El regreso triunfal del 'hombre invisible'
As¨ª que ha vuelto, y la pregunta que se nos ocurre al terminar Vineland es: ?qu¨¦ es lo que le ha llevado tanto tiempo? Porque ¨¦ste no parece un libro escrito para romper con un bloqueo; no est¨¢ congestionado o inconexo, ni es dif¨ªcil; de hecho, tiene un estilo fluido y ligero, y divertido, y es, tal vez, la obra m¨¢s f¨¢cilmente accesible de todas las presentadas por el hombre invisible. Tampoco es el libro que pensamos que Thomas Pynchon estuviese escribiendo.O¨ªmos que estaba haciendo algo acerca de ?Lewis y Clark? ?Mason y Dixon? ?Una novela de ficci¨®n cient¨ªfica japonesa? Y una primavera en Londres, una revista anunci¨® la publicaci¨®n de un megalibro de Pynchon de 900 p¨¢ginas sobre la guerra civil norteamericana, publicado en aut¨¦ntico estilo pynchoniano por una editorial peque?a, de la cual nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar nadie, y ya me dirig¨ªa hacia la puerta cuando record¨¦ la fecha en que est¨¢bamos, 1 de abril, ja, ja, ja. ?Qu¨¦ les sucedi¨® a aquellos libros espectrales? ?Nunca existieron? ?Estamos a punto de recibir una avalancha de novelas de Pynchon? La respuesta est¨¢ soplando en el viento.
Porque una cosa que no ha cambiado en el se?or Pynchon es su amor por la mistificaci¨®n. El secreto que rodeaba a la publicaci¨®n de este libro -su primera novela desde Gravity`s Rainbow, en 1973- ha sido, admit¨¢moslo, rid¨ªculo. O sea, de verdad. As¨ª que quiere una vida privada y que no le tomen fotograf¨ªas y que nadie conozca la direcci¨®n de su casa. Puedo entenderlo, puedo sentirme relacionado con eso (pero, por ejemplo, ¨¦l deber¨ªa probarlo cuando es forzoso en lugar de una opci¨®n de decisi¨®n libre). Pero que su editor retenga las copias para la cr¨ªtica y le d¨¦ a los cr¨ªticos tal vez una semana para tratar sobre algo que a ¨¦l le llev¨® casi dos d¨¦cadas, bueno, eso es realmente raro, una locura atravesada, me doy por vencido.
Prodigios y milagros
Otras cosas se han mantenido constantes en el universo pynchoniano, donde ¨¦stos son d¨ªas de prodigios y milagros, como Donesbury, escrito por Duke en lugar de Garry Trudeau, y la paranoia llega lejos porque detr¨¢s de las pesadas escenas y de los malos viajes y de los ajustes k¨¢rmicos se mueven las oscuras fuerzas invisibles, los verdaderos maestros del universo,"Ias fuerzas implacables que se inclinan desde entonces..., dentro del viento del tiempo, impasibles en su persecuci¨®n, normalmente alcanzando a los predadores an¨®nimos... (quienes) simplemente hab¨ªan persistido, sin ning¨²n sentido del humor, m¨¢s all¨¢ de la causa y el efecto, rechazando todo intento de negociar o resolver, siguiendo a trav¨¦s de charcos de noche, donde no se mov¨ªa nada m¨¢s, los errores olvidados por todos menos por los terriblemente pose¨ªdos, continuando como un cuerpo al que se rechaza tener que librarse de ¨¦l pagando ning¨²n otro precio que no sea el total, que ellos nunca fijaron".
Aquello en contra de lo que estamos, compa?eros, y en contra de lo que acostumbraba a estar Pynchon en los viejos tiempos, es la entrop¨ªa, vista como un partido sin fin, lento y corrompido, informe y descontrolado: la libertad es el caos, nos dijo ¨¦l pero tambi¨¦n lo es la destrucci¨®n, y ¨¦sa es la cuerda suspendida en lo alto; camina sobre ella si puedes. Y ahora estamos aqu¨ª, en Vineland, y la entrop¨ªa sigue fluyendo, pero hay algo nuevo de lo que informar, una lejana posibilidad de redenci¨®n, una breve sombra de felicidad y perd¨®n. Pynchon, al igual que la chica de Paul Simon en ciudad de Nueva York, que se llama a s¨ª misma la cama el¨¢stica humana, irrumpe a saltos en la tierra del perd¨®n,
Es 1984 en el condado de Vineland, en el norte de California. Las fechas son realmente importantes en este libro. Hasta las pel¨ªculas vienen con las fechas incluidas: El retorno del Jedi (1983), Viernes 13 (1980) (todo el mundo era Jason ese a?o), Gidget se vuelve hawaiano (1961), Godzilla, rey de los monstruos (1956). Estamos hablando un lenguaje de cultura de masas aqu¨ª, y cultura de avenida tambi¨¦n, porque ¨¦ste es un 1984 fluyendo con autor-seltzer "por Ala?a y Blass e Yves", y las avenidas llevan nombres como Centro Negro (como en cine negro) y las ratas de avenida tienen nombres como Che. Y en este 1982 que Orwell nunca pod¨ªa haber imaginado, los cielos contienen merodeadores que pueden sacar a las personas de los aviones de l¨ªneas comerciales en medio del aire, y un laboratorio de investigaci¨®n perteneciente a un "oscuro conglomerado de mundos que se llama Chipco puede ser machacado hasta la totalidad, aplastado debajo de una huella de animal gigante e inexplicable, de una talla 20.000 m¨¢s o menos. ?ste tambi¨¦n es el a?o de la reelecci¨®n de Ronald Reagan, y eso pod¨ªa significar -para todos los hippies y activistas de los sesenta y sobrevivientes y bajas que quedaban que era el momento para la ¨²ltima reuni¨®n.
Refugio
Ahora prestad atenci¨®n, Zoyd Wheeler, padre de la hermosa adolescente Prairie, cuya madre, Frenesi Gates, desapareci¨® con el archimalvado Brock Vond, fiscal federal y psic¨®pata, cobra cheques para incapacitados mentales extendidos por el Estado, saltando a trav¨¦s de ventanas una vez al a?o. La novela empieza con uno de esos saltos, y despu¨¦s se fragmenta en innumerables y diferentes vetas narrativas (pero al final saltan todos los trozos del suelo y encajan todos juntos, milagrosamente, como una pel¨ªcula que se pasara al rev¨¦s). Prairie est¨¢ obsesionada con su madre esfumada, igual que todos los dem¨¢s en la novela: igual que Zoyd, que Brock Vond, que fue su amante y que la apart¨® de la direcci¨®n de cine radical, hija de una familia wobbly de las listas negras, para convertirla en un punzante especialista del FBI, y la dirigi¨® hacia su propio lado oscuro. Frenesi, mientras tanto, est¨¢ fuera de la vista, al haber sido despedida_por la reaganeconom¨ªa del reducido presupuesto del FBI; as¨ª que en el centro de esta novela del maestro de los actos que se esfuman hay una mujer invisible, de la cual sabemos a trav¨¦s de los ojos de otros.
Pues bien: Vond parece estar detr¨¢s de Prairie, tal vez para utilizarla contra Frenesi, as¨ª que Zoyd, mientras busca un refugio, la env¨ªa a esconderse tambi¨¦n. La odisea de Prairie la lleva cada vez m¨¢s cerca de Frenesi, a trav¨¦s de una banda llarnada Billy Barf` y los Vomitones, a quienes ella sigue hasta la boda de una pandilla, donde conoce a la vieja amiga de su madre, Ninjette Darryl Loulse (DL) Chastain, que una vez fue obligada por el jefe de la pandilla, Ralph Wayvone, a intentar asesinar a Brock Vond utilizando, durante el acto sexual, el toque de muerte de Ninja, tambi¨¦n conocido como la palma vibrante, a la cual la v¨ªctima nunca siente y que lo mata un a?o despu¨¦s, mientras uno est¨¢ comiendo con el jefe de polic¨ªa -s¨®lo que Vond, experto en eludir la muerte ("?l es el corredor de calles", dice Wayvone con admiraci¨®n), se las arregla para mandar en su lugar al investigador privado japon¨¦s Takeshi Fuminota, que recibe la palma vibrante por error, y por si eso no fuese problema suficiente para Takeshi, tambi¨¦n es perseguido por las mismas fuerzas malignas que decidieron el aplastamiento de Chipco, que ¨¦l investigaba.
Y bien, a trav¨¦s de DL y Takeshi, Prairie consigue encontrar las puertas hacia el pasado de su madre, en registros de ordenadores y archivos filmados y en el recuerdo de los viejos amigos de Frenesi , y llegamos al coraz¨®n oscuro de la historia, en concreto, a los hechos que tuvieron lugar en la d¨¦cada de los sesenta en el colegio de Surf, del Estado de Trasero, que cambi¨® de nombre por la moda de aquellos d¨ªas de tontos suspiros por la Rep¨²blica del Rock and Roll del Pueblo. Y o¨ªmos, al igual que Prairie oye, c¨®mo su madre traicion¨® al l¨ªder de esta peque?a revoluci¨®n, que ten¨ªa el honor de llamarse Weed Atman, y que ahora, despu¨¦s de la muerte, todav¨ªa vaga por los bosques del norte de California como un tanatoide, un miembro de los no muertos, incapaz de hallar la paz. Y finalmente, la b¨²squeda de Frenesi por parte de Prairie y la b¨²squeda de Prairie y de Frenesi por parte de Brock (que lo lleva, junto con un enorme grupo de huelguistas, a Vinelad) llega a su cl¨ªmax, que se completa con helic¨®pteros y tanatoides, y reuniones de familia, y una vieja y un viejo que pueden quitarte los huesos y dejar el resto de ti vivo. Ya hab¨¦is cogido la idea.
Nombres absurdos
O lo atrapa uno o no, supongo. A m¨ª me atrap¨®. Me re¨ª muchas veces, a carcajadas, sobre todo con los nombres brillantemente absurdos de Pynchon (un gerente de artilugios para microchips musicales se llama Tokkata & Fuji, que para m¨ª es tan gracioso como la ciudad alemana en Gravity`s Rainbow, llamada Mal Karma), y de las cancioncillas me complazco en informar que sigue desordenando sus letras, siendo lo mejor de este grupo en particular el canturreo al estilo de Desi Arnaz. "Es posible" [en castellano en el original, y el blues de tres notas de Billy Barf, llamado Soy un poli, con letras que son desafortunadamente imposibles de publicar aqu¨ª.
Hay lo suficiente en Vineland para obsesionar a los aut¨¦nticos y principales pynchomaniacos por un buen tiempo. Uno podr¨ªa concentrarse, por ejemplo, en el significado de la letra V en la obra de Pynchon. Su novela V ten¨ªa, de hecho, la forma en V, dos narraciones que llegaban a su punto cero en un v¨¦rtice, y Gravity`s Rainbow era la ruta de vuelo de un cohete V-2, una par¨¢bola de la muerte que tambi¨¦n pod¨ªa describirse como una V invertida. Y aqu¨ª est¨¢ la letra otra vez -?qu¨¦ quiere decir?- con todas las im¨¢genes de la muerte en esta novela, con su utilizaci¨®n de los mitos amerindios de la muerte.?Se nos est¨¢ diciendo que Estados Unidos en 1984 es, de hecho, la tierra de la muerte, la tierra V, el universo m¨¢s all¨¢ del cero? Uno podr¨ªa continuar haciendo algunas otras suposiciones respecto al m¨¢s aleg¨®rico de los nombres: weed (hierba)=marihuana, y atman=esp¨ªritu, y, ey, Frenesi resulta ser un anagrama defree (libre) y sin (pecado), las dos caras de su naturaleza, clara y oscura, de la misma forma que el h¨¦roe de Gravity?s Rainbow, Tyrone Slothrop, revela su esencia desde el punto de vista del anagrama, convirti¨¦ndose en sloth or entrophy, indolencia o entrop¨ªa. Claro, a¨²n sigue funcionando ese viejo anagramista.
'Hijos de las flores'
Pero lo que tal vez sea m¨¢s interesante finalmente acerca de la ¨²ltima novela de Pynchon es aquello que en ella hay de diferente. Lo que es interesante es la buena voluntad con la que ¨¦l se dirige directamente a la evoluci¨®n pol¨ªtica de Estados Unidos y el lento (pero no total) apisonamiento de una generaci¨®n radical muchas generaciones y d¨¦cadas mayores que el flowerpower, o hijos de las flores. Hay un pasaje maravillosamente contundente, que es cuando el invento de Brock Vond, su escuela para la subversi¨®n, en la que los izquierdistas son reeducados y convertidos en herramientas del Estado, es cerrada porque en Estados Unidos de Reagan los j¨®venes piensan as¨ª desde el comienzo, no necesitan ser reeducados.
Lo que es interesante es tener delante de nosotros, al final de la d¨¦cada de la ambici¨®n, la m¨¢s rara de las aves: una gran novela pol¨ªtica acerca de lo que EE UU se ha estado haciendo a s¨ª mismo y a sus hijos, todo esto durante largos a?os. Y como Pynchon dirige su atenci¨®n a las pesadillas del presente m¨¢s que a las del pasado, su toque se vuelve m¨¢s suave, m¨¢s c¨®mico, m¨¢s mortal. Y lo m¨¢s interesante de todo esto es la antes mencionada redenci¨®n, ya que la entrop¨ªa de esta ¨¦poca no es el ¨²nico contrapeso al poder; se sugiere que la comunidad podr¨ªa ser otro, y la individualidad, y la familia. Estos son los valores que la era Nixon-Reagan le rob¨® a la d¨¦cada de los sesenta y los desvirtu¨® lanz¨¢ndolos contra Estados Unidos como armas de control. Son valores que Vineland busca recuperar, recordando aquello que significaban antes de que se le tirara toda esa basura encima, recordando la belleza de Frenesi Gates antes de que ella cambiase.
Pynchon no es un sentimentalista, sin embargo, y el equilibrio entre luz y sombra est¨¢ sostenido h¨¢bilmente a lo largo de esta novela, de modo que nos mantenemos dudosos hasta las p¨¢ginas finales respecto a lo que prevalecer¨¢, el para¨ªso hippie o el vengador federal. Y se nos deja al final con una imagen de una ambig¨¹edad moral tan chocantemente apta que ser¨ªa un gran error el revelarla aqu¨ª.
Vineland, el pedazo m¨ªtico del norte californiano de Pynchon, es, por supuesto, tambi¨¦n Vineland, el pa¨ªs descubierto por el vikingo Leif Ericsson much¨ªsimo antes que Col¨®n. Es Vineland la Buena, o sea, que esta loca parcela de California representa a EE UU mismo. Y es aqu¨ª, a Vineland, donde uno de los grandes escritores norteamericanos, despu¨¦s de largos vagabundeos por sus senderos inexplorados, regresa triunfalmente a casa.
Traducci¨®n: Cecilia Ceriani
Babelia
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