstancia que no est¨¦ expresa para hacerse cargo de los divided feelings del "explicador". (De los dos casos de "lo" redundante, que se dan precisamente en estos poemas, te hablar¨¦ m¨¢s tarde.)
Volver es la pieza m¨¢s profesional de la serie, escrita sobre todo para suplir la falta de antecedentes expl¨ªcitos y para que sirviera de quicio alrededor del cual girasen las otras. Me atra¨ªa, adem¨¢s, la imagen del "lebrel que ha maldormido". Nada hay en ella que comentar, salvo tu casi inveros¨ªmil agudeza: efectivamente, escrib¨ª "y tus bostezos"; s¨®lo bastante despu¨¦s pensando en la suavidad de movimento de los lebreles, a?ad¨ª la preposici¨®n. ?Te parece que est¨¢ mejor el verso sin ella?
A Room with a View... Ignoro si en la copia que te remit¨ª hab¨ªa restaurado ya la coma despu¨¦s de "distinto", suprimida por un capricho de musicalidad, pero que luego juzgu¨¦ indispensable para la recta comprensi¨®n del texto. El argumento es m¨¢s o menos el siguiente:
Es al despertar, tras mi primera noche con D en noviembre 1961. Al regresar del cuarto de ba?o, le encontr¨¦ en la posici¨®n que se describe, reci¨¦n levantado de la cama y "a¨²n desnudo de la noche" (o sea, que la hab¨ªa pasado desnudo, como siempre que dorm¨ªa a mi lado: la inversi¨®n hace m¨¢s ambigua una locuci¨®n del tipo de "al atardecer nos tumbamos en la arena, a¨²n caliente del d¨ªa". ?Crees que para reforzar el sentido convendr¨ªa variar el t¨ªtulo, dando alguna connotaci¨®n de ma?ana o de despertar?) Bien, en aquel momento "realic¨¦" las ligeras modificaciones experimentadas por su cuerpo, y tuve la s¨²bita sensaci¨®n de haberle visto en una postura id¨¦ntica, tres a?os atr¨¢s (un recuerdo falso, probablemente). Hay en el adjetivo "distinto" un poco de leg-pulling -lo mismo que en los femeninos de Loca-, pero en realidad es la clave de la estrofa, que describe simult¨¢neamente dos escenas id¨¦nticas, separadas por un espacio de tres a?os: el tiempo est¨¢ a la vez vivido y recordado, y la imagen no es s¨®lo visual, sino tambi¨¦n mental, en el quieto contraluz del recuerdo. El t¨ªtulo del poema es precisamente un chiste sobre eso: the View se descompone en tres: paisaje, escena de interior, imagen recordada. Como a menudo ocurre en los pasajes de ambig¨¹edad sostenida, lo m¨¢s flojo es la puntuaci¨®n, que se vence de alg¨²n lado.
Al escribir, pens¨¦ que los dos versos finales del poema resolv¨ªan esa ambig¨¹edad; luego he visto que sin la ayuda de Volver es muy posible otra interpretaci¨®n. "Distinto" puede tomarse como "distintamente visible a contraluz", la estrofa como un "¨¦xtasis" y el entero poema como una de las infinitas variantes modernas de la leyenda sobre el ermita?o y la avecilla, cuyo cantar le tuvo en suspenso por tres siglos.
Para borrar esa pista falsa conviene tambi¨¦n un cambio de t¨ªtulo; mientras escrib¨ªa esto se me ha ocurrido uno y quisiera saber qu¨¦ te parace. Ma?ana de hoy, de ayer, o quiz¨¢ Ma?ana de ayer, de hoy.
Como ya te he dicho, la sensaci¨®n de recuerdo anterior estoy ahora seguro de que era falsa, pues las circunstancias de mi vida con D en 1958 hacen escasamente posible esa escena, que, en cambio, se convirti¨® en habitual durante 1961. La explicaci¨®n la encontr¨¦ en la remarque de un amigo, quien observ¨® que el juego esc¨¦nico en este poema es casi id¨¦ntico al de Vals del aniversario (escrito en 1957). Se trata pues de la coincidencia de la realidad con una idea del alma, como t¨² dir¨ªas: advert¨ª el cambio en el cuerpo de D en el momento preciso en que este realizaba una secuencia de gestos previamente asociados en m¨ª con la conciencia del paso de tiempo. Curioso, ?no es verdad? Y ser¨ªa tambi¨¦n curioso averiguar hasta qu¨¦ punto la repetici¨®n, casi diarla, de esa coincidencia influy¨® en el tenor de mis sentimientos por D durante la fase de 1961.
'D¨ªas de Pangsangj¨¢n'
?Qu¨¦ te parece esta variante de la segunda estrofa, menos ambigua, venci¨¦ndola m¨¢s hacia la actualidad (guilleniz¨¢ndola)?
Imagen de unos segundos,
Quieta en el contraluz:
Tu cuerpo distinto, a¨²n
de la noche desnudo.
D¨ªas de Pagsangi¨¢n ten¨ªa que ser el poema bonito de la serie. El esquema del discurso viene a ser el siguiente:
vv 1-4.- A) Persistencia latente de esos d¨ªas en el recuerdo, desde 1958 hasta la vuelta a Pagsangj¨¢n en 1961; esto por parte del protagonista.- Por parte del poeta: persistencia de ese recuerdo a lo largo de toda la vida.-
vv 5-7.- A) Principio de actualizaci¨®n, en el instante del regreso del recuerdo de 1958.- B) Impl¨ªcitamente, afirmaci¨®n de la posibilidad de actualizaci¨®n de ese recuerdo en cualquier momento de la vida.- C) Principio de descripci¨®n del efectivo regreso a P del protagonista.
vv 8-12.- C) Es desechado, con lo que se introduce un factor de vaguedad, puesto que la localizaci¨®n exacta de la acci¨®n del poema queda un tanto en el aire -que es lo que el corazoncito del poeta, a quien la memoria de esos d¨ªas importa mucho, secretamente deseaba- A) y B) convergen: el poeta, en acto de escribir, y el protagonista, en el acto de vivir (y revivir), se ven sobrecogidos por la brusca irrupci¨®n de un recuerdo concreto: D y yo en 1958, al anochecer, reci¨¦n salidos del agua amorously sporting bajo los ¨¢rboles. El latido del r¨ªo ha tra¨ªdo por asociaci¨®n el de los cuerpos mojados abraz¨¢ndose.
De todas maneras, la convergencia entre A) y B) no es perfecta. La voz del poeta parece prolongarse un poco m¨¢s, en una velada insinuaci¨®n de que aquel latido de los cuerpos, "cuando a la noche nos ba?¨¢bamos", sigue latiendo en la memoria y puede actualizarse en cualquier momento; y es esa voz, me parece, la que m¨¢s contribuye al ascenso de la temperatura en el ¨²ltimo verso.
La imperfecta convergencia de A) y B) es probablemente el origen del desajuste en los tiempos verbales. Creo que la ¨²nica construcci¨®n correcta es la que t¨² apuntas de que "toda la expresi¨®n desde "relucientes" hasta "ba?¨¢bamos" pase a ser una aposici¨®n a "los cuerpos" con el valor de una oraci¨®n de relativo -en tal caso la oraci¨®n temporal del pen¨²ltimo verso determinar¨ªa s¨®lo al verbo, impl¨ªcito, de la oraci¨®n de relativo en cuesti¨®n, y la dificultad desaparecer¨ªa-, pero entonces habr¨ªa que incluir toda esa expresi¨®n de los versos antepen¨²ltimo y pen¨²ltimo entre par¨¦ntesis, para separarla de lo restante. (...)
Hay por supuesto otra soluci¨®n m¨¢s, sencilla Y militar, que consiste en escribir "ba?amos", con lo que no cambiar¨ªa ni la rima ni la cantidad sil¨¢bica; pero me hace la impresi¨®n de que el sentido y el efecto po¨¦ticos quedar¨ªan alterados.
Por supuesto, la voz del poeta es tan figurada como la del protagonista, y el esquema del discurso una rac¨ªonalizaci¨®n que tiene que poco que ver con el modo en que, efectivamente, se escribi¨® el poema. Empec¨¦ por los cinco ¨²ltimos versos -la visi¨®n de los cuerpos "relucientes, mojados", fue el disparador-, segu¨ª con los tres anteriores y escrib¨ª finalmente la pnimera estrofa. Esto quiere decir que la asociaci¨®n real va en sentido inverso: cuerpos mojados, r¨ªo reptll, latir; aunque claro est¨¢, reptil se aceptase finalmente porque quedaba bien en segunda rima con el verbo.
Acaso ello explique una posibilidad a la que t¨² aludes (comparaci¨®n de los cuerpos con un reptil) y que efectivamente, parece estar en el poema, aunque yo no la tuve en cuenta. Ley¨¦ndolo un d¨ªa, L me dijo que los versos finales le evocaban muy directamente la sensaci¨®n de abrazar un cuerpo mojado, sobre todo un cuerpo filipino sin vello -y cuya piel, lisa al tacto, produce sin embargo sensaci¨®n de espesor- a la vez atrae y da grima, lo mismo que el roce imaginado de un reptil. ( ... )
En cualquier caso, lo que embrolla aqu¨ª el poema no es un estado de divided feelings, sino la interferencia de planos temporales, o quiz¨¢ m¨¢s exactamente: that the same feeling is being felt in two keys. La melod¨ªa del sentimiento est¨¢ cantada a. dos voces, y una de ellas no sirve para otra cosa que para poner un poco de sordina al excesivo sentimentalismo de la otra.
Babelia
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