Camboya, amenazada
CAMBOYA SE coloca de nuevo en el primer plano de la actualidad. Despu¨¦s del fracaso, el verano pasado, de la conferencia de Par¨ªs -que intent¨® en vano encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica entre camboyanos- y de la retirada de las tropas vietnamitas a finales de septiembre, los choques armados se multiplican. Los ataques contra la ciudad de Battambang y los atentados que han tenido lugar en la capital, Pnom Penh, confirman que los jemeres rojos son la fuerza militar predominante en la lucha contra el Gobierno de Hun Sen, instalado por los vietnamitas, pero que ha tomado ¨²ltimamente ciertas medidas liberalizadoras.Se ha creado as¨ª una situaci¨®n contradictoria: cuando en 1979 tuvo lugar la invasi¨®n de los vietnamitas, los Gobiernos occidentales se negaron l¨®gicamente a reconocer el r¨¦gimen impuesto por ¨¦stos y apoyaron a la resistencia, encabezada por el pr¨ªncipe Sihanuk, que sigue ocupando en la ONU la representaci¨®n camboyana. Pero no ha podido crear en la resistencia fuerzas militares no comunistas con una capacidad-combativa comparable a la de los jemeres rojos. Por tanto, cualquier soluci¨®n basada en la derrota del Gobierno de Hun Sen ser¨ªa catastr¨®fica, y a ella no deben contribuir de ning¨²n modo los pa¨ªses occidentales. Urge, pues, que ¨¦stos modifiquen la posici¨®n que han defendido hasta aqu¨ª, basada en considerar a la coalici¨®n encabezada por Sihanuk como ¨²nica representaci¨®n del pueblo camboyano, lo que permiti¨® a China -durante la conferencia de Par¨ªs- exigir la presencia de los jemeres rojos en cualquier Gobierno de transici¨®n. Tal exigencia., rechazada por Hun Sen, acab¨® con la posibilidad de un acuerdo.
La b¨²squeda de nuevas v¨ªas para resolver el conflicto camboyano est¨¢ motivando una intensa actividad diplom¨¢tica: ha sido tema central de las conversaciones sostenidas en Pek¨ªn por el viceministro sovi¨¦tico Rogachov. Indonesia, Tailandia y Australia se mueven en busca de puntos de acuerdo. Y hoy, lunes, se re¨²nen en Par¨ªs, para tratar el conflicto, los viceministros de Exteriores de EE UU, la URSS, Francia, el Reino Unido y China, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. No parece que puedan tener viabilidad las f¨®rmulas fracasadas de la conferencia de Par¨ªs; en cambio, ofrece gran inter¨¦s el llamado Plan Evans (nombre del ministro australiano de Exteriores), consistente en encargar a la ONU que administre Camboya durante una etapa transitoria hasta la celebraci¨®n de elecciones libres. Plan inspirado en la positiva experiencia de Namibia.
La principal ventaja del Plan Evans es que permite trazar un marco en el que los administradores de las Naciones Unidas recabar¨ªan de los grupos camboyanos la cooperaci¨®n para administrar el pa¨ªs hasta las elecciones, y ello sin exigencias previas. Esta f¨®rmula obviar¨ªa el tema de la participaci¨®n de los jemeres rojos, capaz de poner en peligro todo el proceso de transici¨®n. Con todo, la clave del ¨¦xito pol¨ªtico depende principalmente de China los -jemeres rojos basan su fortaleza en la ayuda de Pek¨ªn-. Son, pues, los dirigentes chinos, y su anhelo o desprecio por la paz, los poseedores de la llave del conflicto.
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