El trasfondo de la autodeterminaci¨®n
Discrepo democr¨¢ticamente de la interpretaci¨®n que el se?or Antonio M. Bad¨ªa i Margarit hace del t¨¦rmino autodeterminaci¨®n en EL PA?S del d¨ªa 27 del pasado mes, y me sorprende que en su capacidad estime, como "trasfondo" de la declaraci¨®n del Parlamento catal¨¢n de "no renuncia a su derecho de autodeterminaci¨®n" s¨®lo una cuesti¨®n de divulgaci¨®n, respeto, asunci¨®n o derecho al uso del idioma catal¨¢n.Cre¨ªa que despu¨¦s de estos ¨²ltimos a?os de uso del catal¨¢n en universidades, escuelas, radio, televisi¨®n, actos y documentos oficiales, etc¨¦tera, casi de forma exclusiva y excluyente del castellano, el problema del idioma estaba resuelto; pero, aunque para m¨ª el verdadero trasfondo est¨¢ en el inter¨¦s por registrar parlamentariamente un derecho a independizarse cuando lo estimen, y que por ello debe discutirse sin demora tras esta constancia parlamentaria, creo ver, sin embargo, en ese trasfondo que apunta el se?or Bad¨ªa i Margarit, algunos aspectos que deben clarificarse, porque pueden conducir a error. En principio, no me vale el ejemplo que cita de Suiza, porque ni en contenido ni en extensi¨®n, ni en valores hist¨®ricos y de todo tipo, puede compararse, creo, el catal¨¢n con el alem¨¢n o el franc¨¦s.
Aun dando por discutible esta valoraci¨®n m¨ªa, hay adem¨¢s en su razonamiento del realizarse la omisi¨®n de un t¨¦rmino que modifica su conclusi¨®n: "( ... ) los ciudadanos de Ginebra y de Lausana", dice, "se realizan como suizos en franc¨¦s, mientras que los catalanes ven impedida. su realizaci¨®n...", ?C¨®mo, se?or Bad¨ªa? ?Qui¨¦n les impide realizarse como espa?oles en catal¨¢n? El suizo que habla franc¨¦s, como el que habla alem¨¢n, se siente orgulloso de ser suizo; como el prusiano o el b¨¢varo se sienten orgullosos de ser alemanes y el andaluz, castellano o asturiano se sienten orgullosos de ser espa?oles.
Lo lamentable, se?or Bad¨ªa i Margarit, es que los que hablan ahora de autodeterminaci¨®n, en gran parte, no piensan realizarse como espa?oles, sino como catalanes y proscribiendo el t¨¦rmino espa?ol, y en otra gran parte, con su ambig¨¹edad, le dan alas al extremismo. Puede estar seguro de que si su aspiraci¨®n fuera ciertamente realizarse como espa?oles en catal¨¢n, incluso su idioma ser¨ªa divulgado y aceptado con mayor simpat¨ªa en el resto de Espa?a y, por supuesto, el problema catal¨¢n no existir¨ªa. Pero mientras hasta se propone cambiar el made in Spain por el made in Catalu?a, argumentando que el primero est¨¢ desprestigiado, cuando s¨®lo manufacturados catalanes y vascos se han exportado siempre, no le extra?e que el rechazo que denuncia pueda aumentar.- Rafael S¨¢nchez Plaza.
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